De acuerdo con las cifras entregadas por la Policía de Bogotá, durante lo corrido de este año, los casos de riñas e intolerancia han venido en aumento. Tanto así que los reportes oficiales demuestran que en la ciudad el 35 por ciento de los homicidios son causados por algún evento de intolerancia, peleas entre vecinos o consumo excesivo de licor.
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Entre enero y mayo de este año, según la Secretaría de Seguridad, los reportes por riñas tuvieron una disminución de 4,4 por ciento; no obstante, este no ha sido el comportamiento reflejado en el último mes corrido. Si se compara mayo de 2021 con el mismo periodo de 2022, se evidencia un aumento de 3,2 por ciento de los casos. El quinto mes del año fue el más violento por causa de este delito, con un total de 40.676 reportes, es decir, un promedio de 1.312 por día.
En abril, el dato fue de 36.411 casos, en marzo se llegó a 35.680, febrero acumuló 30.949 y, finalmente, enero comenzó con 31.775. Durante este año se han contado cerca de 175.491 registros de riñas.
Ahora bien, entre las localidades que reportaron un mayor crecimiento de este delito de alto impacto se ubica en primer lugar Sumapaz, que pasó de cero casos hasta mayo de 2021 a 13 en mayo de este año. Luego, Chapinero dobló sus números, al pasar de 2.705 a 4.132 en este mismo periodo de tiempo y se ubicó como la localidad con un mayor incremento. Teusaquillo creció de 2.669 casos a 3.335, y Santa Fe saltó de 3.593 a 4.026.
No obstante, las localidades con mayores variaciones en lo que va del año, como el caso de Sumapaz, no son las que acumulan más registros de riñas atendidas por las autoridades. Por ejemplo, Suba, con 5.545 casos, solo en mayo fue la localidad más afectada por este delito. Le siguieron Kennedy, que acumuló 5.291, y Bosa, que llegó a los 4.067 casos.
¿Cuáles son las razones?
Una serie de detonantes como el estrés, la frustración y la impotencia, que disminuyen notablemente los niveles de tolerancia, la racionalidad y nos impiden comportamos más amablemente
Entre las razones expuestas por los expertos para explicar el aumento del fenómeno en la ciudad se encuentran el regreso a la presencialidad y a la rutina de la ciudad, la disminución de las horas de sueño y el tener que compartir espacios pequeños con desconocidos.
Para Francisco Alvarado, experto en psicología social y comportamental de la Universidad Nacional, el eje central en el aumento de los casos de intolerancia y riñas está enmarcado en “una serie de detonantes como el estrés, la frustración y la impotencia, que disminuyen notablemente los niveles de tolerancia, la racionalidad y nos impiden comportamos más amablemente”".
Sin embargo, el experto advirtió que uno de los grandes motivos de las cifras que vemos hoy está relacionado con una normalización de la violencia como respuesta y solución a los problemas.
“Aunque en nuestra cultura la violencia siempre ha tenido esas características, puede ser que este incremento obedezca más a una seguidilla de denuncias, lo que quiere decir que se han ampliado los canales y la gente siente más la presencia de las autoridades”, señala Alvarado.
Por otro lado, Andrés Nieto, exsubsecretario de Seguridad de Bogotá, explicó que durante los últimos 10 años en la ciudad las riñas han sido las protagonistas en fechas especiales como el Día de la Madre, el Día del Niño, Amor y Amistad y las celebraciones decembrinas. Y advierte que esta tendencia se ha replicado en la cotidianidad, especialmente entre viernes y domingo, cuando se registran las cifras más altas en la noche y la madrugada.
“El alcohol, en cerca del 66 por ciento de los casos es el desencadenante, pero lo más preocupante es que cuando las autoridades van a atender el caso, los involucrados generalmente tienen alguna relación de consanguinidad, política o comunitaria”.
Ahora, coincide Nieto en que este tema no es nuevo y que lo que se está viendo en términos de seguridad es una respuesta al final de la pandemia, cuando los individuos deben volver a adaptarse a las dinámicas de la sociedad en libertad.
“El miedo al contagio y el miedo al otro juegan un papel muy fuerte en términos de estar no solo la defensiva, sino estar todo el tiempo en esa posibilidad de respuesta violenta con tal de no aumentar los niveles de riesgo personal”, señaló el exsecretario.
Finalmente, los expertos advierten que los mayores niveles de riñas se han concentrado en las zonas de rumba o en el transporte público, donde los factores adversos pueden reducir los niveles de tolerancia, y que es necesario un mayor control, por ejemplo, de la circulación de armas contundentes mediante una caracterización de cuáles están siendo los mecanismos de ataque diferentes a la fuerza física.
JONATHAN TORO
REDACCIÓN BOGOTÁ