Roy Sullivan, un ex guardabosques de Virginia, se ganó un lugar en el libro de récords Guinness debido a su impactante y repetida experiencia con los rayos.
A lo largo de su vida, sobrevivió a la impactante cifra de siete rayos. Su primera experiencia fue en 1942, cuando un rayo lo alcanzó mientras intentaba refugiarse en una torre de vigilancia. Sufrió quemaduras en su pierna derecha y un dedo del pie.
En 1969, mientras conducía su camioneta, nuevamente fue alcanzado por una poderosa descarga natural de electricidad estática, que golpeó los árboles y se desvió hacia la ventana abierta del vehículo y lo dejó inconsciente. Sufrió quemaduras en sus cejas y pestañas.
Un impacto posterior vino en 1970, cuando el hombre fue alcanzado por un rayo mientras estaba en su patio de su casa; este saltó a su hombro izquierdo y lo quemó. En 1972, mientras trabajaba en el Parque Nacional Shenandoah, llegó el cuarto accidente y en 1973, el quinto hizo lo propio cuando estaba a bordo de su camioneta.
En 1977, durante una pesca en una piscina de agua dulce, recibió el sexto rayo, que quemó la parte superior de su cabeza, prendió fuego a su pelo, y bajó por su pecho y estómago.
Estos impactos lo dejaron con graves problemas de salud, y con una paranoia y depresión. Finalmente, en 1983, puso fin a su vida mientras se encontraba acostado en la cama junto a su esposa.
Walter Summerford, otro 'pararrayo humano'
Walter Summerford es un hombre que tuvo que enfrentar los horrores de la Primera Guerra Mundial y, también, el poder de la naturaleza.
Los hechos ocurrieron en Bélgica, cuando la tropa en la que servía el militar se encontraba en el frente. Fue entonces cuando un rayo inesperado golpeó directamente su caballo, arrojándolo al suelo.
Este episodio casi acaba con la vida del sujeto, quien quedó totalmente paralizado de la cintura hacia abajo.
Tiempo después el hombre se fue a vivir a Canadá y nuevamente fue testigo de la ira de los rayos en 1924. Esta vez, la descarga impactó un árbol cercano y la corriente recorrió el tronco hasta alcanzar a Summerford, quien, sorpresivamente, recuperó la movilidad de sus piernas dos días después.
Una última vez, los rayos hicieron parte de la vida de este hombre al ser golpeado unos seis años después del segundo incidente. En esta ocasión, mientras paseaba en un parque cercano, quedó atrapado en medio de una tormenta.
A pesar de su ansiedad por resguardarse, el destino le jugó una vez más en su contra. Un tercer rayo lo dejó paralizado de pies a cabeza. La salud de Summerford se fue deteriorando con el paso del tiempo y murió dos años después, aún afectado por las secuelas.
Cuatro años después de su muerte, su lápida recibió un nuevo y cuarto impacto de un rayo.
Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en la información publicada por La Nación, y contó con la revisión de un periodista y un editor.
DANIELA GONZÁLEZ
REDACCIÓN ALCANCE DIGITAL
EL TIEMPO
Más noticias: