El atletismo se convirtió en el deporte estrella de la delegación colombiana en los Juegos Olímpicos de Tokio, que ya son historia.
Sin duda que de no ser por las medallas de plata de Anthony Zambrano en los 40 m y de Sandra Lorena Arenas en los 20 km de la marcha otro sería el tema que se estuviera tocando en cuando a las conclusiones de la participación en las justas.
Tuvieron que pasar 29 años para que las pruebas de velocidad del deporte base se reportaran en la tabla de preseas de los Olímpicos en una delegación colombiana, luego de que Ximena Restrepo alcanzara el bronce en la competencia de los 400 metros planos.
Zambrano, en la misma competencia, pero en varones, ajustó el segundo metal colombiano en la historia de los Juegos en el atletismo en estas carreras denominadas reinas.
Luego de Restrepo, el turno fue para Caterine Ibargüen, que fue plata en el salto triple en Londres 2012 y oro en Rio de Janeiro 2016, pero en una prueba de campo, no de pista.
Lo hecho por Zambrano es histórico, pues consiguió ese segundo lugar en la tercera prueba más importante del atletismo, detrás de los 100 y 200 metros planos.
Y para completar la faena, pues llegó el segundo puesto en la marcha con Arenas, en los 20 km que se realizaron en Sapporo.
Sandra Arenas. Foto:EFE
Además de eso, esta vez en Tokio Mauricio Ortega, en el lanzamiento de disco, ocupó la quinta casilla y se hizo a diploma olímpico.
Los resultados del atletismo colombiano en Tokio son esperanzadores con miras a las justas de París en el 2024. Lo cierto es que el aporte es muy valioso en un deporte que no tenía tradición ganadora en los Olímpicos para el país.
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