La compañía estadounidense de tecnología
Apple ha sido, sin duda alguna,
una de las marcas que más ha revolucionado el mundo de los dispositivos electrónicos y del mercado en general.
La empresa, creada en 1976 por Steve Jobs, Steve Wozniak y Ronald Wayne, y hoy liderada por Tim Cook, es un emblema internacional no solo de tecnología, sino también de estabilidad económica y, algunos dirían, de moda.
Pero Apple no sería lo que es hoy de no ser por un producto estrella que los elevó a niveles nunca antes vistos por la competencia: la Macintosh.
Este 24 de enero se cumplen 40 años desde el lanzamiento de la Macintosh 128K, que se promocionó en el Super Bowl XVIII de 1984 con un comercial dirigido por Ridley Scott e inspirado en George Orwell, titulado ‘1984’, en honor al año y al libro del escritor. El comercial costó aproximadamente 1.5 millones de dólares, y se volvió uno de los más famosos en la historia de la publicidad.
Mediante el comercial, Apple planteó una idea clara en sus clientes: su ideal era crear equipos que los humanos pudieran usar para combatir la conformidad con originalidad. La Macintosh se creó al servicio de los humanos, y no para condicionarlos. De ahí la oda al libro de Orwell.
La Macintosh fue la primera computadora personal en introducir una interfaz de gráfica moderna, e hizo tambalear inmediatamente a los pesos pesados de la computación personal en el momento (Atari, Compaq y Commodore) con una idea clara: lo más importante era la experiencia del .
Más allá de su capacidad, el Macintosh y Apple le apostaron a la facilidad de navegación y a lo amistoso de sus menús, apuesta que, como bien se sabe, les salió incluso mejor de lo que esperaban, y los convirtieron en una empresa líder en el mercado tecnológico.
Pero esto no significa que hayan dejado de lado la capacidad. Todo lo contrario. La Macintosh 128K tenía un tamaño mucho más compacto al de sus competidores, pero tenía casi el doble de la velocidad, pues contaba con un microprocesador Motorola MC68000 con un chip de 14/32 bits.
El ‘128K’ de la primera Macintosh hacía referencia a la memoria RAM del equipo, que venía con puerto para disquetes, el sistema operativo Mac OS 1.0, un teclado y un mouse, algo crucial para su ideal. La capacidad de “apuntar y hacer clic” era una clara afrenta a la competencia, como IBM, que obligaba a sus s a aprender códigos complejos para poder usar los dispositivos.
A pesar de su impacto inicial, las ventas de la Macintosh original fueron cayendo con los años. No obstante, cumplió con su trabajo de instalar una idea en la cabeza de los compradores, y permitió que Apple creara nuevos productos, como la Mac, e inclusive el iPhone, que fueron recibidos con el mismo entusiasmo por el público, y aún hoy en día son codiciados, podría decirse, por todo el planeta.
ALEJANDRO VICTORIA TOBÓN
REDACCIÓN ALCANCE DIGITAL
EL TIEMPO
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