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Noticia
Madre denuncia la pesadilla que vivió su hijo cuando estuvo de intercambio en Austria y empresa se defiende de acusaciones
Familia dice que le pedían que arreglara electrodomésticos, que lo retornaron antes de tiempo y llegó enfermo. Empresa dice que el estudiante no se adaptó y que además incumplió normas.
Este joven de 18 años cuenta su experiencia con una familia en Austria que le fue asignada. Siempre se sintió rechazado y como si eso fuera poco, sufrió de acoso en el colegio durante el intercabio. Foto: Archivo particular
Lorena Martínez ahorró durante mucho tiempo para enviar a su hijo a un intercambio estudiantil en el exterior con la misma esperanza de muchos padres de familia; fortalecer el idioma alemán y vivir toda una experiencia cultural, pero eso terminó convirtiéndose en una pesadilla para ella y su hijo de 18 años, a quien llamaremos *Andrés.
La empresa escogida para ese propósito fue AFS Colombia, una organización internacional, voluntaria, no gubernamental, sin fines de lucro, que promueve oportunidades de aprendizaje intercultural. Su principal propósito, dicen, es “ayudar a las personas a desarrollar el conocimiento, las destrezas y el entendimiento necesarios para crear un mundo más justo y pacífico”.
Y fue por esa filosofía que Lorena los ó hace dos años. “Mi hijo tiene 18 años y ya se graduó de bachillerato en un colegio de Bogotá. Cuando nos presentaron el programa, nos dijeron que tenía una duración de 11 meses y que el costo del mismo era de 10.000 dólares. Durante todo el 2023 pagué eso con mucho esfuerzo”.
La promesa fue que el joven iba a llegar con una familia anfitriona en Austria, un país de habla alemana de Europa Central, con mucha experiencia en el manejo de estudiantes internacionales, es decir, muy capacitados. “Recuerdo que nos hicieron llenar un formulario en el cual nos preguntaba si mi hijo era alérgico a los animales y en ese punto explicamos que los gatos le generaban una reacción contraproducente”.
Para junio de 2023 la empresa le pidió a la familia que comprara los tiquetes de salida para el 15 de agosto con regreso el 15 de junio de 2024. “Y así lo hice. Pagué 3.000 dólares. Todo iba sumando”. La sorpresa de la familia es que cuando llegó el momento de partir la empresa les pidió que el viaje se tenía que mover porque no había disponibilidad de familias. “Además, me dijeron que yo tenía que pagar la penalidad. Ellos me daban muchas excusas, pero no querían asumir su responsabilidad. Ese fue nuestro primer quiebre ¿Para qué me obligaban a comprar un boleto si no tenían familias?”.
Lorena tuvo que pasar varias cartas a las filiales de la empresa en varias partes del mundo y así lograr que le descontaran ese valor del costo del programa. “500 euros para nosotros los latinoamericanos es un costo alto. Al final accedieron, pero mi hijo terminó viajando un mes y medio más tarde”.
La familia
Cuando Andrés llegó a su destino, la primera impresión es que la familia, conformada por una mujer y sus dos hijas, no tenían experiencia alguna en estudiantes internacionales y además, convivían con seis gatos. “Mi hijo notó que una de las jóvenes tenía cortadas en sus brazos y además habíamos advertido que Andrés era alérgico. El argumento fue que allá tenían esas mascotas en todas las casas y que él estaba obligado a tomar antialérgicos. De ahí en adelante todo comenzó a sonar como obligatorio”.
Austria es una de las urbes con más calidad de vida. Foto:Archivo particular
La dueña de casa le explicó a mi hijo que el trato que ella le daba a los estudiantes era como el que se les daba a los refugiados, es decir, que estos tenían asignaciones y trabajos por hacer
Según Lorena, con el tiempo se fue dando cuenta de que cuando quería reclamar estas inconsistencias las minucias del contrato eran ventajosas y la imposibilitaban de reclamar. “Esas niñas tenían problemas psicológicos, una de ella le contó a mi hijo que había vivido mucho tiempo en la calle porque consumía drogas y que estaba en recuperación. Además, Andrés comenzó a sentir que el trato que le daba la dueña de casa era raro, a veces estaba contenta, a veces muy enojada. Le pedía que se fuera a casa de sus amigos y si estaba descansando en la sala lo hacía sentir incómodo”.
El joven contó que la mujer le había explicado que el trato que ella le daba a los estudiantes era como el que se les ofrecía a los refugiados, es decir, que estos tenían asignaciones y trabajos por hacer. “Obvio, yo sabía que mi hijo tenía que asear su cuarto, lavar la loza, cosas así, eso es normal, pero le pasaron una lista, tenía que lavar todo el baño cada vez que lo usara o arreglar el jardín, cosas así”.
Una de sus ‘tareas’ era arreglar todos los electrodomésticos que se dañaran en la casa. “Mi hijo es apenas un bachiller y no tiene ni idea de esos temas. Un día le pusieron un televisor al frente y pues no supo qué hacer. La dueña de casa le reiteraba que lo arreglara o que buscara en Google. Muy incómodo eso, pero lo aceptamos hasta cierto punto”.
Una de las ‘tareas’ que le pusieron a mi hijo fue arreglar todos los electrodomésticos que se dañaran en la casa, pero él es apenas un bachiller y no tiene ni idea de esos temas. Un día le pusieron un televisor al frente y pues no supo qué hacer
Andrés iba a su colegio en una bicicleta, pero, en pleno invierno, se resbaló sobre el hielo. “Se golpeó muy fuerte la pierna. Cuando regresó a la casa para avisarle a la dueña de casa, ella, en vez de ponerle un medicamento para humanos, le puso un polvo que utilizaba para sus gatos y luego le dijo a mi hijo que tenía que arreglar la bicicleta”. Lorena, solidaria, le dijo que la llevara a un taller, pero la dueña de casa se negó. “Uno paga es para que aprendan otro idioma, esa era la única experiencia que queríamos. Tuve que empezar a escribir un listado de inconsistencias”.
El estudiante dice que se percató de que esta empresa, ante la falencia de familias disponibles, publicaba avisos en prensa para saber quiénes estaban dispuestos a recibir niños a cambio de dinero. “Es decir, no era un voluntariado”, dijo Lorena.
La familia cuenta que los fines de semana Andrés tenía que escuchar las peleas entre madre e hija y que solo podía encerrarse en su cuarto. “Yo le conté todo esto a los representantes de la empresa, pedí un cambio, como ellos dijeron que se podía hacer si no había adaptación, pero su respuesta fue que él tenía que acatar las normas de la casa y que no se podían meter en las normas de las familias mientras no los pusieran a hacer actividades como excavar en una mina”.
Acoso escolar
Al tiempo que Andrés se sentía incómodo en la casa, su experiencia en el colegio asignado también lo fue. “Mi hijo es un joven alto, y de contextura gruesa. En su primera presentación, dos chicos se le acercaron y le dijeron una palabra en alemán que significa ‘bola de grasa’ y luego este comportamiento no cesó”.
Mi hijo es un joven alto, y de contextura gruesa. En su primera presentación dos chicos se le acercaron y le dijeron una palabra en alemán que significa ‘bola de grasa’ y luego este comportamiento no cesó
Él se sentía muy mal al ser acosado, pero nunca reaccionó porque, al estar en otro país, estaba vulnerable e imposibilitado de defenderse. Ahí no tenía amigos ni familia a quien acudir. “Me contaba que le pegaban en la nuca o en la espalda. Fue muy humillante”.
Al igual que con lo que ocurría en la casa, Lorena advirtió este nuevo problema a la empresa contratada. “La respuesta fue que él ya tenía la edad para manejar esta situación y que expusiera todo con los encargados en el colegio, que se defendiera solo”.
Lorena logró que la empresa hablara con el colegio, pero lo que recibió fue quejas de su hijo. “Me dijeron que se quedaba dormido en clase y que no hacía las tareas. Claro, yo les expliqué que estaba aburrido, que se sentía excluido. Él intentaba socializar, pero no había nadie que mediara”.
La madre de familia cuenta que el joven la llamaba llorando todos los domingos y que tuvo que asistirlo con una psicóloga que lo trataba mientras duraba la experiencia. “Tenía miedo de que entrara en un estado de depresión”.
Según Lorena, ese fue el argumento de la empresa para amenazarla con devolver al estudiante antes de culminar el programa. “En enero de este año le dije que antes de que lo hicieran más bien lo reubicaran en otra familia, como se hizo en otros casos, y el argumento de la empresa fue que nadie quería recibir a un joven de 18 años. La pregunta es: ¿Por qué no me dijeron esto antes de pagar? Total, lo devolvieron al país y me dijeron que si a ellos les tocaba pagar el boleto de regreso me hacían una especie de juicio de reclamación. Ellos saben muy bien como redactar el contrato para que uno no tenga cómo reclamar”. Lorena, como pudo, les escribió a todas las dependencias de la empresa en el mundo su inconformidad. “La respuesta fue que la sede en Colombia me tenía que responder”.
La salud
Cuando Lorena fue a recibir a su hijo en el aeropuerto, su estado físico estaba visiblemente deteriorado. “Se veía amarillo, amarillo. Claro, meses antes él me decía que se sentía mal, congestionado, pero cuando pedí activar el seguro, me dijeron que eso era falta de sol y que más bien le comprara vitaminas”.
Cuando lo llevaron al médico, ya en Bogotá, el joven presentaba varias molestias y tuvo que quedar hospitalizado. Tenía inflamadas sus amígdalas y le recetaron penicilina. Pero lo más preocupante, según su familia, es que su diagnóstico fue mononucleosis, una infección viral que causa fiebre, dolor de garganta e inflamación de los ganglios linfáticos, con mayor frecuencia en el cuello. “Tenía el hígado y el vaso inflamados. Estaba muy mal y esa evolución venía de meses atrás. Aparte estuvo muy mal alimentado, pocas veces comía proteína y frutas”.
Por todo esto, Lorena comenzó a tramitar a través de peticiones la devolución total que pagó por el costo del programa y además una indemnización por daños y perjuicios en la condición física y psicológica de Andrés. “Ellos no han querido reconocer que actuaron con negligencia al no querer trasladar a mi hijo con otra familia y atender el problema de acoso. Él me dice que jamás vuelva a creer en esos programas. Quedó muy afectado. Uno paga para que sus hijos estén bien, no para que se sientan tan mal. No le deseo esto a ningún padre”.
¿Qué dice la empresa?
Carolina Cortés, coordinadora de comunicaciones y educación de AFS Colombia, explicó que, con respecto a la experiencia del joven en mención, siempre mantuvieron conversaciones extensas con la madre del joven, Lorena Martínez. “La seguridad de nuestros participantes es nuestra prioridad número uno, y tomamos los mensajes siempre de forma seria”. Además, añadieron que el joven incumplió el contrato en muchos aspectos y presentaron punto por punto sus argumentos que los llevaron a tomar la decisión.
AFS añadió que es una ONG de carácter global con 110 años de experiencia y más de 500 mil ex- participantes, cuenta con la experiencia y las credenciales para ofrecer los programas de intercambio en más de 60 países con los estándares de calidad más altos y de seguridad para los participantes. “Con esto AFS trabaja bajo estrictos controles de calidad, trazabilidad de la información y seguridad en los países donde opera”.
Explicaron que el staff de AFS Austria y sus voluntarios locales trabajaron con el hijo de la señora Martínez durante el curso de su programa para abordar los problemas que estaba experimentando y brindarle oportunidades. “Sin embargo, después de un exhaustivo proceso de recopilación de información y revisión, se determinó que, lo mejor para el estudiante era regresar a Colombia antes de lo planeado. Siempre nos esforzamos por proporcionar experiencias positivas y duraderas para nuestros participantes, y lamentamos que fuera necesario terminar la experiencia antes de lo previsto”.
Respecto a la aseveración que mencionó la familia del joven sobre que “Fue tratado como un refugiado”, la empresa explicó que no hay ninguna denuncia o prueba de ello; en cambio, sí está la lista de tareas que se le solicitaron al participante, como parte de su estadía en la casa, que son aceptadas al momento de las capacitaciones y que corresponden a la adaptación cultural, frente a estas solicitudes, el participante entendía que hacían parte de las funciones que todos los de la familia hacen en acuerdos de conveniencias.
Agregaron que el listado de tareas compartido en el proceso, fue el siguiente: cargar o descargar el lavavajillas cuando llegue a casa todos los días. Si los utensilios están limpios, sacar y guardar. Si están sucios, limpiar e introducir en el lavavajillas; todos los días cuando te bañas, limpia las puertas de la ducha tan pronto la uses; limpia la rejilla del baño todos los días (esto es sacar pelos y basura); la ropa y objetos varios que vea en la escalera debe llevarlos arriba y dejarlos en sus respectivos closets, si no te gustan colócalos en la cajita encima de donde están guardados los calcetines; limpiar la terraza de la casa c/2 semanas; cuando use el baño, mantener el papel higiénico en la canasta de al lado; baje la ropa para lavar una vez por semana. Ordenar muy bien la habitación antes de que la señora va a limpiar (c/2 semanas); leve las cubrecamas y sábanas al lavadero antes de que venga Judith cada dos semanas; si algo se vacía (como la jarra de agua), límpialo y llénelo nuevamente; si hace falta algo en la cocina, anótalo en la pizarra de la cocina; no se siente en los asientos de las escaleras; Dar comida a los animales; mantener limpia la bicicleta y limpiarla cuando está sucia y dejar todo como lo encontraste, es decir, no desordenar.
Respecto al tema de la alergia, la empresa dijo que se preocupa por la salud de sus participantes en su proceso de aplicación y que, en efecto, quedan consignados los antecedentes de salud de cada uno de ellos. Como parte del proceso. “Teniendo en cuenta que la mayoría de las familias en Austria conviven con mascotas, AFS preguntó información adicional al participante y su familia, quienes aceptaron que podían dar un manejo simple a las alergias y que el participante podría vivir con gatos”.
En la queja por el tema de los tiquetes, la empresa dijo que hay un correo electrónico enviado el 14 de abril, en donde consta que AFS recomienda comprar los pasajes únicamente cuando la visa está aprobada por la embajada. “Sin embargo, Lorena Martínez compró el pasaje sin seguir la recomendación de la organización”.
Respecto a los problemas que el joven dijo haber tenido con la familia AFS dijo: “De eso no tenemos ninguna prueba, ni denuncia en la organización. AFS realizará las acciones legales que protegen la reputación, dignidad y buena honra de la familia anfitriona, teniendo en cuenta que las regulaciones y asuntos legales son tomados con la mayor responsabilidad y seriedad”.
Agregaron que la madre anfitriona del participante vivía sola la mayoría del tiempo y en los últimos meses, en compañía del participante y que tiene una hija adulta que estudia en otra ciudad y otra hija adolescente que vive la mayoría del tiempo con su padre. “La madre anfitriona tiene una buena relación con sus hijas y de acuerdo a lo reportado por AFS Austria, el participante mencionó en uno de sus encuentros tener una buena relación con la hermana anfitriona adolescente, las pocas veces que convivieron en el hogar anfitrión. El participante nunca hizo ningún comentario negativo a AFS Austria sobre su hermana anfitriona o la relación entre ambos”.
La empresa también se pronunció sobre el tema de acoso escolar y dijo que tuvo conocimiento de dificultades en la adaptación del participante en el colegio. “Sin embargo, la información detallada que reposa en el sistema de AFS y del proceso de seguimiento tenía que ver con temas de dificultad en la comunicación y socialización y no reportan denuncias a los puntos de o en Austria sobre maltrato físico”.
Añadieron que el Acuerdo de Participación establece varias obligaciones expresas y claras para salvaguardar el bienestar de los participantes de intercambio, entre ellas: asistir a clase, no consumir bebidas embriagantes o hacer uso de sustancias psicoactivas, acogerse a las leyes del país y las normas de la casa anfitriona y el colegio, entre otras.
Y aclararon: “El participante desconoció algunas de esas obligaciones expresas y claras del contrato, por lo que AFS realizó varios llamados de atención sobre el tema que menciona Lorena, entre otros que, por respeto y custodia de privacidad del participante no mencionaremos, pero que hacen parte de llamados de atención grave de conducta”.
Explicaron que realizaron llamados de atención grave condicionando su permanencia en Austria desde el mes de octubre, dos meses después de que el participante llegara al país. “Fueron el inicio de las conversaciones del equipo de soporte en Austria con el participante y también fueron informados a la mamá en Colombia, quién justificó los incumplimientos con la edad del participante (18 años, mayoría de edad), pese a que estaban en el contrato de partida y se expresaba con claridad en los documentos firmados que serían causas de regreso temprano y causas graves. Un primer reporte escrito informando sobre los llamados de atención e incumplimientos del participante fue enviado a Lorena Martínez el 15 de enero de 2024”.
Finalmente, en cuanto la condición de salud del joven AFS dijo el participante no solicitó en Austria atención médica y durante las reuniones presenciales que tuvo con el equipo de AFS Austria no se detectó ninguna situación de salud que comprometiera su bienestar. “Contamos con uno de los seguros internacionales con mayor cobertura, que no fue activado por falta de solicitud o información del participante o de la mamá a la organización en Colombia. Cabe recalcar que reportar una infección viral no descalifica el servicio de AFS”.
Ellos aseguran haber mantenido un permanente o y seguimiento al caso con un seguimiento soportado por más de 50 acciones, y aseguran que la conclusión es que el participante se justifica con hechos de los cuales no hay un reporte claro y soportado por pruebas, mientras que sí existen las pruebas y seguimientos a faltas graves por temas de conducta. “AFS adelantará las acciones legales que protejan su buen nombre y su ganada reputación y el de las familias anfitrionas”.
*Nombre cambiado por solicitud de la madre del joven implicado.