El candidato a la alcaldía de Bogotá, Rodrigo Lara, asegura que el caos de la ciudad no lo pueden manejar ni “tibios ni delirantes”, refiriéndose a sus adversarios. Y que mientras él no tiene a nadie detrás jugando a que su alcaldía sea trampolín a la presidencia, sus competidores esconden, como vergonzantes, a sus patrocinadores, políticos y empresarios.
¿Cómo serán sus primeras medidas como alcalde en el tema de seguridad, que a los bogotanos se nos volvió una obsesión?
Claudia López no ha sido consistente. Arrancó su periodo enfrentándose a la Policía Nacional y al final la veo adoptando una postura mucho más de derecha, pero tal vez ya sea muy tarde. Estuve en la Secretaría de Seguridad, es aterrador. Eso es un desierto tecnológico; el atraso frente a ciudades como Medellín, incluso Pereira, es insólito. Y a pesar de haber contado con buenos secretarios de Seguridad, la precariedad los hace trabajar con las uñas. Para que tenga una idea: Los motoladrones cometen el delito en cuestión de 45 segundos, lo cual hace imposible cualquier capacidad de reacción por parte de la policía. Para capturar entonces a un motoladrón se necesita lo que llaman cámaras LPR, que necesariamente habría que instalar en Bogotá en 1.200 puntos de las vías, capaces de leer las placas de la moto y establecer el recorrido de ese delincuente, para que pueda ser capturado a donde llegue.
Lo que uno ve en los países desarrollados…
O incluso en Medellín, donde hay 400 cámaras LPR; en Pereira, 200. En Bogotá hay cero. Apenas están empezando un proceso de licitación. Pues obviamente el moto-ladrón opera en absoluta y total impunidad.
¿Qué otro factor nos tiene está ciudad como está, en esta materia?
Obviamente tenemos déficit de policías, con no más de 17.000, cuando hoy deberíamos tener 27.000. Entonces nunca hay suficientes policías en un CAI para atender las llamadas del 123. ¿Cómo se suple eso? Con tecnología. Y en muchas partes del mundo están experimentando esa reacción inmediata con drones. Aquí solo tenemos 6.
¿Qué es lo que ha agravado la inseguridad en Bogotá?
Siempre ha habido bandas delincuenciales, pandillas de ladrones, pero nunca había habido consolidación progresiva de grupos delincuenciales organizados, que es lo que la alcaldesa durante tres años siempre negó que existiera en Bogotá.
¿Qué significa la consolidación de grupos delincuenciales organizados?
Ellos fijan básicamente unas fronteras artificiales en las comunidades, para afianzar su negocio de narcotráfico y de extorsión. Esos territorios los van consolidando mediante una violencia excesiva. No simplemente se contentan con matar; matan, pero se ceban sobre el cuerpo, lo cortan en pedazos y embolsan para dejarlo en un parque, un colegio, o frente a comercios…
Para que quede clara su peligrosidad…
Con eso imponen la ley del silencio, y crean sus fronteras artificiales. Y una vez en esos territorios, empiezan a reclutar masivamente a muchachos que ni estudian ni trabajan. El problema es que cuando se consolidan esos grupos delincuenciales organizados, para las operaciones de restablecimiento del orden hay que mandar ejército o policía con armas largas, lo cual es muy peligroso porque donde hay armas largas hay balas perdidas. Retomar el control, una vez esas organizaciones se han enquistado en los barrios, en las localidades, se vuelve muy complejo. Mire el caso de Río de Janeiro, donde cualquier operación policial para entrar a una favela es una operación militar. A ese punto no podemos llegar. Es la gran tarea del próximo alcalde.
¿Cuáles otras herramientas utilizará para sacar adelante esa tarea?
Hay que organizar a la comunidad, porque Bogotá solo tiene 1.500 frentes de seguridad y la mitad está inactiva. Tenemos a 82.000 veteranos o retirados de las Fuerzas Militares y de policía viviendo en la ciudad. Yo los voy a convocar desde el primer día de gobierno, para que ellos organicen frentes de seguridad en sus cuadras, de tal manera que le puedan prestar apoyo y ofrecer información a la policía, reportando movimientos sospechosos. Llamaré a eso ‘la primera línea de la seguridad en Bogotá’. Por ejemplo, la ciudad tiene una zona que es el cuartel general del crimen, y son básicamente el barrio Santa Fe, La Estanzuela y La Favorita. Allí llegan todos los celulares robados; ese es el centro de acopio de la droga que luego se distribuye en Bogotá; y llegan todas las autopartes robadas. Y allá no pasa nada. No entra la policía y siempre ha operado el crimen de manera impune.
¿Cómo se hace para rastrear los movimientos criminales, hacer reconocimiento facial y biométrico de los criminales, para desactivar esas organizaciones?
Con lo que llaman globos aerostáticos, que hacen básicamente esa vigilancia y le permiten a la policía ese mapeo criminal. Para los frentes de seguridad voy a contratar también apoyo de seguridad privada que opere en las zonas comerciales más importantes de Bogotá y para que vigilen los paraderos de buses y recorran las alamedas y las ciclorrutas por donde les están robando las bicicletas a los bogotanos. Todo eso hace parte de estructuras criminales organizadas que hay que desmantelar y para eso se requiere muchísima voluntad, determinación y coraje.
Hablemos de sus rivales. Por ejemplo, a Oviedo y a Diego Molano los respaldan conservadores y Centro Democrático (CD). Robledo tiene su movimiento Dignidad y Compromiso. Bolívar tiene el respaldo del Pacto Histórico. Galán tiene a Cambio Radical. ¿Y a usted, quién lo respalda?
Mire, en Bogotá, el apoyo de los partidos pone algo, pero quita mucho más. El elector bogotano es exigente e independiente. Y por eso usted ve ejemplos como el de Carlos Fernando Galán, que tiene detrás a Germán Vargas armándole la campaña, pero lo esconde. Es un apoyo vergonzante.
¿Galán esconde a Vargas?
Pues sí, no lo muestra, lo tiene tras bastidores. Juan Daniel Oviedo tiene el apoyo de unos senadores del Centro Democrático y a unos empresarios, y es también un apoyo vergonzante: él los esconde porque quiere parecer un candidato independiente. Robledo es el candidato de Fajardo. Y, pues Bolívar es el candidato de Petro.
¿Cree, entonces, que esta elección de alcaldes será en cierta forma un trampolín hacia la presidencia?
Los candidatos presidenciales del 26 quieren tener una plataforma política en la alcaldía Bogotá para poder ser presidentes. Entonces, los senadores del CD apoyan a Oviedo con ese propósito. Vargas Lleras, a Galán, con ese propósito. Y Sergio Fajardo, a Robledo, con ese propósito. En mi caso, he aprendido a luchar y enfrentar las adversidades desde muy pequeño. No me da ni miedo ni susto arrancar de cero. Arranqué esta campaña hace apenas dos meses y medio y esta semana entregaré más de 210.000 firmas. Nadie creía que yo fuera capaz de organizar una lista al Concejo tan competitiva, sólida y robusta como la que tengo hoy…
¿Quién la encabeza?
La encabeza Galé Mallol.
Perdón, ¿pero quién es Galé Mallol?
Galé Mallol es la presidenta de Asotic, persona muy reconocida en el medio empresarial y gremial, gran candidata. Tenemos representantes de dos iglesias importantes en esa lista, tenemos influenciadores, tenemos representantes de los motociclistas de Bogotá y dirigentes locales. Es una lista que va a dar mucho que hablar y entra a competir como una de las más fuertes, más que las de los partidos tradicionales.
¿Detrás de usted no hay ningún interés presidencial?
Ninguno. Hay dos tipos de candidatos: unos débiles, que necesitan que otros les armen sus campañas, y otros como yo, que no le tenemos miedo a salir y buscar nuestras propias estructuras y equipos.
Si finalmente Gustavo Bolívar no se lanza, ¿usted aprovecharía para buscar el apoyo de Gustavo Petro?
Mire, yo no hago política ni campaña contra nadie. Yo lo que construyo, desde el centro, es un proyecto de ciudad. Bogotá pasa por una crisis muy profunda, es la ciudad más congestionada del mundo, y para salir de una crisis semejante se necesita el apoyo de todos. A mí me preguntan: ¿recibiría el apoyo de Álvaro Uribe? Por supuesto que sí. ¿Recibiría el apoyo de Bolívar? Por supuesto que sí. ¿Recibiría el apoyo de Vargas? Necesito el apoyo de todos, porque si uno no une a todas las fuerzas vivas, económicas, sociales, cívicas y políticas, alrededor de un propósito de ciudad, pues no se va a salir de este atolladero. Soy un liberal socialdemócrata que cree en la seguridad, y ese espacio lo voy a copar.
¿Aceptaría el apoyo de Robledo y su combo?
Jorge Robledo es un hombre muy serio. Yo lo respeto mucho.
¿Y del exministro de Defensa Diego Molano?
De él tengo buen concepto. Le tocó vivir un ministerio muy difícil, pero me habría gustado que hubiera sido más efectivo con la seguridad de Bogotá.
Hablemos de sus planes para la movilidad…
En materia de seguridad mis resultados van a ser muy visibles en cuestión de un año. Sé cómo hacerlo y tengo la capacidad, el temperamento, la valentía y la determinación para doblegar a esas organizaciones del narcotráfico y del crimen. El tema de movilidad es mucho más estructural y mucho más complejo. Empecemos por el transporte público. Bogotá tiene uno de los peores sistemas del mundo para una ciudad de su tamaño y de su presupuesto. Una ciudad mucho más pequeña, como Medellín, ya va para su tercera línea de metro. Panamá tiene tres, lo mismo que Santo Domingo. Aquí nos vendieron en los años noventa la idea de que un sistema de buses, porque van por autopistas urbanas, hacían exactamente lo mismo que el metro y mire: un trabajador bogotano está invirtiendo cerca del 60 o 70 % de su jornada en ir a trabajar y volver a su casa. Eso es una calamidad social.
Ese es el diagnóstico. ¿Cuál es la solución?
El problema es que tenemos un sistema de buses extremadamente costoso de operar. Si se tiende una línea de metro, los rieles duran 200 años. Pero si se ponen losas, se tienen que arreglar cada 2 años, a un costo alto. Un tren dura 50 años (el de Medellín tiene 30). La operación de los buses es muy cara. Hay que comprar buses cada siete años, cambiar las llantas, ponerles gasolina… Eso ha creado un déficit de tres billones de pesos, una verdadera amenaza a la estabilidad de las finanzas de Bogotá. La gente está exasperada y se está bajando de los buses, porque son peligrosos, son lentos, y está comprando motos y carros. Eso es lo que me explica que Bogotá sea la ciudad más congestionada del mundo, porque el problema realmente no es de vías. El arquitecto suizo-francés Le Corbusier, en su plan de movilidad de los años 50, dejó relativamente bien proyectada a Bogotá en materia de avenidas y vías.
Cómo me va a decir que no es un problema de vías, si la ciudad ni siquiera tiene salidas…
Bogotá no estuvo mal planeada en un principio. El plan piloto de Le Corbusier dejó proyectado un sistema de avenidas amplio en los años 50. Posteriormente se han cometido errores: la ciudad creció hacia el norte en Cedritos y Suba sin que se extendieran avenidas hacia el norte como la 68-100 o la Boyacá. Algo similar pasó en el sur, al crecer la ciudad en Bosa y Kennedy sin la respectiva expansión de las principales avenidas. Hoy debemos enmendar esos errores con la extensión al norte de la ALO y la Boyacá y la continuación de la construcción de la ALO sur y centro.
¿Y las vías de a Bogotá?
Tenemos que modernizar la autopista Sur, hacer la continuación de la 13, modernizar la 80 y eliminar varios semáforos con puentes y deprimidos. Construir la avenida José Celestino Mutis entre Funza y carrera 7.ª y revisar el POT de Claudia López para ampliar la vía 170-Suba-Cota. Tenemos que conectar debidamente a Bogotá con La Calera y hacer la perimetral de oriente, con un túnel en la calle 100 y ampliación de vías en la 153 y 170. En resumen, yo propongo el plan de infraestructura más ambicioso de la historia de Bogotá.
Todos los días les quitan a las vías carriles para los carros…
No pienso quitarles un carril más. Me preocupa mucho la eliminación de todos los carriles vehiculares en la avenida Caracas para que el TransMilenio quepa con un metro elevado y de 2 carriles. Por eso le digo no al TransMilenio Verde de la 7.ª. Sin tibiezas.
¿En esta campaña no se ha sentido un poco solo?
Quiero ser alcalde de Bogotá. No quiero ser un instrumento de alguien para ser presidente.
Parece tener claro el problema del trancón. ¿Pero puedo decir que su principal bandera como alcalde será recuperar la seguridad?
Por lo menos el primer año de gobierno será, indiscutiblemente, la seguridad. Evitar que las organizaciones del crimen se tomen esta ciudad. Garantizo que el único que tiene la capacidad, la claridad, pero sobre todo la voluntad y la determinación, porque además eso fue lo que vi en mi casa desde muy pequeño, para hacerlo, soy yo. Repito: esta no es una tarea ni de tibios ni para delirantes…
¿Tibios y delirantes son cuáles de sus contendores?
Pues mire los candidatos. Es fácil entender a qué me refiero… (Jajaja)
MARÍA ISABEL RUEDA
Especial para EL TIEMPO