“Bogotá es la ciudad de todos”. Esa ha sido la premisa de varias istraciones para promover a la capital del país como una urbe de puertas abiertas en la que hay espacio para todos y en donde es posible encontrar oportunidades.
Aunque está visión no es falsa, lo cierto es que, como en cualquier escenario, los recursos, no solo monetarios, son finitos y su escasez afecta de manera directa la prestación de servicios esenciales como, por ejemplo, la seguridad.
La semana pasada, el secretario de Seguridad de Bogotá, César Restrepo, durante un debate de control político en el cabildo distrital, manifestó qué, según los cálculos de la entidad que él dirige, a la ciudad estarían llegando en promedio 10.000 personas del interior del país cada mes, lo que podría indicar que son alrededor 120.000 ciudadanos más cada año.
Según los datos de la Secretaría de Planeación, el censo oficial más reciente es de 2018 y señala que en la ciudad hay, en promedio, 7’149.540 personas, de las cuales el 14,90 por ciento es población migrante.
Los cálculos de la instancia de Seguridad, aunque parten de esta base, son más actuales y reflejan una problemática que se estaría analizando como un posible aliciente de las variaciones delictivas en la ciudad.
“En Bogotá estamos luchando contra la expansión del borde de ciudad porque observamos que están llegando, por mes, 10.000 personas del interior del país. Si ese número lo declaramos como un número probable de los que están pasando, tendríamos 120.000 ciudadanos en Bogotá en grado de mayor vulnerabilidad”, señaló Restrepo en su presentación en el Concejo.
Aunque en un principio la masiva migración no debería representar un problema, sí lo es que no se aumenten las capacidades de seguridad al mismo ritmo que llegan más personas a la capital. Particularmente, esta ha sido una lucha de todas las istraciones distritales en lo que tiene que ver con el crecimiento del pie de fuerza.
No solo se trata
de Bogotá, las capacidades del país deben entrar en una reflexión nacional porque todo el deterioro
de las periferias impacta en los centros urbanos. En Colombia, la dinámica criminal de las ciudades no es independiente de la periferia
“En esta istración estamos recomponiendo esas capacidades y proyectando un aumento de estas. Solo con una acción de inspección, vigilancia y control y con la labor que cumple la Policía Metropolitana vamos a poder hacer esfuerzos permanentes, sostenibles y judicializables”, anotó el secretario.
EL TIEMPO consultó a expertos en materia de seguridad y en movilidad social, quienes explicaron la situación en dos vías: la primera, que el fenómeno migratorio en Bogotá no es nuevo. Fabián Gerardo, experto en salud social de la Universidad Ean, señaló que la migración siempre ha sido importante en Bogotá. “Un ejemplo de ello fue el 2018 y el 2019, donde cada año recibimos entre 300.000 y 500.000 migrantes”, dijo.
No obstante, Pedro Suárez, analista experto en seguridad ciudadana, explicó que otro punto para analizar son las características de la población migrante, que, en su mayoría, tiene una condición de extrema vulnerabilidad que debe ser atendida de inmediato.
“La gente migra a las grandes ciudades huyendo de algún fenómeno social importante. En muchos casos no por gusto, sino por necesidad, y se mueven sin tener nada; lo que, en ciudades como Bogotá, los hace propensos a ser captados por manos delincuentes que se aprovechan de eso para reclutar (...); eso, sin duda podría tener un efecto en el crecimiento del crimen”, dijo.
Y en varias oportunidades, diferentes sectores de la política local, e incluso de la istración distrital, han hecho llamados a que el Gobierno Nacional revise la situación no solo de suministro de pie de fuerza, sino de las condiciones sociales del orden nacional que están impactando a la capital.
“No solo se trata de Bogotá, las capacidades generales del país deben entrar en una reflexión nacional porque todo el deterioro de las periferias impacta en los centros urbanos. En Colombia, la dinámica criminal de las ciudades no está independiente del deterioro de la periferia”, afirmó Restrepo.
No alcanza la Policía
Uno de los puntos de tensión entre el Gobierno Nacional y las istraciones distritales de los últimos años en Bogotá siempre ha sido la asignación del pie de fuerza de la Policía.
Actualmente, la ciudad tiene 17.000 policías, lo que se traduce en un uniformado por cada 470 habitantes. El estándar internacional de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) es de un policía por cada 300 habitantes. Es decir, Bogotá necesitaría más de 10.000 policías adicionales para atender los estándares.
“Una de las herramientas que utilizan las ciudades para luchar contra el delito es la inspección, vigilancia y control, pero en una ciudad de 8 millones de habitantes y una densidad particular como lo es la de Bogotá, las capacidades que le han sido asignadas para poder ejercer esas actividades son bastante limitadas”, anotó el secretario de Seguridad.
Frente a esto, el brigadier general (RP) Carlos Triana, excomandante de la Policía de Bogotá, explicó que desde hace 30 años la ciudad ha tenido las mismas 19 estaciones y que la infraestructura de la institución no ha crecido a la par de la ciudad ni de las nuevas necesidades.
“Para dar un ejemplo. Suba tiene una estación de policía con una jurisdicción que empieza en Suba pueblo y llega hasta la calle 220. Es un perímetro imposible de cubrir con la fórmula que hay actualmente. Ahí hay problemas de estructura que impactan la labor”, aseguró Triana.
Sin embargo, el general pone otro punto sobre la mesa: que la distribución de la infraestructura de seguridad en la ciudad también es insuficiente y eso afecta los tiempos de reacción y respuesta. “En Ciudad Bolívar hay una sola estación, que es precaria, y por eso los tiempos de respuesta no son los mejores. Para la planificación del servicio no se tiene en cuenta ni la topografía, ni el terreno ni la ubicación, y menos la extensión territorial y la densidad poblacional”, añadió.
Finalmente, Restrepo fue enfático en el Concejo cuando aseguró que se está estructurando un plan de acción para luchar contra el crecimiento desmedido del borde de la ciudad y encontrar alternativas que permitan cubrir todas las necesidades mientras se adapta el crecimiento poblacional.
“La Policía Metropolitana de Bogotá y la Brigada 13 del Ejército han sido absolutamente leales con la ciudad, su compromiso es permanente y trabajan con capacidades que deberían ser mayores. Yo he dicho que para tener el despliegue requerido necesitaría 10.000 policías más, pero eso no lo puede resolver la Policía en sí misma, ni la ciudad”.
JONATHAN TORO ROMERO
REDACCIÓN BOGOTÁ
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