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Luz Ángela Sánchez

No he podido superar la muerte de mi primer y único amor por culpa de un conductor irresponsable en Navidad

Luz Ángela Sánchez perdió a David Barrantes, su esposo, en un siniestro vial. El hombre, quien iba en una motocicleta, fue impactado por un taxi que iba en contravía. Esta es su historia.

Foto: Suministrada

No he podido superar la muerte de mi primer y único amor por culpa de un conductor irresponsable en Navidad

Luz Ángela Sánchez perdió a David Barrantes, su esposo, en un siniestro vial. El hombre, quien iba en una motocicleta, fue impactado por un taxi que iba en contravía. Esta es su historia.

Laura Bohórquez

Recuerdo el último día que nos vimos antes del accidente. Como de costumbre, nos despedimos por la mañana mientras él se dirigía al trabajo. Hablamos por teléfono por la tarde, pero nunca imaginé que sería la última vez que escucharía su voz.

Nunca pensé que la última vez que lo iba a ver sería en la mañana del 15 de diciembre 2022.

Él salió a trabajar, como todos los días. Recuerdo mucho que era un jueves y, después de su turno, fue a recoger a Paula, nuestra hija del medio, quien estaba haciendo unas vueltas cerca a Salitre Plaza, en el occidente de Bogotá.

Fue entonces cuando, de repente, se encontraron con un taxi, circulando en contravía y a alta velocidad. En cuestión de segundos chocó de frente contra la motocicleta en la que David y Paula viajaban. El vehículo iba a toda, con cuatro pasajeros. Conducía como si tuviera afán.

¡Atención, conductores!

¡Atención,
conductores!

¿Serías capaz de ser
motociclista por un día?

Juega y completa tres misiones:
ir a una entrevista, entregar un
domicilio y viajar a un pueblo.

Mi esposo, como iba manejando, recibió el impacto más fuerte, dejándolo gravemente herido. Recuerdo el pánico en la voz de mi hija cuando me llamó para decirme que habían sufrido un accidente.

—Mamá, nos accidentamos— recuerdo que fueron las palabras de Paula.

Yo sentí una angustia que no se la deseo a nadie. Apenas colgamos, salí corriendo a la calle, buscando un taxi que me llevara a la clínica donde estaba. Recuerdo mucho que era ciclovía nocturna y por eso ningún carro me paraba. Fue desesperante.

Marlon, mi hijo mayor, salió minutos después de la casa y, como todo estaba pasando muy rápido, lo que hicimos fue dividirnos. Él se dirigió al sitio del choque, porque allá quedó la niña con la moto, mientras que, después de rogarle a un taxista logré ir hacia la Clínica Colombia, donde habían llevado a David.

Luz Ángela Sánchez Foto:Suministrada

Mi primer amor

Nuestra historia comenzó en la época del colegio. Me puse de novia con David cuando él tenía 15 años y yo, 16. Fue mi primer novio, mi primer amor.

Después de algunos años de estar juntos, decidimos dar el siguiente paso y casarnos por la Iglesia. Nuestro hijo mayor, Marlon David, tenía apenas cinco añitos cuando dimos ese paso tan importante en nuestras vidas. La fecha fue el 27 de diciembre del 2003, un día que siempre recordaré con cariño.

Durante los primeros años de matrimonio, vivimos con mis padres. No fue fácil, pero gracias al esfuerzo y al trabajo duro, finalmente logramos tener nuestra propia casita y formar nuestra propia familia. Después de Marlon David, llegó al mundo Paula Mariana y al más pequeño lo bautizamos como Dylan Santiago, quien ahora tiene 13 añitos.

David siempre fue un hombre proactivo. Su primer trabajo fue en McDonald's, donde entregaba pedidos en su motocicleta. Luego, se unió a otra empresa, donde pasó muchos años laborando como mensajero.

La primera vez que lo vi subido en una moto tenía apenas 20 años y lo hizo para trabajar. Mientras tanto, yo me quedaba en casa cuidando de nuestros hijos. David prefería que yo no trabajara fuera de casa, así que me dediqué por completo a ser madre y esposa.

Era una vida tranquila. Una familia normal, viviendo el día a día. Hasta que llegó ese accidente en diciembre del 2022.

Foto:Suministrada

Diez días de plegarias

Un trauma craneoencefálico. Ese fue el diagnóstico. El golpe fue tan fuerte que se le inflamó una parte del cerebro. Eso me dijeron los médicos cuándo llegué y lo vi en urgencias, inconsciente.

Los médicos tuvieron que sedarlo debido a la necesidad de mantenerlo inconsciente. Fue como un coma inducido, ya que lo intubaron y lo mantuvieron dormido.

Desde el principio, la situación fue complicada. La clínica a la que lo llevaron no tenía convenio con su EPS, Compensar, y esperamos una ambulancia para trasladarlo a otro centro médico.

A pesar de los esfuerzos de los doctores, la situación no mejoró. Permaneció en urgencias todo el tiempo y solo estuvo en la unidad de cuidados intensivos durante cuatro días.

Y eso fue porque ya me veían a mí día y noche rogando para que le dieran una habitación, porque eso ahí, donde él estaba, era terrible. Él necesitaba una atención especial por el trauma que tenía en su cabecita.

La doctora que lo atendía me dijo que yo siempre estuviera ahí. Mi hijo mayor me reemplazaba mientras iba a la casa, me bañaba y volvía al hospital. Pero siempre fui yo la que estuvo con él.

Mi primer adiós

El 24 de diciembre llegué con mi hijo y me dijeron que mi esposo ya tenía muerte cerebral. Los doctores solo le daban 24 horas para ver si reaccionaba o no. Esa noche nos dejaron quedar a los cuatro ahí en el hospital. Al otro día nos dijeron que ya no se podía hacer nada.

Fue entonces cuando tuvimos que decir adiós.

Mi esposo murió el 25 de diciembre. Fue terrible porque uno siempre tiene la esperanza de que se iba a recuperar, que iba a salir de esa. Todos le estábamos rogando a Diosito que nos ayudara, pero no se dieron las cosas.

Cuando llegamos a la casa, después de desconectarlo, fue muy duro. Él era muy apegado al hogar, un excelente padre, un excelente esposo, y hasta el día de hoy todos lo seguimos extrañando.

Desde entonces, he sentido un vacío abrumador. Me hacen falta en muchas cosas, en la toma de decisiones, en su compañía. Lo pienso todo el tiempo. Cada día le pido que me ayude a seguir adelante. A menudo siento su presencia, su aroma. Especialmente cuando enfrento dificultades.

Estuve prácticamente toda mi vida junto a él. No he podido superarlo.

Mis tres hijos continúan con sus estudios o trabajando. Paula, quien estuvo con su padre el día del accidente, ahora está en la universidad. Marlon se ha enfocado en su trabajo, siempre buscando progresar, mientras que Dylan está en el colegio

En mi caso, empecé a trabajar en una fábrica de turrones para poder mantener el hogar. Estos primeros años sin David se han hecho difíciles.

Todavía estoy esperando a que alguien responda por el deceso de David: tanto el taxista que lo atropelló como la aseguradora por los daños causados.