El tacto es uno de los sentidos más desarrollados de los recién nacidos, quienes reconocen el amor y la seguridad en los brazos de sus padres.
Así, el masaje compone uno de los mecanismos para estrechar vínculos entre padres e hijos.
“Si yo me quiero vincular intensamente con el mundo corporal y emocional de mi hijo, el masaje es el medio ideal para poder lograrlo”, dice María Carolina Guzmán, representante en Colombia de la Asociación Internacional de Masaje Infantil, al describir la principal característica de esta forma de brindar amor que nació en la India hace muchos años y que se impone en Occidente como una buena manera de proveer a los niños beneficios sicológicos, físicos y fisiológicos desde la primera etapa de la vida.
Cuando los bebés nacen, tienen una tensión muscular alta, que se ve cuando los brazos y las piernas están encogidos. El masaje aparece entonces para relajar los músculos y ayudar a que el bebé abra las manos y extienda sus extremidades como uno de los logros más importantes en esta etapa.
María Carolina cuenta que los beneficios del masaje pasan por la estimulación, alivio y relajación de un pequeño, hasta la interacción y fortalecimiento del vínculo con los padres. Por su parte, Paula Bernal, sicóloga especialista en desarrollo infantil y experta en el tema, habla de logros lingüísticos, pues mientras la mamá realiza la rutina le habla, canta y consiente, ayudando a promover el desarrollo del lenguaje.
Los padres, a través del masaje, tienen una mayor lectura de la información que está enviando el bebé, entonces pueden suplir más rápido sus necesidades. De la mano de las expertas, ABC del bebé les presenta cuatro importantes tópicos que se deben aprender para empezar a brindarle a su hijo las ventajas del masaje infantil.
1. Consejos claves
•Lo ideal para María Carolina Guzmán es empezar una rutina después del primer mes.
• Una sesión debe durar lo que el niño quiera, es él quien da las pautas de tiempo.
• Si hay algún tipo de limitación en el pequeño, el masaje debe ser más corto.
• Cuando el bebé tiene fiebre o está conectado a máquinas no se aconseja hacer masajes.
• Quien empiece la sesión debe terminarla.
• Cuando los pequeños están dormidos o acaban de comer no se deben hacer masajes.
• Después del baño, cuando el bebé esté tranquilo, no tenga hambre ni sueño, son los momentos ideales para empezar la rutina.
• Se debe realizar en un espacio tranquilo, donde haya una superficie acolchonada.
• Los masajes se hacen con un aceite vegetal no tóxico.
• Antes de empezar, los papás deben estar tranquilos, para transmitir serenidad.
• Es importante masajear con las dos manos al tiempo.
• El grado de desnudez depende del clima. Si es frío, descubra la zona que va a masajear.
• El masaje es especial en momentos de tensión, como cuando les van a salir los dientes.
• Si el niño llora, suspenda el masaje, pero no lo descarte.
2. Técnicas
El masaje Shantala del que habla Paula Bernal dice que los movimientos deben ser de arriba hacia abajo y del centro hacia afuera en cualquier parte del cuerpo. Cada vez que se llega a la parte inferior se levantan las manos y se inicia en la parte superior.
Mientras se hacen los masajes, es importante decirle cosas positivas y aunque el bebé no entiende el idioma, sí la intención. Cuando se llega a zonas pequeñas, como las manos, los pies y la cara, se deben utilizar las yemas de los dedos.
Los expertos también recomiendan tomar una a una las articulaciones del bebé y hacer giros suaves en ambos sentidos. Reuniendo este tipo de consejos los padres pueden descubrir qué le gusta al bebé y responder a sus necesidades.
3. Cara, abdomen y espalda
Los masajes en la parte estomacal del bebé fortalecen el aparato digestivo, que por lo general en los recién nacidos es algo inmaduro. De ahí que ayuda a que el sistema gastrointestinal funcione de manera correcta, aliviando molestias como gases, cólicos y estreñimiento. El masaje va en orientación con el sistema digestivo, en el sentido de las manecillas del reloj. En esta parte se hacen movimientos circulares y otros de tipo lineal (vertical y horizontal).
La cara en los bebés de 0 a 6 meses se tensiona mucho, porque la alimentación se hace por succión, provocando tensión en los labios y la comunicación la hacen a través del llanto, lo que aumenta la presión en la musculatura. De esta forma, el masaje empieza con la relajación de labios por medio del tacto, después se va a la frente y se hace como una integración entre las orejas y la parte mandibular. La cabeza no se toca y no se utiliza aceite. La espalda, el eje del cuerpo, merece un tratamiento especial porque recibe gran parte de la postura de los niños (acostado, sentado). Con el masaje se le ayuda a aliviar la tensión. La idea es hacer movimientos ascendentes y descendentes a los lados de la zona y no tocar la columna.
4. En las extremidades y el pecho
La representante en Colombia de la Asociación Internacional de Masaje Infantil, María Carolina Guzmán, dice que para masajear las piernas del pequeño, la intención define los movimientos: pueden ir en línea hacia el corazón o hacia el exterior; en este último caso, se utiliza para sacar tensión y todo lo que va hacia adentro estimula y fortalece. En el caso de los brazos, estos se masajean de manera similar a las piernas y lo que se busca es activar y relajar. “En el pecho se guardan muchas emociones. Así, la idea es abrir y aliviar tensiones. Cuando uno a masajea esta parte, los niños lloran, pero no de dolor sino de alivio. Los movimientos deben hacerse como abriendo la zona”, cuenta María Carolina Guzmán.