El norte de Bogotá evolucionará en los próximos diez años. Desde la calle 183 hasta los límites con Chía, y entre la carrera 7.a y la avenida Boyacá (que se alargará hasta la calle 200) tomará forma Lagos de Torca: 1.800 hectáreas de barrios con parques, avenidas nuevas y extendidas, seis troncales, múltiples usos del suelo, una alameda de 15 kilómetros y hasta un parque metropolitano de 150 hectáreas (más grande que el Simón Bolívar).
Sin duda, este es uno de los planes más ambiciosos de Bogotá. Y de hecho, ya empieza a tejerse gracias a la vinculación del capital privado, que será el encargado de apalancar las obras con una inversión de 4 billones de pesos, bajo la planeación y los diseños de entidades como el IDU, el IDRD y la Empresa de Acueducto.
A la fecha, al Distrito los privados le han entregado alrededor de 100 hectáreas de tierra en la zona, por escritura pública. Esto representa aportes por cerca de un billón de pesos, consagrados a través de un fideicomiso, que apenas está funcionando desde enero y que sin embargo ha recogido el triple de lo que se recaudó entre los años 2000 y 2018.
¿Cómo así que le entregan tierra al Distrito? La istración, a través de la Secretaría de Planeación, se ha ceñido a lo que dispone la Ley 388 de 1997 –sobre reparto equitativo de cargas y beneficios– para diseñar el proyecto. Así, los dueños de la tierra y potenciales desarrolladores deben aportar los terrenos y recursos para las vías locales (pequeñas e intermedias) y arteriales (grandes avenidas), lo mismo que para los parques locales y metropolitanos. Eso entre sus cargas. Una vez hagan tales aportes, tendrán el beneficio de acceder a las licencias de construcción que les permitirá edificar en altura y conseguir los beneficios económicos.
“Lo que se verá en Lagos de Torca serán edificios de vivienda de interés prioritario de seis pisos, y de interés social, de 12 pisos. Estos serán el 50 por ciento del total de 180.000 viviendas que se edificarán”, explica el titular de Planeación, Andrés Ortiz. “En estratos medios y medio altos, podrán pasar de 12 pisos”.
Unas 280.000 personas vivirán allí, lo que es alrededor del 65 por ciento de la población total que tiene una ciudad intermedia como Manizales. Esto quiere decir que Lagos de Torca será una ciudadela. Para lograr que sea sostenible, Planeación habla de múltiples usos del suelo, lo que se traduce en zonas de trabajo, empleo, estudio y esparcimiento.
“Una de las estrategias de movilidad es no solo construir infraestructura sino evitar que la gente se tenga que desplazar mucho”, concreta Ortiz.
“La tasa de crecimiento poblacional de Bogotá muestra que cada año son 100.000 habitantes más, y en la Sabana son 132.000 más; por eso hay que buscar un equilibrio entre la expansión urbana (como el señalado megaproyecto) y la renovación urbana al interior, para densificar, generando espacio público y transporte masivo”. Se estima que la culminación de este proceso se tome entre ocho y diez años.
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