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Víctimas de tragedia en glamping: ‘Nos sentimos en completo abandono’
Los familiares de las víctimas no han recibido avances de la investigación, ni de Medicina Legal.
Mariela Díaz es la madre de Fabián Sarmiento, el hombre que se salvó de morir en un ‘glamping. Foto: Carol Malaver / EL TIEMPO
“Nos sentimos abandonados por el Estado. No hemos recibido avances por parte de la Fiscalía General de la Nación, ni del Instituto Nacional de Medicina Legal sobre lo que le causó la muerte a mi hermana Deysy y la enfermedad de su pareja Fabián Guillermo. No sé qué pasa con la justicia de este país. El dueño del glamping de Manta (Cundinamarca) , en donde ellos murieron por un escape tòxico, tampoco nos ha respondido”, dijo Claudia Riaño, hermana de Deysy, tras más de dos meses de ocurrida la tragedia.
Ambas familias recuerdan la tragedia como si hubiera sido ayer. Unos extrañan la presencia de la hermana más alegre de la casa y otros padecen la tragedia de ver a su familiar enfermo sin poder moverse, hablar, caminar, sin volver a sonreír.
Deysy Yamilé Riaño hacía parte de una familia de ocho hermanos, seis mujeres y dos hombres, oriundos del municipio de Ubaté, en el departamento de Cundinamarca. Ella era a de empresas y especialista en Talento Humano y por eso dirigía los negocios de su padre.
Su amor era su hija Sofía, de 18 años, por quien se desvivía y trabajaba día tras día. Era una madre amorosa, comprometida con su familia y con los animales, a quienes les dedicaba gran parte de su tiempo. “Tenía tres perros adoptados en su casa, hacía campañas para alimentar a los animales callejeros y buscaba recursos para esterilizarlos”, contó su hermana Claudia Riaño, con quien tenía una relación muy estrecha y compartían sueños en común.
Deysy Yamilé Riaño amaba a los animales. Foto:Archivo particular
El día de la tragedia, el sábado 9 de abril, ella acompañaba a su novio, Fabián Guillermo Sarmiento, a un partido de fútbol. Él es árbitro y profesor. “Sabemos que su pareja pitó el partido y que luego se fueron a descansar al glamping Bella Vista que queda muy cerca del municipio de Manta (Cundinamarca), a cinco minutos en tiempo de desplazamiento. Por eso lo escogieron”, contó Claudia.
Él golpeó a su puerta y al ver que no respondían rompió el vidrio y se encontró con la escena. Mi hermana fallecida y su pareja en estado crítico
Confiados, se dispusieron a descansar, pero con lo que no contaban era con que el calentador del gas estaba conectado con tuberías de PVC muy improvisadas. “Eso fue evidente desde el primer momento. La llave giraba y se abría el conducto. Estaba mal instalado, había un escape y eso mató a mi hermana. El monóxido la envenenó”, agregó su hermana.
Toda la noche estuvieron respirando el gas, pero solo hasta el día siguiente, domingo 10 de abril, a las 2 de la tarde, el dueño de la empresa decidió ir a revisar lo ocurrido con la pareja que no había salido de la infraestructura. “Él golpeó a su puerta y al ver que no respondían rompió el vidrio y se encontró con la escena. Mi hermana fallecida y su pareja en estado crítico”, recordó Claudia.
Glamping en el que Deisy Johana Riaño y su novio se hospedaron Foto:Noticias Caracol
El calentador del gas estaba conectado con tuberías de PVC muy improvisadas. La llave giraba y se abría el conducto. Estaba mal instalado, había un escape y eso mató a mi hermana.
Cuando la familia se enteró de la tragedia todos sus quedaron devastados. “Lo más triste es que la empresa Bella Vista no nos ha dado la cara. Cuando fuimos nos atendió una encargada y lo peor es que habían retirado la instalación de gas. Escondieron las pruebas. Con lo que no contaban era con que cuando hicieron el levantamiento del cuerpo le tomaron fotos a todo. No van a poder evadir su responsabilidad”.
Otro episodio sumió a la familia en el dolor. “Fueron inhumanos. Tanto los dueños del lugar como las autoridades nos dijeron que mi hermana había consumido sustancias psicoactivas, que estaban borrachos, y que por eso había fallecido. Nos revictimizaron de una forma terrible”, relató la familia de la mujer.
Luego, cuando la familia de la víctima habló con el médico forense que atiende el caso, les dijo que ella no tenía rastros de drogas en su cuerpo, pero sí de monóxido. “Este gas deja unas líneas blancas en la piel que comienzan a aparecer con el tiempo. El cuerpo de mi hermana las tenía. Eso sí, solo hasta dentro de 90 días el Instituto Nacional de Medicina Legal nos entrega el dictamen final”, aseguró Claudia.
El novio de Deysy, de 44 años, profesor de natación y árbitro de fútbol, duró muchos días en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), en la clínica Nuevo Lago. “Tuvo un infarto cerebral. Estamos esperando con fe a que su cuerpo responda. Él fue la última persona que estuvo con mi hermana y rogamos por su recuperación”, le dijo la familia a EL TIEMPO.
Luego de semejante tragedia la familia de la víctima interpuso una demanda no solo en contra de la empresa de glamping sino contra las autoridades por el trato que recibieron y por los graves daños psicológicos que, dicen, le causaron a la hija de Deysy. “La niña entró en una crisis terrible pensando que a su mamá alguien la había drogado. Escuchar todas esas cosas fue muy duro. Para salvar responsabilidades fueron capaces de inventar sin siquiera tener en sus manos los resultados de los exámenes. Gracias a Dios está la ciencia”, dijo Claudia.
La familia, incluso, estuvo pendiente de los exámenes del laboratorio de Fabián. Ahí tampoco salieron rastros de sustancias psicoactivas ni de alcohol. “Si mi hermana hubiera consumido, él también lo hubiera hecho”.
El duelo de la familia de Deysy está más vivo que nunca. Claudia le contó a EL TIEMPO que tenían muchas proyecciones con su hermana. Eran muy unidas. “Fue siempre mi amiga, mi parcera. Queríamos montar un Tostado porque en Ubaté no hay, hablábamos de irnos a Europa a montar cafeterías ya que sabíamos del negocio. Todo se vino abajo con su muerte”.
Sus allegados la recuerdan como una mujer alegre, que siempre alegraba el ambiente con una sonrisa, y que cuando transitó por momentos difíciles mantuvo la compostura. “Era una mamá y una tía maravillosa. Todos sus sobrinos la amaban y no han parado de llorar”.
La mamá de Deysy no se recupera, no ha querido levantarse de la cama. La tragedia la tiene sumida en una profunda depresión. “Esto es una pesadilla. La gente escribe muchas cosas en redes sociales sin del dolor por el que estamos pasando”.
La familia va a emprender una causa, y es que la Gobernación de Cundinamarca y el Gobierno Nacional y local empiecen a regular estos sitios que ahora pululan en varios departamentos en el país. “Ahora todo el mundo monta un sitio de estos y quién los controla. Que lo hagan, pero garantizándoles la seguridad a los clientes. Con toda la responsabilidad del caso, con buena ventilación, con estructuras fuertes y seguras, con todo el papeleo al día”.
Claudia golpeó muchas puertas para pedir ayuda con su caso, pero ante la negativa de varias autoridades decidió ar a los medios de comunicación. “Es necesario evitar más muertes por esta causa”.
Deysy murió sumida en un profundo sueño, pero su hija, sus familiares, sus amigos viven una completa desdicha. “Cada recuerdo duele. Nosotras teníamos una reunión el lunes de la Semana Santa y yo le insistía en programarnos. Ella me respondió: ¡Paciencia! Se reía de mis afanes. Me voy a quedar con eso, con su sonrisa, con su ayuda en los momentos más difíciles. Vamos a ayudar a sus animalitos porque hoy también sufren con su ausencia”.
Muy pocos dìas antes de su muerte se habían ido a bailar, habían reído a carcajadas. Tardarán en superar la ausencia de Deysy, pero los reconforta saber que lucharán para que el caso no quede impune.
La otra tragedia
Fabián Guillermo Sarmiento sigue hospitalizado. Perdió la movilidad y el habla. Foto:Archivo particular
Y mientras la familia de Deysy no supera su ausencia tampoco termina la tragedia para el profesor de deportes Fabián Guillermo Sarmiento y para su familia. Hoy padece los estragos del veneno en su cuerpo.
Mariela Díaz de Sarmiento, madre de la víctima, llora todos los días porque desde el pasado 22 de abril, cuando su hijo fue dado de alta y enviado a su casa, ha tenido que ver cómo, día a día, se deteriora su salud. “Él salió recuperado, hablando, pero ha venido involucionado. No sé qué le pasa, los médicos no me explican y el dueño del glamping no responde por esta tragedia que nos ocasionó”, asegura.
Fabián alcanzó a durar uno ocho días relativamente bien, pero, al término de ese tiempo, la familia tuvo que llevarlo a una cita con el neurólogo en la clínica El Lago, en donde lo han venido tratando. “El médico me dijo que posiblemente tenía una infección urinaria porque se quejaba mucho y por eso lo hospitalizaron otra vez a partir del 5 de mayo. Entró caminando y hablando, pero cuando me lo entregaron ya ni siquiera se movía”.
La familia dice que mientras estuvo internando no lo trataron con antibióticos y que cuando llegó el infectólogo dijo que el paciente no tenía nada. “Lo peor es que le dieron salida sin ningún papel, ni nada. Sin órdenes. Eso nos tiene desconcertados”.
Poco tiempo después el profesor volvió a tener una recaída. “Tuve que ver cómo su cuerpo se comenzaba a poner rígido. No podía mover nada, su rostro, nada. Le dije a mi nieta que fuera y buscara al neurólogo y lo mandó a hospitalizar al otro día. Supuestamente nos iba a ayudar para que él tuviera asistencia en casa, fisioterapia, todo lo que necesita”.
Las veces que ha ido a verlo a duras penas mueve la boca y ya no tiene control de esfínteres. “No nos explican bien qué tiene, por qué retrocedió ni cómo va a quedar. Necesitamos además documentos que nos certifiquen cómo está él para poder proceder con ayudar. Los médicos a veces han sido muy duros conmigo, uno me dijo que él salía para pensión, que quedaba así para siempre, así, con esa frialdad”.
La familia se resiste en este momento a llevarse a Fabián a la casa hasta que no les den un parte médico completo. También requieren de una cama especial para poder maniobrar con él y de médicos y fisioterapeutas que los asistan en su domicilio. “Hace poco una señora nos dio una silla de ruedas, pero a mí me ha tocado muy duro. Yo vivo en un segundo piso, sola, todo ha sido muy duro”.
Los médicos a veces han sido muy duros conmigo, uno me dijo que él salía para pensión, que quedaba así para siempre, así, con esa frialdad.
Fabián se comunica con los ojos, a veces, cuentan, se les llenan de lágrimas, sobre todo cuando sus hijas le hablan por teléfono. “Él está sufriendo. Ya sabe que su pareja murió. Él solía decir que ella lo había acompañado al hospital”, contó su madre.
Según el índice de Barthel, que mide la capacidad de la persona para la realización de diez actividades básicas de la vida diaria, obteniéndose una estimación cuantitativa del grado de dependencia del sujeto, la situación de Fabián no es la más esperanzadora en este momento. “Vamos a tener que luchar hasta para que la EPS le dé pañales. Llevarlo cada rato al hospital no es una opción, yo no tengo para pagar todo el tiempo taxis”, contó Mariela.
Fabián se comunica con los ojos, a veces, cuentan, se les llenan de lágrimas, sobre todo cuando sus hijas le hablan por teléfono.
El abogado de la familia de Fabián Guillermo Sarmiento avanza en el proceso, pero aún faltan trámites porque no han recibido información sobre el avance del caso. “Mi nieta está al frente de ese proceso. Yo no tengo tiempo”, cuenta Mariela.
Le piden al dueño del glamping que responda por todos los daños y perjuicios que le causó a la familia. “Sus hijas están muy afectadas. Sufren mucho por verlo así después de haber sido todo un deportista”.
Mariela, por su parte, ha visto muy deteriorada su salud, llora con frecuencia viendo a su hijo en ese estado. “Yo soy una mujer fuerte, pero ver a un hijo sí después de ser lo que era es muy duro. Es imposible no afectarse anímicamente. Hay que sentar un precedente con esa empresa porque esto no le puede pasar a nadie más”.
CAROL MALAVER
SUBEDITORA BOGOTÁ
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