El cierre de una buena parte del aparato productivo del Valle y Cauca está poniendo en grave peligro la estabilidad de miles de pymes, industrias, comercios, granjas avícolas y pecuarias, ingenios. El puerto de Buenaventura se encuentra paralizado, amenazado; una buena porción de materias primas y de exportaciones pasan por allá, por lo que la afectación es nacional. Un número importante de empleados no están pudiendo trabajar o han perdido sus empleos o se enfrentan a ese riesgo.
A los promotores del paro y otros colectivos activos durante las protestas los invito para que se sienten con ánimo de buscar soluciones en la mesa, a que, en el marco de sus causas y sus ideales, entiendan la dimensión de las afectaciones que se están registrando hoy en el país. A que sepan que se deben pedir cosas razonables, tanto en su contenido como en el tiempo de su implementación. A cuidar como un tesoro los puestos por los cuales hemos luchado por tantos años, los que todos quisiéramos fueran más y cada vez mejores. Perder empleo sería una gran contradicción para organizaciones que tienen como objetivo primordial defender el trabajo.
A los jóvenes los invito a ser siempre activos en la vida nacional, expresando inconformidades y aspiraciones en forma pacífica, entendiendo que hay causas que han sido las de otras generaciones, muchas de ellas no resueltas, pero que tienen que solucionarse. Que entiendan que en todo caso hay limitantes económicas o sociales que deben superarse, que las soluciones pasan por mucho trabajo, voluntad, recursos y, sobre todo, acuerdos de convivencia.
A los empresarios, me incluyo allí, los invito a oír al país con atención, tratando de entender las solicitudes y los reclamos, y siendo parte de las soluciones. Aplicando la empatía como la capacidad de oír y entender al otro y sus necesidades. Asumiendo un rol activo en la construcción de soluciones, en el diálogo nacional. Las sociedades modernas cada vez están menos concentradas en el Estado como único proveedor de soluciones. Somos un colectivo, corresponsable, compuesto por ciudadanos conscientes, y así debemos actuar siempre.
Al Estado lo invito a ser el facilitador y ejecutor de los anhelos de todos los ciudadanos. Cumpliendo su función de ser el soporte institucional que necesitan las sociedades para poder convivir, para poder hacer realidad las decisiones que tomamos colectivamente, a resguardar y asegurarse de que se cumpla la Constitución, que no es otra cosa que el acuerdo social que todos aceptamos para poder vivir en el mismo territorio. Debe ser el gran guardián de los derechos y cumplir su función en toda circunstancia.
Debemos rechazar todas las violencias de estos dolorosos días, vengan de donde vengan, debemos hacerlo sinceramente, no como un simple trámite o condición de otro.
Debemos hacer un alto en el camino y pensar si vamos a permitir que el país entre en una espiral de polarización violenta que solo puede producir dolor. Debemos pensar si queremos un país en el cual se le quite al Estado la capacidad de combatir el crimen, y se pierda el cumplimiento de la ley como norma de convivencia básica. Debemos pensar en si en realidad no nos importan los derechos de los otros con tal de lograr nuestros objetivos; mantener la defensa de los derechos humanos como un principio totalmente inviolable; comprender que la principal razón por la cual las instituciones son tan importantes es porque nos permiten tramitar nuestros proyectos, nuestros sueños, incluso nuestros conflictos; rechazar la corrupción en todas sus formas, el país está hastiado de ella. Debemos, finalmente, imaginarnos la forma de avanzar hacia un futuro mejor para todos.
BRUCE MAC MASTER