Hoy es posible tratar la infertilidad, que aqueja al 15 por ciento de las parejas en el mundo, a través de procedimientos médicos como la inseminación artificial.
El ginecólogo especialista en reproducción de la Clínica de la Mujer, Germán Arango, asegura que a este método pueden acudir mujeres con obstrucción en alguna de las trompas de Falopio, endometriosis leve, problemas de ovulación, así como hombres con afecciones (no graves) en la cantidad, calidad o morfología de los espermatozoides.
Esta alteración se ha vuelto frecuente en hombres jóvenes durante los últimos años por factores como estrés, cigarrillo, alcohol, medicamentos, polución, medio ambiente y desempeño de ciertas labores.
La inseminación tarda de 10 a 15 minutos y consiste en poner espermatozoides dentro del útero, a través de un pequeño catéter de plástico.
Para ello, asegura Jesús Alberto Ruiz, ginecólogo especialista en reproducción humana, estos deben estar capacitados, es decir, sin la cobertura gelatinosa que caracteriza al semen, para evitar cualquier clase de reacción alérgica en el útero.
Con la inseminación, se escogen en el laboratorio los mejores cinco millones de espermatozoides y se dejan en la cavidad uterina, de modo que lleguen entre 1.000 y 5.000 a buscar el óvulo.
En algunos casos, adicionalmente se estimulan los ovarios, por medio de medicamentos, para aumentar la producción de estos, lo cual incrementa el riesgo de un embarazo múltiple.
Terminado el proceso, a los doce días se realiza una prueba de embarazo.
Cuando esta resulta negativa, pueden realizarse dos intentos más. Si no se logra un embarazo, se puede acudir a otro método como la fertilización in vitro, que puede tener un éxito del 35 por ciento. Cada ciclo tiene un costo promedio de un millón y medio de pesos.
Se estima que el 80 por ciento de las mujeres que se someten a este procedimiento en España son solteras y sin pareja que buscan un hijo a través de semen donado.