El Plan Jarillón es considerado el más grande proyecto de reasentamiento de Latinoamérica. La misión es trastear a más de 8.700 familias que, durante años, se asentaron en el muro de tierra construido el siglo pasado a orillas del río Cauca para proteger al nororiente de Cali.
Es algo urgente para no debilitar ese muro y crear el riesgo de una inundación de graves repercusiones.
Uno de los sitios es la urbanización Ramali, donde los antiguos pobladores del jarillón pueden ver el río, a un lado de la salida de esta capital a Palmira.
En los muros traseros, en más de 800 metros cuadrados, el Plan Jarillón y Fundación Culata Arte e Investigación empezaron a cambiar muros blancos, con ventanas, por murales permanentes llenos de expresión, color, naturaleza y significación.
La intervención artística se enmarca en 'Muro al barrio', pensada para todos las y los caleños y especialmente para habitantes de Ramalí, que experimentan diferentes problemáticas sociales y desafíos día a día.
En estas viviendas, desde el 2015 han sido relocalizadas por la istración Municipal 200 familias que vivían en asentamientos informales en el Jarillón del rio Cauca y que ahora cuentan con mejores condiciones habitacionales, huertas urbanas, jardines y programas de acompañamiento social.
Los cinco artistas caleños (Iván Salazar, Antonia Otoya, Andrés Pedroza 'Letop', Constanza Rodríguez 'Cora' y Eliana Zapata 'Rito sin sermones'), bajo el sol y mediante varias grúas, sin miedo a las alturas y con mucha actitud, se propusieron poner su sello en esa transformación humana y de ciudad.
Cuatro enormes murales de 800 metros cuadrados, son realizados por artistas urbanos, sobre las fachadas de los edificios del proyecto habitacional Ramalí, en el norte de Cali, junto al Jarillón del Río Cauca donde habitan familias que fueron reubicadas por estar en peligro tras las crecientes del río. Esta intervención artística promovida por la fundación Culata Arte y el Plan Jarillón, está pensada para mejorar, con arte, las condiciones de cientos de familias del sector, pues en estos murales, realizados con diferentes técnicas, está plasmada la naturaleza, la gente del sector, las huertas y las viviendas, rindiéndole así un homenaje a quienes por muchos años han convivido junto al río Cauca, beneficiándose y sufriendo con este afluente. Foto:Juan Pablo Rueda Bustamante / El Tiempo
Usando diferentes estilos gráficos y muchos litros de pintura se le midieron a regalarle a las familias de la urbanización Ramalí, a Cali y todas las personas que transiten por el sector, una exposición de arte urbano de gran formato, donde cualquier ciudadano podrá contemplar e interpretar estas “viviendas-obras”.
Pintar las paredes del lugar donde se vive puede ser una acción de decoración, embellecimiento o un nuevo comienzo. Pintar las paredes del conjunto de un barrio puede ser una forma de mantenerlo vivo, vigente, imponente.
Pero pintar los muros de un proyecto habitacional, que colinda con el Jarillón del río Cauca, donde muchas familias relocalizadas viven un proceso de adaptación y de desarrollo comunitario, es un reto, más aún cuando lo que se quiere no es pintar sino transformar, inspirar y convertir el espacio en una galería de arte urbano al aire libre.
Cuatro enormes murales de 800 metros cuadrados, son realizados por artistas urbanos, sobre las fachadas de los edificios del proyecto habitacional Ramalí, en el norte de Cali, junto al Jarillón del Río Cauca donde habitan familias que fueron reubicadas por estar en peligro tras las crecientes del río. Esta intervención artística promovida por la fundación Culata Arte y el Plan Jarillón, está pensada para mejorar, con arte, las condiciones de cientos de familias del sector, pues en estos murales, realizados con diferentes técnicas, está plasmada la naturaleza, la gente del sector, las huertas y las viviendas, rindiéndole así un homenaje a quienes por muchos años han convivido junto al río Cauca, beneficiándose y sufriendo con este afluente. Foto:Juan Pablo Rueda Bustamante / El Tiempo
Iván Salazar, artista y director de la Fundación Culata, explica que se está desarrollando en la intervención de Ramalí, un muro inspirado en la fotografía y la nostalgia.
Se trata de una pintura a partir del retrato de don Floro, un habitante de Cali que vivía en el Jarillón y fue relocalizado dentro del plan de la Alcaldía de Cali. Con el estilo que lo caracteriza, el esténcil, y haciendo un homenaje a esas personas que han sido reubicadas dentro del Plan Jarillón, que han vivido transformaciones y cambios entre la vida rural y urbana, el artista le imprime añoranza y significación a uno de los murales de este conjunto habitacional.
Cuatro enormes murales de 800 metros cuadrados, son realizados por artistas urbanos, sobre las fachadas de los edificios del proyecto habitacional Ramalí, en el norte de Cali, junto al Jarillón del Río Cauca donde habitan familias que fueron reubicadas por estar en peligro tras las crecientes del río. Esta intervención artística promovida por la fundación Culata Arte y el Plan Jarillón, está pensada para mejorar, con arte, las condiciones de cientos de familias del sector, pues en estos murales, realizados con diferentes técnicas, está plasmada la naturaleza, la gente del sector, las huertas y las viviendas, rindiéndole así un homenaje a quienes por muchos años han convivido junto al río Cauca, beneficiándose y sufriendo con este afluente. Foto:Juan Pablo Rueda Bustamante / El Tiempo
Otro de los murales de esta galería a cielo abierto es una creación en conjunto de las artistas urbanas Cora y Rito sin sermones, quienes empatizan en su proceso creativo con el ser migrante y a través de dos personajes representan los tipos de miradas frente a este contexto, una ligera que habla del devenir y otra cargada con un poco de nostalgia.
Todo esto enmarcado con algunos personajes oníricos que dan un ambiente mágico a la escena y muestran ese compartir cultural al que se ve enfrentado el migrante en los nuevos destinos a los que llega.
Letop, otro de los artistas y gestor de la Fundación Culata, se inspiró para su mural en Ramalí, en las selvas del pacífico y los bosques del Valle, representando los huertos urbanos a través de un animal muy conocido por todos, como es el armadillo, que con su caparazón representa una matera, para comunicar de esta forma un espacio en común en donde podemos hacer crecer nuestras plantas, nuestra naturaleza y nuestra energía interior.
Antonia Otoya, artista caleña, en el mural a su cargo, nos regala una pintura para la reflexión más allá de lo evidente. En su obra, representa un huerto urbano donde no solo se dan alimentos y plantas que nutren a la comunidad si no que es un huerto que da como frutos arte urbano. Aquí a través de la imagen de una mujer de la que florece de su frente naturaleza y vida, esta artista quiere hacer un homenaje a Nandy, otra artista urbana caleña por la que siente mucha iración.
Cuatro enormes murales de 800 metros cuadrados, son realizados por artistas urbanos, sobre las fachadas de los edificios del proyecto habitacional Ramalí, en el norte de Cali, junto al Jarillón del Río Cauca donde habitan familias que fueron reubicadas por estar en peligro tras las crecientes del río. Esta intervención artística promovida por la fundación Culata Arte y el Plan Jarillón, está pensada para mejorar, con arte, las condiciones de cientos de familias del sector, pues en estos murales, realizados con diferentes técnicas, está plasmada la naturaleza, la gente del sector, las huertas y las viviendas, rindiéndole así un homenaje a quienes por muchos años han convivido junto al río Cauca, beneficiándose y sufriendo con este afluente. Foto:Juan Pablo Rueda Bustamante / El Tiempo
Los gestores vieron que, en un primer momento, muchos de los habitantes de Ramalí se mostraron escépticos ante la intervención “muro al barrio” en sus torres, pero cuando empezaron a ver dimensión, el color, los personajes e historias, empezaron a emocionarse, a seguir el proceso gráfico con propiedad.
"Está muy chévere el mural de mi torre”, comentaban y empezaron a dejarse sorprender por los artistas, sentirse orgullosos y a convertir el ambiente comunitario en algo festivo. Y es que sus viviendas no pasarán desapercibidas por ninguna mirada que llegue al sector.
Para Iván Salazar, artista urbano y Director de Fundación Culata, "el color y el arte siempre van a ser herramientas que ayudan a sanar emocionalmente a las comunidades y a las personas, y muchas veces no nos damos cuenta del impacto que tiene en los demás porque es inconsciente. A uno le entra el color por los ojos pero no se da cuenta de lo que está pasando. Y creo que se trata de eso, de empezar a tocar el inconsciente colectivo por medio del arte para transformar las emociones, y eso es lo que hacemos nosotros los artistas urbanos al poner el arte en las calles”.
Este grupo de artistas y la Fundación Culata esperan seguir desarrollando este tipo de proyectos de ‘Muro al barrio’, para llevar el arte urbano cada vez a más personas, impulsando el talento de la ciudad y generando transformaciones y reflexiones a partir de la cultura y el arte urbano.
Estas intervenciones han aportado a la resignificación de los espacios, dando una nueva apariencia visual a sectores que generalmente han sido estigmatizados como zonas inseguras o deprimidas. Estas acciones se han traducido en ambientes más amigables para sus residentes y han generado sentido de pertenencia e invitaciones para que muchas personas de diferentes lugares los quieran conocer.
Esta es la Urbanización Ramalí, en el oriente y en cercanía al jarillón. Allí hay familias del dique reasentadas hace dos años. Foto:Juan Pablo Rueda / EL TIEMPO
Para la experiencia en Ramalí, se logró intervenir un espacio mucho más grande de los que se han pintado en el pasado, un lienzo de 4 amplias culatas de 4 torres habitacionales (200 metros cuadrados por obra), lo que significa una exposición de arte urbano de grandes proporciones en medio de una comunidad.
Según Jesús David Rodríguez, Gestor cultural de arte urbano en Cali y coordinador de la intervención de ‘Muro al barrio’ en Ramalí, “Cali tiene mucho talento a nivel gráfico. Los artistas caleños llevan años pintando, incluso en muchas partes del mundo y ha tenido mucha trascendencia. Con este tipo de experiencias la idea es llevar el arte a lugares donde normalmente no llega. Muchas personas de estas comunidades no han tenido la oportunidad de ir a un museo o un centro cultural, no saben que es una galería. Con acciones como Muro al barrio lo que buscamos es democratizar el arte y esta es una forma de crear una galería a cielo abierto al alcance de todos”.
“Siento que impacta positivamente a las comunidades donde se hacen las intervenciones, no solo enseñándole a las personas el arte como una forma de expresión popular al alcance de todos, sino también como dándoles la posibilidad de conocer una manera distinta de vivir y de ganarse la vida, que es lo que hacemos los artistas urbanos que participamos en estas intervenciones”, comenta Antonia Otoya.
'Muro al barrio' es una iniciativa que tiene más de 5 años de existencia con experiencias en barrios como El Piloto y el conjunto residencial Los Robles, donde el arte urbano es llevado a espacios populares y habitacionales, de la mano de la Fundación Culata.
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