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Noticia
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En Bogotá, 518 personas denunciaron haber sido extorsionadas en el primer trimestre: ¿qué hay detrás de este delito?
Corabastos, María Paz, la 38 y El Amparo son algunas de las zonas afectadas. Expertos analizan la situación.
Por aumento de inseguridad se buscan aumentar las estrategias y autoridades para la seguridad del ciudadano. Foto: Alcaldía
Durante el último año, la extorsión se ha esparcido como una plaga por toda la ciudad. Para el cierre de 2023, en Bogotá este delito había aumentado 29,6 por ciento comparado con el año anterior, y fue la cifra más alta en todo el país. Según los datos de la Secretaría de Seguridad, para ese entonces el número de registros ascendía a los 1.730 casos. Solo en el primer trimestre de este año el delito creció 74 por ciento con 518 reportes.
Desde que se inició 2024 se han hecho más notorios los episodios en los que pequeños y medianos comerciantes han sido acosados por cobradores o sicarios de diferentes organizaciones delincuenciales que encontraron en la extorsión una práctica rentable.
Balaceras en las puertas de los negocios, lanzamiento de artefactos explosivos desde motocicletas, repartición de panfletos amenazantes, llamadas de ultimátum y hasta actos de sicariato “ejemplarizantes” han sido el modus operandi usado por las bandas criminales para arrinconar a los comerciantes de la ciudad.
"La extorsión no es un fenómeno que empezó hace tres meses con el cambio de istración, sino que es un delito que ha venido aumentando desde hace 25 años y “tiene picos”.
En el último episodio, dos comerciantes de un frigorífico fueron asesinados, presuntamente, por no pagar la cuota que exigía ‘Satanás’. Los tres criminales fueron capturados el viernes pasado.
Según el último informe de la Fundación Paz y Reconciliación (Pares), en la ciudad actualmente hay al menos 50 bandas criminales dedicadas 100 por ciento a la extorsión, pero las más grandes y poderosas en este mercado criminal son el ‘Tren de Aragua’ y ‘Satanás’, que se han disputado a sangre y fuego el control del mercado del microtráfico, sostenido por la extorsión, en las localidades del sur, suroccidente y suroriente de la ciudad.
Por su lado, ‘Satanás’, que se formó a partir de un reducto del brazo armado del ‘Tren de Aragua’ original que llegó a Colombia a mediados del 2019, ha venido remontando sus acciones delictivas para lograr conquistar las zonas que históricamente eran de alias Camilo y que fueron conquistadas por los de Aragua luego de una temporada de torturas y cuerpos embolsados en 2021 y 2022.
Las zonas en las que ha logrado injerencia ‘Satanás’ están ubicadas en el suroccidente de Bogotá, como la puerta 6 de Corabastos, María Paz, la 38, El Amparo, en Kennedy, y varios sectores más de Bosa, Ciudad Bolívar, Usme, Engativá, Puente Aranda y, más recientemente, Usaquén y Barrios Unidos.
Según información de inteligencia que fue revelada por las autoridades y a su vez quedó plasmada en el informe de Paz y Reconciliación, estos grupos tendrían como objetivo la extorsión en grupos vulnerables de la ciudad como las trabajadoras sexuales, los bicitaxistas, comerciantes, peluquerías y pequeños restaurantes de barrio, a quienes les cobran ‘vacunas’ semanales de entre 250.000 y 300.000 pesos o, en otros casos más graves, cobros extorsivos de hasta 300 millones de pesos.
Los mensajes venían acompañandos de fotografías con armas de alto calibre. Foto:Gaula Policía Metropolitana de Bogotá
César Restrepo, secretario de Seguridad, explicó que ante el crecimiento de este delito se ha puesto en marcha una operación conjunta con la Policía, la Fiscalía y el Gaula Militar para identificar las organizaciones criminales y poder dar resultados operativos importantes como las capturas de los extorsionistas.
Según Restrepo, lo que ha generado que la extorsión se dinamice en la capital son tres factores: el primero, la abundancia de recursos criminales para financiar actividades delictivas, que se evidencia en el a armamento y motocicletas para intimidar.
“Los delincuentes comunes se han aprovechado de los nombres de estos grandes grupos para extorsionar y propagar el delito”.
En segundo lugar, destaca el estado de temor en el que está la ciudad, que hace más fácil que cualquier intimidación sea más efectiva.
El tercer aspecto que señala el secretario que ha facilitado el crecimiento de esta modalidad delictiva es “el mal uso y cultura sobre los dispositivos electrónicos”, pues las personas entregan información confidencial con facilidad mediante sus dispositivos y eso hace que los criminales puedan delinquir sin esfuerzo.
Pese a esto, el líder de la cartera de Seguridad explica que la extorsión no es un fenómeno que empezó hace tres meses con el cambio de istración, sino que es un delito que ha venido aumentando desde hace 25 años y “tiene picos”.
Por su lado, el coronel Carlos Téllez, comandante del Gaula Bogotá, explicó: “Los delincuentes comunes se han aprovechado de los nombres de estos grandes grupos para extorsionar y propagar el delito”.
Se atomizó el delito
Andrés Nieto, analista en seguridad de la Universidad Central, explicó que es preocupante el aumento de los casos de extorsión este año, los cuales, según datos de la Secretaría de Seguridad con corte al 31 de marzo, ya llegaban a 518 reportes, que significan un aumento del 74 por ciento en comparación con el mismo periodo del año pasado.
Según el experto, la extorsión en Bogotá se volvió un verdadero problema que ya no es solamente de percepción, sino que se convirtió, como hace algún tiempo los asesinatos violentos y los embolsados, en un método nuevo de control territorial.
“No podemos pensar que las bandas se financian solo de la microextorsión porque la microextorsión y la extorsión en Bogotá están ligadas al control territorial para infundir miedo para que los comerciantes no denuncien lo que realmente mueve la economía de las bandas que es el microtráfico y otro tipo de economías ilícitas”, apuntó Nieto.
En cuatro allanamientos simultáneos la Policía de Bogotá logró la captura de los 9 señalados extorsionistas. Foto:Policía de Bogotá
Entonces, según este panorama, las bandas delincuenciales tendrían como objetivo alcanzar el control territorial a punta de extorsiones y amenazas para poder crear “zonas seguras” para ellos en las que puedan levantar sus empresas criminales y circular toda clase de rentas criminales hacia diferentes partes de Bogotá.
Según los mapas de inteligencia sobre los que se estudian las zonas más afectadas por este delito, se puede ver que los tentáculos de las redes delictivas se han expandido por Suba, Kennedy, Engativá, Puente Aranda, Rafael Uribe Uribe y Santa Fe.
El general en buen uso del retiro y excomandante de la Metropolitana de Bogotá Jorge Eliécer Camacho alertó sobre las fallas en la estrategia de seguridad, a la que le reconoce avances importantes, pero que según él todavía tiene zonas grises que han permitido que la extorsión se halla expandido de forma “desmedida y exagerada” por zonas donde antes esto no era un problema, como Suba, Usaquén, Teusaquillo y Barrios Unidos.
“No es un tema de percepción, es la realidad y los ciudadanos lo están denunciando porque no aguantan la presión y las amenazas contra su vida y la de sus familias”.
Pero lo que ha levantado más alarma entre los investigadores es que la presencia del ‘Tren de Aragua’ y ‘Satanás’ en el territorio bogotano ha alentado la creación de nuevas bandas de delincuencia común que se han aprovechado de estos nombres para intimidar a comerciantes y generar beneficio económico.
Satanás Foto:Policía Nacional
Hasta ahora, los informes de las autoridades hablan de 50 bandas “formales” dedicadas al negocio de la extorsión en la capital. Además de las dos ya muy reconocidas, también estarían ‘los Camilos’ (que se suponían extintos), ‘los Paisas’, ‘los Maracuchos’, ‘los Lobos’, ‘los Viejos’, ‘los Boyacos’, ‘los Melian’, ‘los Mesa’ y ‘los Costeños’. El general José Daniel Gualdrón, comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, señaló que en lo que va de este año se ha logrado golpear a 111 grupos delictivos que están relacionados de alguna forma con el hurto y la extorsión.
Salió de la cárcel
Aunque los informes entregados por la Fiscalía y la Policía Nacional señalan que más del 50 por ciento de las extorsiones provienen de una cárcel del país, lo cierto es que hay que hacer una diferenciación entre la extorsión carcelaria y la que se está viviendo en las zonas más populares.
Alias Pedrito, capturado en Estados Unidos. Foto:Citytv
“Esto viene pasando desde febrero de 2021. Llegaron unos tipos a mi casa, a un edificio que tengo en el barrio Santa Fe, y me dijeron que tenía que desocuparlo, que era una orden de ‘los Viejos’ o ‘los Boyacos’, y que solo tenía 25 horas para irme de ahí o que habría consecuencias”, contó Pedro Paredes.
Como este caso son cientos los bogotanos que han sido amenazados directamente y sin uso de herramientas tecnológicas o intermediarios. Por ejemplo, lo que viven residentes, comerciantes y trabajadoras sexuales de María Paz en Kennedy no dista mucho de este escenario.
“Es preocupante porque están llegando unos panfletos a varias partes de la localidad de Kennedy, no solo aquí, sino a El Amparo y a la 38, donde a las personas que no aportan los dineros les llegan a balear el negocio o los apartamentos que están sobre los locales”, contó Antonio Palacios, una de las víctimas de los delincuentes.
“Es preocupante porque están llegando unos panfletos a varias partes de la localidad de Kennedy, no solo aquí, sino a El Amparo y a la 38, donde a las personas que no aportan los dineros les llegan a balear el negocio o los apartamentos que están sobre los locales”.
Como prueba de esto quedó en evidencia una interceptación realizada por oficiales de inteligencia a una llamada entre alias Brayan la 38, máximo cabecilla de la extorsión en Kennedy, y una mujer recluida en la cárcel del Pedregal, en Antioquia.
Según el testimonio de uno de los agentes infiltrados que han trabajado detrás de estas organizaciones desde hace más de cuatro años al que tuvo EL TIEMPO, los grupos criminales tienen muy definido el modelo de amenaza de extorsión y sicariato con el que operan en la ciudad.
“Las extorsiones de bandas como los ‘Satanás’ se hacían en tres fases: el primer día se enviaba un panfleto pidiendo la contribución; al segundo se disparaba en las puertas, neveras y mesas de los locales, y al tercero se ordenaba el asesinato de los empleados”, contó el oficial.
Ahora, por el lado de las intimidaciones que vienen de cárceles, el informe ‘Radiografía de la extorsión’ de Paz y Reconciliación dice que la particularidad que tiene Bogotá es que todos los cabecillas de las principales bandas que están afectado a la capital están en la cárcel y han logrado operar desde esos lugares.
Alias Satanás y ‘Brayan la 38’ del ‘Tren de Aragua’, a pesar de estar recluidos siguen dirigiendo operaciones extorsivas desde la cárcel y las dinamizan a través de sus brazos delictivos, que se repliegan y esconden luego de cada captura.
* Todos los nombres de las víctimas y los agentes de inteligencia fueron cambiados para proteger su identidad.