Actuó en defensa propia. Justo cuando varios delincuentes, armados, rompieron un vidrio del taxi en el que se movilizaba, el sargento mayor retirado del
Ejército Nacional –quien reserva su nombre por seguridad–
desenfundó su arma de fuego e instintivamente disparó en dos ocasiones.Las balas alcanzaron el cuerpo de uno de los hombres que iban a robarlo, y este murió de inmediato. Los demás asaltantes buscaron refugio, pero no se fueron del sector. La persona que perdió la vida tenía antecedentes por hurto agravado.
El suboficial se bajó del vehículo y fue en busca de un policía. Lo encontró, le entregó su arma, le explicó lo sucedido y pidió protección. Fue llevado a una patrulla, y allí lo protegieron de los insultos y agresiones del grupo de asaltantes, que reapareció en el lugar: juraban que habría venganza.
Todo esto ocurrió el miércoles 29 de agosto pasado, a las 5 de la tarde, en la carrera 10.ª con calle 37 sur. Desde ese momento cambió la vida del sargento.
Según explica su abogado, William Naranjo, la persona que murió era integrante de una banda delincuencial del sector de Las Lomas, zona donde sucedió la agresión y en la cual, casualmente, vivía el sargento. Él tuvo que huir no solo del barrio, sino de la ciudad.
“Lo que necesitamos rápido es garantizar su seguridad; él fue identificado por esas personas, amenazado, y de alguna manera ya se materializaron esas amenazas. Precisamente, la banda delincuencial –que no solo se dedica al robo de espejos, maletas o celulares, sino que está bien conformada y estructurada– opera en el sector donde tiene la casa mi cliente y donde vive su familia”, explicó el abogado.
Lo que necesitamos rápido es garantizar su seguridad; él fue identificado por esas personas, amenazado
La razón por la que Naranjo advierte que las amenazas contra su cliente se cumplieron tiene que ver con una agresión que quedó grabada en cámaras de seguridad de inmediaciones del hogar del sargento, imágenes que muestran cómo un hombre, con chaqueta azul y gorra gris, se acerca hasta una de las ventanas y dispara hacia el interior de la vivienda del suboficial en cuatro oportunidades.
Este ataque ocurrió a las 6:30 de la tarde del pasado 10 de octubre.
Mientras sortea las amenazas, otra situación que está afrontando el suboficial es un proceso por homicidio que tiene en su poder el Juzgado 15 Penal de Conocimiento de Bogotá.
De acuerdo con su representante, aunque la audiencia en la que buscan la preclusión del caso –alegando legítima defensa– estaba programada para octubre pasado, la Fiscalía priorizó otros procesos, y esta fue aplazada para el otro año.
Pese a esto, el defensor es optimista con que la decisión favorecerá al suboficial retirado. “El fiscal argumentó muy bien la legítima defensa, y solo falta la aprobación del juez. Lo principal para argumentar esto tiene que ver con la proporcionalidad con la que actúo mi cliente. Eran dos personas armadas, y él disparó solo dos veces”, señaló el jurista.
Otra de las exigencias tiene que ver con el arma del sargento, en el momento de los hechos contaba con salvoconducto y el correspondiente permiso para su porte.
Ante las amenazas, está solicitando que se la devuelvan, ya que permanece bajo la custodia de la Fiscalía, y dice que sin ella se siente completamente desprotegido. Este proceso, según el abogado William Naranjo, puede tardar hasta un año.
Justicia por mano propia.
El debate sobre la aplicación de la justicia por mano propia y la legítima defensa, en la ciudad tomó vigencia en las últimas semanas por el reprochable caso de linchamiento del que fue víctima un hombre en
Ciudad Bolívar, cuando lo confundieron con un supuesto ladrón de niños.
El caso del sargento es otra modalidad de esta práctica. Según Hugo Acero, experto en seguridad, este tipo de hechos están motivados principalmente por el temor que ronda entre la ciudadanía, que, además, desconfía de las autoridades de seguridad y de justicia.
“Si tengo miedo y no tengo confianza de que las autoridades me van a proteger o solucionar el problema, tengo que protegerme, y la reacción básica es la violencia”, explicó Acero.
Para combatir este fenómeno, señaló que es vital que a la comunidad se le garantice su seguridad y recuperar la confianza en las instituciones a cargo de ello.
“A la gente hay que garantizarle seguridad y justicia; además, tienen que saber qué pasa con sus casos. La única manera para que la ciudadanía recupere esta confianza no es haciendo campañas de televisión y radio, se gana es con la acción de la Policía y que las autoridades entreguen resultados en materia de seguridad”, afirmó.
Óscar Murillo Mojica
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