Editorial
Los 4 cereales que benefician el cerebro y cuáles evitar, según expertos
La materia gris está relacionada con funciones cognitivas clave como memoria y control motor.
Los cereales fortificados suelen contener vitaminas y minerales adicionales.
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El consumo de ciertos tipos de cereales puede tener un impacto positivo en la salud cerebral, según un nuevo informe de los expertos Barbara J. Sahakian y Christelle Langley, autoras del libro Brain Boost: Healthy Habits for a Happier Life. ¿Cuáles son los cuatro que hay que consumir y cuáles evitar?
Los estudios realizados por estas neurocientíficas de la Universidad de Cambridge, citados por el New York Post, sugieren que cereales como el muesli, el salvado, el trigo y la avena están relacionados con un aumento en la materia gris del cerebro, lo que podría mejorar la cognición.
La materia gris, que forma la capa externa del cerebro, está involucrada en funciones clave como el procesamiento de información sensorial, el control motor y la memoria.
Las expertas explican que una mayor cantidad de materia gris está vinculada a una mejor función cognitiva, mientras que su pérdida puede ser indicativa de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
De acuerdo con Sahakian y Langley, los cereales integrales, ricos en fibra, vitaminas y minerales, pueden ayudar a mantener la salud cerebral y reducir el riesgo de deterioro cognitivo en adultos mayores. En particular, el muesli con semillas y nueces es recomendado por Sahakian como una opción para el desayuno.
Los cereales pueden tener alto contenido de azúcar en algunas marcas comerciales.
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Advertencias sobre cereales con altos niveles de azúcar y sal, según expertas
Por otro lado, las especialistas realizaron advertencias sobre los cereales con altos niveles de azúcar, sal o grasas saturadas, ya que estos pueden afectar negativamente la función neuronal y dificultar la formación de nuevas conexiones cerebrales.
En su lugar, recomiendan endulzar los cereales con ingredientes más saludables, como frutas o lácteos bajos en grasa.
A pesar de los hallazgos, las autoras indican que se necesita más investigación para comprender mejor los mecanismos detrás de estos efectos y cómo el consumo de cereales puede influir en el desarrollo del cerebro.
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