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Cinco de cada 10 homicidios en Bogotá son un sicariato
De las 529 muertes violentas entre el 1.º de enero y el 11 de julio, 252 corresponden a sicariatos.
Los asesinados eran de nacionalidad portuguesa y venezolana. Foto: Archivo Particular / Mauricio León. EL TIEMPO
Una serie de hechos violentos fueron el resumen de la última semana en Bogotá. Un doble sicariato en la entrada de Corferias el 19 de julio, otro asesinato en un reconocido restaurante de la Sabana a plena luz del día, una balacera en Colina Campestre que dejó como saldo un muerto, otro caso de sicariato cuya víctima fue un hombre de 67 años en Engativá y otra muerte similar de una mujer de 50 años, en Tunjuelito, quien fue baleada por un hombre que huyó del lugar en un taxi.
Lugar donde ocurrió el caso de sicariato. Foto:Citytv.
Todos estos hechos tienen un factor común: han sido muertes por encargo (sicariatos), episodios que desde 2021 habían dejado de ser un tema recurrente en Bogotá. No obstante, según las últimas cifras entregadas por la Secretaría de Seguridad de la ciudad, de los 529 homicidios violentos ocurridos entre el 1.º de enero y el 11 julio de este año, 252 corresponden a un hecho sicarial; es decir que de cada 10 muertes violentas en la ciudad, cinco corresponden a un asesinato por encargo.
Aunque esta cifra es alarmante, también es cierto que el homicidio, como delito general, tuvo un crecimiento del 11,1 por ciento durante el primer semestre del año si se compara con los datos del mismo periodo en 2022. Estas nuevas estadísticas demuestran el retroceso en los resultados logrados al cierre del año pasado, cuando las estrategias de seguridad de la ciudad permitieron reducir las muertes violentas en un 15 por ciento, incluso cinco puntos porcentuales por encima de la meta nacional.
Pero la pregunta que queda en el aire es ¿por qué, no obstante las estrategias de la Policía, la Fiscalía y la Secretaría de Seguridad, el homicidio violento sigue en aumento? La conclusión a la que llegaron los analistas es que el aumento de los homicidios responde a una “crisis cantada” que emergió de la falta de atención a la evolución de las estructuras criminales luego de los contundentes golpes de 2021 y 2022.
Para Hugo Acero, exsecretario de Seguridad de la ciudad, lo que estamos viendo hoy en día en Bogotá es “un crimen estructural cada vez más organizado y desde luego una violencia más estructural. Cerca del 50 o 55 por ciento de los homicidios hoy en Bogotá son sicariatos y eso no tiene que ver con algo de convivencia, eso tiene que ver con estructuras criminales y con todo el tema de desmembrados y torturados”.
Como el TIEMPO ya lo había dicho luego de la operación que logró la desarticulación de la estructura criminal ‘Camilos I y II’ en 2022, y lo advirtió uno de los investigadores de la Unidad de Vida de la Fiscalía seccional Bogotá, la ciudad “vivirá una reacomodación del crimen en la que entre organizaciones empezarán a matarse por ocupar los territorios y las rentas criminales de los capturados, e incluso, las organizaciones empezarán una guerra interna por coptar los lugares de liderazgo”.
Y es que cuando se revisa la información sobre los casos de sicariato en Bogotá se tiene que la mayoría se dan por ajustes de cuentas o por delimitación de las fronteras invisibles entre estructuras del narcotráfico que “envían mensajes territoriales entre bandas”, como lo señaló en su momento el general Eliécer Camacho, excomandante de la Policía Metropolitana de Bogotá.
Incluso, el exdirector seccional de Fiscalías Bogotá, y quien lideró la ofensiva en contra de estructuras como el ‘Tren de Aragua’, ‘Maracuchos’, ‘Satanás’, los ‘Camilos II’, ‘Paisas’, ‘Boyacos’ y otras nueve estructuras multicrimen, ya lo había anunciado también. “Una de las razones por las que ha aumentado el homicidio en Bogotá es porque han quedado los espacios de las bandas criminales desarticuladas. Esto genera un gran vacío territorial y son muchas las organizaciones que han intentado ingresar a esas zonas, lo que aviva el conflicto territorial”.
Levantamiento de un cuerpo sin vida hallado en el barrio Siete de Agosto. Foto:Chay emergencias
Para esto se creó el esquema de fiscales itinerantes, que se quedaron en los territorios luego de que las autoridades lograron desarticular las bandas criminales que estaban produciendo la mayor cantidad de muertes violentas en la ciudad entre 2021 y 2022.
No obstante, el general (r) Camacho explicó que gran parte del problema de seguridad en Bogotá tiene que ver con que se han dejado zonas vacías y las estrategias que se aplican en la ciudad no son permanentes en el tiempo, “cada vez que algo funciona se frena y se empieza una nueva estrategia. Uno cree que será mejor, pero lo que pasa es que se debilita lo que ya venía andando”, señaló.
Pero para Néstor Rosanía, director del Centro de Estudios sobre Seguridad y Paz, lo que se ha visto en la ciudad en los últimos meses también tiene un factor estructural importante. Dice el experto que hay “una policía que se ha dedicado a recoger a los muertos y a cazar delitos que ya ocurrieron, pero no es clara la estrategia para prevenir que esos delitos ocurran”.
Pese a estas opiniones, lo cierto es que las estrategias no han faltado en Bogotá. Ante el incremento de la ola de homicidios por la guerra entre las bandas del narcotráfico en la ciudad, se lanzó el Comando Élite con 175 uniformados de la Policía dedicados a la inteligencia y la desarticulación de estructuras de homicidio y venta de estupefacientes. También, el Comando del Centro y el de Corabastos para frenar la ola de asesinatos en estas dos zonas de la ciudad que se disputan las organizaciones.
Epicentro y bandas
EL TREN DE ARAGUA Foto:Archivo particular
Aunque el fenómeno del homicidio, en particular en la modalidad de sicariato, ha demostrado una tendencia de aumento, lo cierto es que no ocurre en toda la ciudad, sino que más bien ha encontrado zonas de epicentro.
Según las estadísticas de la Secretaría de Seguridad, Ciudad Bolívar, con 97 casos de homicidio; Kennedy, con 72; Bosa, con 58, y Rafael Uribe, con 39, suman más del 50 por ciento del total de muertes violentas en la ciudad. En este listado también están Suba y Engativá, con 37 y 36 casos, respectivamente.
Y es que la prominencia de asesinatos en estas zonas de la ciudad no es un hecho fortuito. Según un investigador de la Unidad de Vida de la Fiscalía, la reacomodación de las estructuras criminales y la migración entre localidades en Bogotá configuraron “un nuevo mapa criminal”.
Desde la llegada en 2021 del ‘Tren de Aragua’ a Kennedy, luego de que la estructura de los ‘Camilos’ fuera impactada, se identificó que esta organización desplazó a las bandas locales y les quitó varios puntos de venta de droga no solo en Kennedy, sino en Bosa y Soacha, donde se encontraron con un contingente de ‘los Paisas’, quienes disputaron a sangre el control de su territorio y la renta criminal de la droga, elevando el conteo de sicariatos y muertes por tortura.
Alias 'Brayan' capturado del Tren de Aragua Foto:Policia Nacional
A este sector ya había llegado otra célula delictiva venezolana que se hacía pasar por el ‘Tren de Aragua’ y contra ellos también emprendieron una especie de limpieza para sacarlos del lugar. Allí, entre Bosa y Kennedy, se dieron los primeros hechos de la ola delictiva que empezó en 2021 entre estas bandas.
Información en poder de organismos de inteligencia señala que el ‘Tren de Aragua’ ya hace presencia en barrios como San Bernardino; Patio Bonito, I y II sector; Bellavista; María Paz; Llano Grande y El Amparo. Y ahora ha empezado a extenderse a Los Mártires, Ciudad Bolívar, Usme y Suba.
Pero en esta última localidad no lograron sacar a la banda de ‘los Paisas’, que en 2021 se impuso con las mismas técnicas violentas. No obstante, llenaron espacios dejados por ‘los Boyacos’, ‘los Costeños’ y ‘los Moisés’, que fueron mermados por operativos de la Policía y de la Fiscalía.
Las acciones de la Policía Metropolitana de Bogotá y la Fiscalía, en conjunto con la Secretaría de Seguridad, durante los últimos dos años lograron la captura de más de 120 integrantes del ‘Tren de Aragua’, los ‘Camilos’, ‘Satanás’, ‘Maracuchos’ y ‘los Mesa’; no obstante, dicen los expertos, “la falta de continuidad en las estrategias y de coordinación entre las autoridades” le estarían pasando factura a la seguridad de la ciudad.