En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información aquí

CLUB VIVAMOS
Suscríbete
Disfruta de los beneficios de El Tiempo
SUSCRÍBETE CLUB VIVAMOS

¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo [email protected] no ha sido verificado. Verificar Correo

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí. Iniciar sesión

Hola, bienvenido

¿Cómo está el clima en Bogotá?
¿Cómo se llama el hijo de Petro?
¿El pico y placa en Bogotá como quedaría para el 2024?

Opinión

Opinión| El metro como galería: una oportunidad para el grafiti bogotano

Hay que diferenciar entre el arte callejero con intenciones y formas claras, y el vandalismo.

Aerial view of the progress in the construction of the first line of the metro in Bogota on May 13, 2025. (Photo by Raul ARBOLEDA / AFP)

Vista aérea del avance en las obras del metro por la avenida 1 de mayo. Foto: RAUL ARBOLEDA - AFP

Alt thumbnail

Actualizado:

00:00
00:00

Comentar

Whatsapp iconFacebook iconX iconlinkeIn iconTelegram iconThreads iconemail iconiconicon
Últimamente se ha vuelto común ver grafitis en todas partes: desde la fachada de un pequeño restaurante o conjunto residencial, pasando por puentes, paraderos, hasta la misma plazoleta del Concejo Distrital. Pero, ¿qué de todo esto puede considerarse una forma legítima de expresión artística, y qué es simplemente una agresión a la propiedad pública y privada, sin ningún valor estético o simbólico? ¿Dónde termina el arte y comienza el derecho –mal entendido– de ensuciar la ciudad?
No se trata de desconocer la libertad de expresión, ni de negar el potencial estético y político del grafiti como una forma auténtica de comunicación urbana. Tampoco de promover su censura o de imponer estándares a una forma de protesta y manifestación artística que tiene en sí misma una estética disruptiva cargada de mensajes políticos y sociales. 
Se trata de diferenciar entre el arte callejero con intenciones y formas claras, y el vandalismo que solo degrada el entorno sin ningún mensaje ni propósito más allá de marcar territorio, provocar molestia y ensuciar el espacio público.
En una conversación reciente que tuve con el artista plástico y gran maestro de pintura, Alberto Granja, me hacía una reflexión interesante: todo grafiti involucra una exigencia estética con una alta sensibilidad urbana, que va más allá del mero acto de rayar una pared sin sentido alguno por impulso o rebeldía. 
Granja planteaba, además, una idea poderosa: a Bogotá le hacen falta escuelas de grafiti. Espacios que canalicen el talento, el interés y la energía creativa de jóvenes que hoy ya se expresan en los muros, pero que podrían hacerlo con mayor profundidad, técnica y sentido artístico. No es descabellado pensarlo, sobre todo si consideramos cómo el grafiti, de forma espontánea, se ha convertido en parte de la identidad cultural de la ciudad.
Bogotá tiene una riqueza cultural y artística que bien podría aprovecharse para crear identidad y sentido de pertenencia
¿Por qué no pensar, por ejemplo, en aprovechar las columnas de la primera línea del metro como una gran galería de arte urbano, donde el grafiti sea protagonista?
Y es que Bogotá tiene una riqueza cultural y artística que bien podría aprovecharse para crear identidad y sentido de pertenencia. El grafiti puede ser un camino para reconectar con la ciudad, sus personajes, formas y expresiones más urbanas y sociales.
Otras ciudades han hecho del grafiti un ícono en sí mismo que las identifica y han explotado su potencial. Londres, con el desconocido Banksy; São Paulo, con los murales gigantes de Eduardo Kobra; y Berlín, con la cara este del antiguo muro convertida en galería histórica y símbolo de libertad. Bogotá también tiene sus propios referentes con Toxicómano Callejero, Lesivo, DJ Lu o colectivos como Vértigo Graffiti, y un sinnúmero de artistas que buscan posicionar su propia narrativa visual y artística.
Todos ellos podrían hacer parte de un gran circuito grafitero alrededor de la línea del metro. Así, la ciudad podría abrir un nuevo capítulo en su historia visual y convertir el sistema de transporte en un museo a cielo abierto y en un buen ejemplo de cómo resignificar el espacio público.
ÓMAR ORÓSTEGUI
Director Govlab
Universidad de La Sabana

Lea también: 

Sigue toda la información de Bogotá en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.

00:00
00:00

Comentar

Whatsapp iconFacebook iconX iconlinkeIn iconTelegram iconThreads iconemail iconiconicon

Conforme a los criterios de

Logo Trust Project
Saber más
Sugerencias
Alt thumbnail

BOLETINES EL TIEMPO

Regístrate en nuestros boletines y recibe noticias en tu correo según tus intereses. Mantente informado con lo que realmente te importa.

Alt thumbnail

EL TIEMPO GOOGLE NEWS

Síguenos en GOOGLE NEWS. Mantente siempre actualizado con las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en Google News.

Alt thumbnail

EL TIEMPO WHATSAPP

Únete al canal de El Tiempo en WhatsApp para estar al día con las noticias más relevantes al momento.

Alt thumbnail

EL TIEMPO APP

Mantente informado con la app de EL TIEMPO. Recibe las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en tu dispositivo.

Alt thumbnail

SUSCRÍBETE AL DIGITAL

Información confiable para ti. Suscríbete a EL TIEMPO y consulta de forma ilimitada nuestros contenidos periodísticos.