Por Carlos Francisco FernándezAsesor médico Casa Editorial El Tiempo
Por Carlos Francisco Fernández
Asesor médico
Casa Editorial El Tiempo
Aunque usted diga lo contrario, los señores son unas marmotas frente al tema de la comida de sus hijos. Con todo respeto, déjeme decirle que intuyo que usted no es la excepción. Así que déjeme contarle algunas cositas que pueden servirle para enfrentar este terreno tan agreste y para que no tenga que emprender la retirada ante el primer ‘no quiero’ de su retoño a la hora de almorzar.
Para empezar, deje de preocuparse si cuando usted se sienta con su angelito en el comedor, a usted le parece que su niño no come lo suficiente. Aprenda que con frecuencia ellos reponen con un bocado, u otras galguerías, la comida que se saltaron. O comen un poco más en la siguiente comida, sin que usted se dé cuenta. La mejor forma de saber que el nené no tiene problemas con la comida es que se mantiene activo, tiene mucha energía, está creciendo y se ve saludable. Si las comidas que su hijo elige son nutritivas, ni se le ocurra prohibírselas… Claro, si usted sabe lo que es nutritivo.
Además, tenga en cuenta que él puede repetir un alimento por un tiempo, y que después ni volteará a mirarlo. Déjelo que explore por su cuenta, y no sea intenso obligándolo a comer lo que usted le gusta. Llénese de paciencia si en algún momento tiene que preparar raciones especiales de algunos alimentos para asegurarse de que su niño tenga una dieta balanceada. Por ejemplo, si está preparando un buen trozo de carne para la cena, pero la criatura solo come papas y arroz, tendrá que cocinar estos dos alimentos aparte, para que se los coma… Si le da pereza, aténgase al berrinche.
Ofrézcale comidas ricas y de buena apariencia. Parta del principio de que por delicioso que a usted le parezca un cuchuco con espinazo de marrano o un tamal, él no pasará de asociarlo con comida de dinosaurios. No se envaine y apréndase este truco: bríndele una cucharada de cada tipo de comida, por cada año de edad que su retoño tenga. Si tiene papas, arroz, ensalada y sopa y su niño tiene tres años, déle tres cucharadas de papas, tres de arroz, tres de ensalada y tres de sopa. Y pare ahí. Si cree que sigue con hambre, déle un poquito más. Pero ni por el chiras lo obligue a que deje el plato limpio y permítale decir ‘No quiero más’. Por último: no lo soborne. ¿Qué es eso de darle postres de premio si se come la sopa? Eso es contraproducente. Obvio que amenazarlo con el coco y con el hombre del costal tampoco funciona. Entienda que si el chino no quiere comer, usted debe aceptar su voluntad.
No cometa el error de demostrarle que usted está preocupado por eso, porque si el angelito está buscando llamar la atención, se la va a montar y tratará de usar ese recurso siempre.
Como ya se me acabó el espacio, le dejo esta reflexión: si nota que el niño es muy selectivo con los alimentos, hay retardo en el crecimiento o lo ve enfermo y falto de energía, corra al médico. ¿Qué hace leyendo esta columna?
Ah, como este tema me gustó, después les cuento qué hacer para que todo sea fácil a la hora de comer.