Es normal que un padre se equivoque mientras educa; esto no significa que lo haga con intención.
Al contrario, “educar es prácticamente la única labor en la que los desaciertos van indicando cuál es el camino más adecuado”, explica Ángela Narváez, sicóloga experta en familia y crianza. No obstante, hay aspectos que, si se pasan por alto, dañan las relaciones entre padres e hijos.
Luis Alberto Rengifo, sicólogo experto en enseñanza, dice que la comunicación entre padres e hijos determina la manera como ellos más adelante establecerán relaciones con los demás. Según el especialista, existen tres estilos de comunicación:
- Autoritario: los padres asumen la autoridad en la relación. Por ende, el niño aprende a depender de otros y la relación se basa en el miedo.
- Sobreprotector: el niño es cuidado en exceso; se vuelve ansioso, miedoso e inseguro.
- Inconsistente: los adultos no se ponen de acuerdo en la froma como le exigen. Por eso, los niños manipulan y son tildados como ‘mal criados’.
La mala crianza
El estilo inconsistente es el generador de ‘niños malcriados’ o ‘mal educados’; sus actitudes y su manera de relacionarse con los demás no es acertada. Son desobedientes, caprichosos, voluntariosos y, a veces, agresivos.No respetan normas, rutinas ni figuras de autoridad. Quieren hacer lo que se les antoja; resuelven todo con pataletas y no iten que les digan ‘no’. No toleran el fracaso, son muy impulsivos y todo lo manejan con la emocionalidad.
Positivo y negativo
+ Establecer límites y normas claras. Los padres no se deben contradecir. Es valioso llegar a acuerdos en cuanto a las normas que van a regir en el interior de cada familia.
+ Cualquier situación, cualquier palabra es la oportunidad para educar. Deben percibir el amor de sus padres y tener una comunicación permanente y clara con ellos.
- Si no hay ninguna correción, al niño se le dificultará tener óptimas relaciones. Además, se expone a autodestrucción: drogas, alcoholismo, desadaptaciones...
- Buena educación no es con el maltrato. Las vías para corregir a un niño son muchas, pero algunos padres creen que la mejor opción son los gritos, los golpes y las amenazas.
Por Karen Johana Sánchez
Redactora ABC del bebé