Después de un mes de crecimiento del contagio por covid-19 en Bogotá, los expertos consideran que en cuestión de días podría empezar a sentirse una reducción, aunque las unidades de cuidados intensivos (UCI) continuarán más tiempo con alta ocupación.
Estos anuncios se dan en un momento en el que las UCI comienzan a mostrar una tendencia a la estabilidad, lo mismo que indicadores como el porcentaje de fallecidos y el Rt (número de personas contagiadas por un infectado) y la positividad (porcentaje de personas a las que les hacen la prueba y resultan positivas).
Otro hecho que causa alivio es que el total de los casos activos también empezaron a bajar, después de varios días en los que llegaron a superar los 50.000. En Bogotá se reportaron 3.270 positivos diarios ayer y, con corte al 25 de enero, 47.980 casos activos. Las UCI en general, por su parte, se ubicaban en 91,6 por ciento, completando así una semana oscilando en ese promedio.
Y las localidades con más casos activos siguen siendo Suba (6.113), Kennedy (4.499) y Engativá (4.129), que ya estuvieron en cuarentena. Usaquén, con 2.700, sigue mostrando alto contagio (ver gráficos).
Todas estas cifras serán analizará hoy por el Comité Epidemiológico Nacional y la istración Distrital, a fin de establecer si procede mantener las restricciones o vincular nuevas localidades al esquema de cuarentenas sectorizadas, con las cuales la Alcaldía de Bogotá ha buscado reducir el alto contagio y atenuar la demanda de cuidados intensivos.
Desde principios de año, la mandataria había estimado que este segundo pico iba a ir hasta el 28 de enero, pero el lunes pasado señaló que si bien el esfuerzo de los bogotanos por cuidarse ha valido la pena, porque está bajando la velocidad de contagio y se le ha quitado presión al sistema hospitalario, se necesitan “algunas semanas más para terminar de pasar el segundo pico”.
Con esta apreciación coinciden varios expertos consultados por EL TIEMPO. El médico epidemiólogo y vicepresidente de Salud de la Clínica Colsanitas, Carlos Álvarez, quien, además, asesora al Gobierno Nacional y al Distrito sobre el comportamiento de la pandemia, indica que esta misma semana el segundo pico puede empezar a ceder o a estabilizarse. Álvarez señala que las medidas que se han tomando han contribuido a reducir la velocidad de contagio.
Luis Jorge Hernández, médico salubrista y epidemiólogo y docente de la Universidad de los Andes, indica que el virus aún está en plena expansión –el número de reproducción efectivo o Rt se ubica en 1,2–, lo cual califica como normal en una pandemia, pero que la próxima semana se puede ver el descenso de los contagios o estos podrían estabilizarse en una especie de meseta, como sucedió entre septiembre y octubre del año pasado, al final del primer pico.
“Vamos a estabilizarnos, vamos a bajar, afortunadamente, y estaremos ahí hasta que llegue la vacuna”, señaló Hernández, quien destacó que también hay indicios de que empiezan a bajar la ocupación de camas de cuidados intensivos y la demanda de urgencias. El experto considera además positivo que la mortalidad se haya reducido y no es mayor que la del primer pico.
Hernández es un crítico de las cuarentenas generales o por localidades, porque –dice– son más efectivas por UPZ o barrios, y afirma que faltan indicadores más finos para tomar este tipo de decisiones. “Estas estrategias de cuarentenas son muy costosas y no sirven. Diría que la istración está cerrando, pero sin indicadores”, añadió el epidemiólogo.
Por su parte, José Ricardo Navarro, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional, espera que los contagios con covid empiecen a bajar en la ciudad desde mediados de la próxima semana. No obstante, advierte, las UCI demorarán un par de semanas más para descender a niveles del 70 por ciento, como tuvieron el año pasado.
“Luego tendremos otra meseta, y en la medida en que la gente se cuide, probablemente tengamos cifras más bajas”, señaló Navarro, quien, no obstante, indicó que los ciudadanos no pueden relajarse, como ocurrió en diciembre pasado, porque se seguramente la ciudad volvería a tener un nuevo pico, más aún cuando el proceso de vacunación tomará tiempo.
“La vacunación en Bogotá no estaría para febrero, sino para marzo. Y pensaría que en abril o mayo ya podemos tener una gran cantidad de personas vacunadas”, asegura.
Una opinión similar tienen Álvarez y Hernández, quienes coinciden en que la vacunación es un proceso lento y va a tomar varios meses para que la mayoría esté inmunizada. Además, consideran que la ciudad no ha logrado el nivel de contagio (por encima del 70 o 75 %) que se necesitaría para llegar a la llamada inmunidad de rebaño. Según Hernández, cerca del 60 por ciento de los bogotanos ya podrían haberse contagiado con el nuevo coronavirus, es decir que aún unos 3 millones se pueden infectar.
GUILLERMO REINOSO RODRÍGUEZ
Editor de Bogotá
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