Los trastornos del sueño pueden afectar a personas de todas las edades y pueden tener un impacto significativo en la salud y el bienestar general. Algunos de estos trastornos comunes incluyen el insomnio, caracterizado por dificultades para conciliar el sueño, permanecer dormido o despertarse demasiado temprano.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, el 40% de la población duerme mal. La apnea del sueño es una de las principales causas. Se manifiesta con ronquidos fuertes, pausas en la respiración durante el sueño y somnolencia diurna; y el síndrome de piernas inquietas, que se caracteriza por sensaciones desagradables en las piernas y el impulso irresistible de moverlas durante el sueño.
Además, están las parasomnias, que involucran comportamientos anormales durante el sueño, como sonambulismo o terrores nocturnos; el trastorno del sueño REM, que se manifiesta con movimientos violentos durante el sueño REM y sueños vívidos y aterradores; y la narcolepsia, caracterizada por ataques irresistibles de sueño durante el día, cataplejía y alucinaciones vívidas al quedarse dormido o despertar.
Estos trastornos pueden presentar una variedad de síntomas, desde dificultades para dormir hasta comportamientos anormales durante el sueño. Si una persona experimenta síntomas persistentes que interfieren con su capacidad para dormir adecuadamente o afectan su calidad de vida, es fundamental buscar la evaluación y el tratamiento adecuados de un profesional de la salud.
La causa más frecuente de insomnio son las alteraciones emocionales. Foto:iStock
Los trastornos del sueño pueden tener una variedad de causas, que pueden ser físicas, psicológicas o ambientales. Entre las principales razones se encuentran el estrés crónico, la ansiedad y otros problemas emocionales, los cuales pueden interferir con la capacidad de conciliar el sueño y mantenerlo durante la noche.
Además, los cambios frecuentes en los horarios de sueño, como los horarios de trabajo rotativos o el jet lag, pueden desregular el reloj biológico interno y provocar dificultades para conciliar el sueño. Factores ambientales como el ruido, la luz brillante, la temperatura inadecuada y otras condiciones del entorno también pueden dificultar el sueño.
Problemas de salud física como el dolor crónico, la apnea del sueño, el reflujo ácido y la menopausia pueden interferir con el sueño de manera significativa. Los trastornos mentales, como la depresión, el trastorno de ansiedad y el trastorno bipolar, también pueden afectar el sueño. El consumo de sustancias como el alcohol, la cafeína, la nicotina y ciertos medicamentos puede alterar la calidad del sueño.
Asimismo, los problemas de estilo de vida, como la falta de ejercicio regular, una dieta poco saludable y el uso excesivo de dispositivos electrónicos antes de dormir, pueden contribuir a los trastornos del sueño.
Algunos trastornos del sueño, como la narcolepsia y el síndrome de piernas inquietas, pueden tener un componente genético. Es fundamental abordar las causas subyacentes de los trastornos del sueño para gestionarlos de manera efectiva, y consultar con un profesional de la salud puede ayudar a identificar las causas específicas y desarrollar un plan de tratamiento adecuado.
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