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Opinión
Que la pólvora no arruine la Navidad / Opinión Ómar Oróstegui
Es mejor actuar ya antes de que se convierta en un problema mayor.
Con la celebración de la Noche de las Velitas inician, formalmente, las festividades de Fin de Año en el país. Y con ellas, los encuentros entre amigos, las reuniones familiares y todo tipo de festejos. Pero, valga decirlo: también son fechas donde, lamentablemente, las cifras de lesiones y muertes violentas crecen. El aumento de la violencia intrafamiliar, las riñas callejeras y el consumo desmedido de alcohol son síntomas de que aún nos falta mucho por aprender a celebrar.
En ese mismo listado debe incluirse la quema de pólvora, que, a pesar de estar prohibido su uso por manos inexpertas, como lo establece el Decreto 2174 de 2023, es muy común ver la venta y manipulación de artículos pirotécnicos por estas fechas.
Pareciera que los bogotanos no hemos aprendido que la pólvora quema y produce tragedias. Cuántas familias hoy tienen alguno de sus con cicatrices o lesiones ocasionadas por estas sustancias inflamables.
La Noche de las Velitas es un ejemplo de la presencia irresponsable de voladores, totes, volcanes, fuegos artificiales y hasta globos aerostáticos de pirotecnia. A lo anterior hay que sumarle las famosas chispitas mariposa, que hoy se venden, irresponsablemente, en muchos de los semáforos de la ciudad.
Pareciera que los bogotanos no hemos aprendido que la pólvora quema y produce tragedias. Cuántas familias hoy tienen alguno de sus con cicatrices o lesiones ocasionadas por estas sustancias inflamables. Sin ir tan lejos, el año pasado hubo 36 quemados para la Noche de las Velitas. Algunos fueron niños que vieron comprometidos manos y ojos por manipulación de pólvora.
Niños quemados con pólvora, una problemática que deben afrontar las autoridades. Foto:Abel Cárdenas. EL TIEMPO / Cortesía Hospital San Vicete
Por otro lado, las mascotas también sufren por el ruido que ocasiona la pólvora. De acuerdo con el Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal (IDPYBA), la pólvora ocasiona estrés, desorientación, temblores, taquicardia, accidentes por huida, pérdida del animal y, en casos extremos, muerte súbita.
Si bien la istración distrital es consciente de este problema, las acciones que viene adelantando se quedan cortas ante la irresponsabilidad misma de algunos bogotanos que compran pólvora en calles o comercios, e ingresan con ella evadiendo los controles policiales en las entradas de la ciudad.
Hay que prestarle más atención a la manipulación de pólvora y al consumo de licor adulterado. En ambos casos, hay un alto riesgo y peligro para la integridad y la vida de las personas que están a su alrededor celebrando tranquilamente.
La Policía y los alcaldes locales deben intensificar sus operativos en las zonas donde se evidencia la manipulación de pólvora. Desde los sitios donde se almacena hasta donde se comercializa, sobre todo en el espacio público.
Es mejor actuar ya antes de que se convierta en un problema mayor. La historia de niños quemados con pólvora no se puede repetir en Bogotá.