Sarah Susak, una mujer australiana de 48 años, fue diagnosticada con cáncer de boca y cuello en 2017, luego de que experimentara un fuerte hormigueo en la cabeza, tras compartir un romántico beso con su esposo.
De acuerdo con lo expresado por la ciudadana en algunos medios locales, ese fue el primer síntoma de su enfermedad, pero a pesar de que le pareció extraño, bromeó con su pareja sobre la química que tenían.
La mujer experimentaba una descarga eléctrica en su cara. Foto:iStock
Sin embargo, con el paso de los días la molestia no desaparecía, sino que, por el contrario, cada vez era más persistente, por lo que decidió consultar con un médico la sensación de corriente eléctrica en su cara.
Después de las revisiones iniciales, los especialistas le indicaron que el malestar podría estar relacionado con una neuralgia, un dolor agudo que suele ser punzante y se produce por la irritación o inflamación de un nervio.
A pesar de esto, la salud de Sarah no mejoraba, por lo que su doctor creyó pertinente remitirla con un otorrinolaringólogo, quien se encarga de las afecciones en oído, nariz y garganta, sin imaginar que tenía un tumor creciendo en su boca.
Una vez la ciudadana australiana se reunió con el médico, el hombre le informó que tenía una masa extraña creciendo dentro de la cavidad, por lo que tras realizar una biopsia le diagnosticó un carcinoma adenoide quístico.
En ese sentido, el especialista señaló que tenía altas probabilidades de que, a pesar de retirar el tumor, la enfermedad se propagara a otras partes de su cuerpo y tuviera que estar en tratamiento por el resto de su vida, hasta que no pudieran hacer nada más por ella.
En vista de que un año antes Sarah y su esposo se habían convertido en padres, tras una larga lucha por tener hijos a través de la fecundación in vitro (FIV), la mujer decidió someterse a una intervención quirúrgica para detener el cáncer.
La meditación ayudó a Sarah en su recuperación. Foto:Instagram: @sarah_susak
Durante el procedimiento, los curicanos tuvieron que retirarle parte del paladar y los dientes, por lo que se vieron en la necesidad de utilizar piel de su pierna y venas de su pie para reconstruir parte del tejido que había perdido.
Como producto de la intervención, Sarah perdió la audición y la vista del lado izquierdo, así como también quedó con media sonrisa y un constante crecimiento de vello al interior de su boca.
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