Familia de Vanessa Másmela, joven de 22 años, asesinada en Bogotá: ‘Aquí ya se normalizó la muerte de personas en atracos’

Veinte días antes del día fatídico, la joven, de 22 años, había ingresado a su nuevo trabajo en un Call Center ubicado en el barrio Concepción Norte de la localidad de Barrios Unidos, en Bogotá. Su sueldo lo utilizaba para pagar unas clases de inglés mientras podían ingresar a estudiar una carrera universitaria. Quería ser ingeniera. “De la familia, ella fue la única que se comenzó a pagar sola sus estudios. Eso nos llenaba de orgullo”, contó Nycoleth Másmela, prima hermana de la víctima.

Vanessa vivía en el barrio Soratama de la localidad de Usaquén, en compañía de sus padres y sus dos hermanos. “Ella era la de la mitad”, dijo su familiar, pero contaba con otros tres hermanastros. Hoy todos la extrañan, simplemente, no comprenden por qué la asesinaron con tanta sevicia.

Vanessa salió el pasado sábado 25 de mayo hacia su trabajo. A eso de las 5:43 de la mañana cuando se bajó del sistema Transmilenio y caminaba a su oficina fue interceptada por un extraño. “Dicen algunos testigos que esta misma persona observaba a una pareja que caminaba por la zona pero que, finalmente, la atacó a ella. Pero eso es materia de verificación”, dijo Nycoleth.

Sin medir fuerza el atacante comenzó a forcejear con ella. Quería quitarle una pequeña maleta que llevaba colgada en sus hombros. Ella, dicen, no se la pudo soltar con facilidad.

El atacante, sin pensarlo dos veces, la apuñaló en seis ocasiones en varias partes de su cuerpo. “No sabemos con exactitud cuáles fueron sus heridas, pero sí que una fue en el cuello y que pudo ser la que le ocasionó la muerte. Ella sangró demasiado”. Ayer, cuando vieron su cuerpo en el velorio, notaron que sus manos y su nariz, estaban visiblemente raspadas.

Vanessa gritó en repetidas ocasiones, los vecinos la escucharon, pero nadie la auxilió, luego dijeron que sentían miedo de que algo les pasara. Lo cierto es que cuando el asesino salió huyendo, ella intentó salir a perseguirlo, pero, en su intento, se desplomó en el piso, cerca de unas rejas de color negro donde quedó el lago hemático.

Pronto comenzaron a llegar compañeros de su trabajo, quienes fueron los que la auxiliaron e intentaron llamar a su mamá sin tener éxito en ese momento. Decidieron llevarla entonces al hospital San José Infantil. Allí hicieron todo lo posible por salvarle la vida, pero la joven había llegado con sus signos vitales muy débiles.

Solo hasta las 7 de la mañana la madre de la joven recibió la llamada en la que le informaban todo lo que había sucedido con su joven hija. Ella solo pudo comenzar a gritar: mi niña, mi niña, mientras su familia no entendía qué estaba pasando.

La familia de Vanessa se reunió en cuanto pudo y varios llegaron a lugar de los hechos. Había coágulos de sangre en el piso. “Hoy sabemos que hubo dos personas involucradas. Una le vendía el teléfono de Vanessa al otro. También, que hubo capturas. Estamos pendientes de más información por parte de la Policía”.

De los hechos hay material en video. En estos se ve claramente cuando la joven forcejea y se defiende, se ve la violencia con la que fue atracada y, luego, cuando se desvanece a causa de las heridas. “Vanessa era una niña muy tierna. Eso inspiraba. Siempre se reía, tenía un humor negro, muy chistoso. Solo quería estudiar, salir adelante, como cualquier joven. Ahorraba para eso”.

Los allegados ni siquiera se han podido concentrar en las honras fúnebres porque a la par quieren y les exigen a las autoridades que se haga justicia. La madre de la joven, Shirley Soto, quien no ha parado de llorar, solo clama justicia. “Necesitamos que nos ayuden con el caso de mi hija y con el de muchos más que están pasando por esta situación. Aquí ya se normalizó la muerte de personas en atracos”. No le salen más palabras, el dolor no la deja.

La familia pide que los atacantes, que según les han dicho son de nacionalidad extranjera, no vayan a quedar libres. “Las pruebas que hay son contundentes. Dejaron a una familia destrozada”, dijo Nycoleth.

Eso sí, dicen que el apoyo de la Policía ha sido fundamental. “Tenemos que decir que recién pasó todo, ellos nos ayudaron. Buscaron pruebas, hablaron con los vecinos, revisaron cámaras. Han sido muy diligentes, así como también la comunidad. Ahora esperamos que la Fiscalía General de la Nación haga lo que le corresponde”, dijo la familia.

En la zona del atraco los ciudadanos dicen sentirse en riesgo, sobre todo, por la presencia de obras inconclusas y polisombras que se convierten en guarida de ladrones. Ayer se llevó a cabo el velorio de Vanessa y hoy será su despedida final en el parque cementerio El Paraíso. Será enterrada y no cremada por tratarse de una muerte violenta. “Ella estaba comenzando a vivir. Las mujeres seguimos en riesgo”, dijo Nycoleth. 

Según el alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán,  en lo corrido del año, se ha logrado la captura de casi 3.000 delincuentes dedicados al hurto a personas: “Se ha podido reducir este delito en un 16 % y es un avance significativo que queremos profundizar. Estamos trabajando para tener mejores herramientas que nos permitan enfrentar la delincuencia”.

La Fiscalía General de la Nación confirmó que en el caso de Vanessa ayer se materializó una captura en horas de la mañana. Es sujeto fue puesto a disposición de un fiscal quien se encuentra recopilando elementos materiales probatorios con el objetivo de tomar la decisión que, en derecho, corresponda al término legal establecido. 

CAROL MALAVER
SBEDITORA BOGOTÁ
Escríbanos a [email protected]