Bajo juramento y con la sombra del conflicto sobre su espalda, Salvatore Mancuso, excomandante de las Autodefensas Unidas de Colombia, fue escuchado esta semana por la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), en una audiencia que busca tener información del conflicto armado en Urabá entre 1986 y 2016.
Durante dos días —2 y 3 de abril—, Mancuso compareció ante la Sala de Reconocimiento de Verdad como testigo clave en el 'Caso 04', que escudriña la violencia sistemática que devastó municipios de Antioquia, Córdoba y Chocó.
El testimonio se llevó a cabo en Bogotá y estuvo dirigido por la magistrada Nadiezhda Henríquez Chacín, quien además codirige el Caso 09, centrado en los daños a comunidades étnicas.
Salvatore Mancuso en la JEP. Foto:archivo particular
El exjefe paramilitar fue interrogado sobre el entramado de intereses que convirtió a Urabá en un laboratorio de guerra: desplazamientos masivos, despojo de tierras, la militarización del territorio y las alianzas entre paramilitares, fuerza pública y otros actores estatales. Además de contar los hechos, se relataron los patrones de violencia y responsabilidad compartida.
Lo singular del encuentro fue la participación de las víctimas. Sobrevivientes y familiares escucharon el testimonio y canalizaron preguntas a través de sus abogados.
Este cara a cara con el pasado fue posible gracias a una coordinación inédita entre la JEP y el sistema de Justicia y Paz, luego de que la Corte Constitucional ratificara que las actuaciones judiciales contra Mancuso deben seguir su curso en dicho tribunal.
La JEP ya anunció que habrá una segunda jornada de declaraciones.
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