Década de 1990: el apagón (el famoso racionamiento eléctrico), la hora Gaviria (cuando se adelantó el reloj una hora para aprovechar más la luz del día), las teorías sobre el fin del mundo y la venida de la bestia, un próximo eclipse total de Sol.
Camila Beltrán era una adolescente en esa época, pero todas esas sensaciones le quedaron en la mente. Ahora están plasmadas en el que será su primer largometraje: 'Mi bestia'.
“Todo eso fue saliendo en la escritura –un proceso que empezó hace siete años en Francia–. A partir de ahí se desprendieron muchas preguntas sobre ser mujer en una ciudad como Bogotá, en una sociedad como la colombiana, también hay cosas sobre la religión y la emancipación femenina, de la cultura colombiana, la magia de la superstición, que hacen parte de esa cultura y también de la era antes de internet, que nos dejaba con otras formas de a la información, a las imágenes”.
'Mi bestia' se encuentra en etapa de posproducción, obtuvo ayudas en el foro de Coproducción del Festival de San Sebastián 2020 y es beneficiaria mayoritaria del FDC (Fondo para el Desarrollo Cinematográfico).
La historia es protagonizada por Mila, de 13 años, que acoge con temor la profecía de la llegada del demonio. Preocupada por la metamorfosis de su cuerpo en pleno despertar sexual e invadida por el miedo y las supersticiones, empieza a ver todo lo que le ocurre como una señal.
“Todos tenemos una bestia interior que la sociedad globalizada intenta domar. Esto es en vano, porque somos parte de la naturaleza, cuyo misterio está fuera del alcance de la razón. La bestia es el gran impulso de la vida, indefinible, insondable, que nos devuelve a nosotros mismos”, cuenta la directora y guionista, que espera tener lista su película en un año.
Camila Beltrán, directora colombiana que se estrena en el largometraje con 'Una bestia'. Foto:Cortesía de la producción
Debido al presupuesto limitado que tenían, le sugirieron que desarrollara la trama en la actualidad para invertir menos presupuesto en locaciones y utilería que la necesaria para encajar en los 90. “Pero no era posible. La protagonista no puede imaginarse lo que se imagina hoy en día. No es posible porque con el celular hay otra relación... hay exceso de imágenes y poca imaginación”, asegura la directora.
Curiosamente, no sufrieron al buscar lugares en Bogotá, que parece haberse detenido en el tiempo en muchas zonas tradicionales como Fontibón. “Esquivamos el TransMilenio…y destacamos mucho los humedales. Eso me emociona”.
Artista plástica de profesión, Camila ha hecho tres cortometrajes, rodados en Tijuana (México), Bretaña (Francia) y Cali, este último titulado 'Pacífico oscuro' y que se estrenó en el Festival de Locarno. No tener una formación cinematográfica le ha permitido trabajar de una manera más “libre”. “He ahondado mucho en el llamado cine de autor, que se aleja de lo narrativo y del inmediatismo de otros medios. Eso es lo que más me gusta”, comenta.
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