Una investigación de la Universidad de Melbourne (EE. UU.), publicada en la edición en línea de la revista Thorax encontró que los niños que crecen en granjas tienen menos complicaciones con su sistema respiratorio, aduciendo que la vida en estos ambientes, sería un factor que ayuda a evitar las alergias a lo largo de la vida.
Así mismo, el estudio encontró que las mujeres que pasan sus primeros años viviendo en una granja, en general tienen pulmones más fuertes que aquellas que crecen en las ciudades y cuyo desarrollo transcurre de forma citadina.
Investigaciones anteriores han sugerido que la exposición a los gérmenes y a los alérgenos potenciales a principios de la niñez podría proteger a las personas de alergias posteriores.
Lo anterior, fue la base para que el equipo de científicos de Melbourne dirigido por Shyamali Dharmage, profesora del Centro de Epidemiología y Bioestadística, evaluara esa “hipótesis de la higiene” y se diera a la tarea de hacer nuevas pruebas y adelantar el nuevo trabajo.
El estudio
La muestra de 10.000 adultos en 14 países en Europa, Escandinavia y Australia respondió una encuesta que analizaba el modo de vida en el campo, los años transcurridos allí y, obviamente, su estado de salud en torno a enfermedades respiratorias y asociadas.
Casi un 64 por ciento dijo que pasó los primeros cinco años de su vida en una aldea rural, un pueblo pequeño o un suburbio de una ciudad. Otro 27 por ciento vivió en ciudad, y más o menos un 9 por ciento creció en una granja.
Los niños que pasaron sus primeros años en una granja eran más propensos a haber tenido mascotas y hermanos o hermanas mayores. Esos niños también eran más propensos a haber compartido una habitación, pero menos propensos a haber tenido un familiar cercano con alergias.
Aunque el estudio no probó causalidad, los investigadores hallaron que los niños de granjas eran menos propensos a tener alergias, síntomas nasales o vías respiratorias demasiado reactivas en la adultez que las personas que crecieron en otros lugares.
Los niños de granjas también tenían un 54 por ciento menos probabilidades de desarrollar asma o fiebre del heno, y un 57 por ciento menos probabilidades de tener alergias nasales que los niños citadinos. Los niños de granjas también tenían un 50 por ciento menos probabilidades de sufrir de asma que otros grupos.
Los investigadores anotaron que las mujeres de los 14 países que crecieron en granjas tenían unos pulmones más fuertes que las que vivieron en ciudades hasta la edad de 5 años.