Fedegolf, en manos de un dictador (Llegando al ‘green’, opinión)

El presidente de la entidad cometió el exabrupto de echar a un juez en pleno torneo.

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La historia que les voy a contar es de asombro, por lo increíble, inaudita e insólita y sucedió en un torneo oficial de la Federación Colombiana de Golf, el Nacional de Padres e Hijos, una prueba que se juega todos los años y que carga con el inmenso cariño de todos los golfistas, por lo que genera especialmente en el ambiente familiar.
En esta ocasión, el escenario era el hermoso campo del Club Campestre de Bucaramanga. Todo andaba bien, hasta que dos parejas fueron llamadas por el starter para que iniciaran su recorrido. Oh, sorpresa: manifestaron que no podían salir porque no les habían llegado sus cadis.
El starter les manifestó que tenían que comenzaran a jugar, o de lo contrario serían sancionados. Las parejas pidieron que les llamaran al juez y el starter lo hizo: entonces apareció Luis Armando Vesga, uno de los oficiales de reglas designado para arbitrar el torneo.
Cuando las parejas le dijeron que no iban a salir porque no tenían cadis, Vesga les manifestó que, de acuerdo con las reglas, las cuales les leyó, tenían que tomar la salida. De lo contrario, recibirían dos golpes de sanción si estaban en el intervalo de cinco minutos de retraso. Si se demoraban más, vendría la descalificación.

La llamada del presidente de Fedegolf

Uno de los participantes le manifestó a Vesga: “Por jueces como este, que no vienen sino a joder a los jugadores, es que estamos como estamos en Colombia”. Insólitamente, las parejas salieron a jugar 14 minutos tarde, lo que los hacia acreedores a una descalificación, lo cual no sucedió nunca.
Minutos después, el juez Vesga fue llamado por radio para que se presentara en la oficina del director del torneo, William Portilla, quien le informó que los jugadores habían puesto una queja y que él también iba a hablar con la directora del colegio de jueces y que se reunieran más tarde.
Al rato, Portilla le comunicó a Vesga que debía retirarse inmediatamente del torneo, por orden del presidente de Fedegolf, Camilo Sánchez. Para hacer un parangón con el fútbol, es como si Ramón Jesurún llamara al comisario de campo y le diera la orden de no cobrar un penalti contra el Junior, de sacar al árbitro y de reemplazarlo por un juez de línea.

Camilo Sánchez, presidente de Fedegolf. Foto:Federación Colombiana de Golf

Vaya dictador el que tenemos en la Fedegolf. Aquí sí que cabe bien la frase de Albert Camus: “No hay nada más despreciable que el respeto basado en el miedo”. Un presidente abusivo, tomándose atribuciones que no tiene, cometiendo un exabrupto inaceptable, dándole órdenes a subalternos y mancillando uno de los tesoros más preciados que ha conservado el golf a través de los tiempos: sus reglas. ¿Hasta cuándo vamos a tener que soportar estos adefesios? La palabra la tienen los presidentes de los clubes, la junta directiva y la comisión disciplinaria de la Federación.
P. D. En otra muestra de desconocimiento, por decir lo menos, Fedegolf programó dos torneos en el mismo fin de semana en el que se jugó el torneo más importante del país, el Astara Golf Championship, el Padres e Hijos y un certamen infantil. Así, más de 150 niños fueron privados de compartir con el gran referente del golf colombiano en los últimos años, Camilo Villegas, de aprender de él y de seguirlo.
Llegando al ‘green’
Germán Calle
Para EL TIEMPO

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