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El riesgo de pedalear en Bogotá: cada día se roban 30 bicicletas
Este delito se disparó durante la pandemia y las autoridades aún no encuentran cómo contenerlo.
El asesinato de Kevin Padilla, quien sería la víctima fatal número cuatro del robo de bicicletas en lo que va de este año en la capital del país, pasó inadvertido. Su historia fue noticia el sábado en los noticieros y después pasó a engrosar, casi que como un anónimo, las cifras de víctimas del robo de bicicletas, un delito que no cede en Bogotá.
Kevin Jair Padilla Sánchez tenía 24 años. Había llegado hace dos años a Bogotá desde Maracaibo (Venezuela) y se ganaba la vida como domiciliario hasta la noche del 19 de noviembre, cuando lo mataron. “Yo no he querido preguntar, no he querido investigar porque no quiero remover lo que pasó. Ya el daño está hecho y preguntar cómo fue, por qué fue, no tiene sentido. Ya perdimos la vida de él. Yo ya quiero dejar esto así y que Dios se encargue de perdonar a los que le hicieron daño”, cuenta Nísber González, su prima.
Cuenta que su primo venía trabajando, a todo pedal, como domiciliario de una distribuidora de artículos deportivos y con ese dinero, y otro más que tenía ahorrado, se preparaba para el gran día: en dos semanas, su mamá y su hijo de seis años llegarían de Venezuela a vivir con él. Ya tenía su apartamento en arriendo, bonito, listo para recibir a la familia que tuvo que dejar.
Pero cuando lleguen a verlo, no será en el apartamento pensado para ellos. Volverán a encontrarse en el cementerio El Apogeo, si la vida lo permite. Y si la otra vida lo permite.
“Como cristianos tenemos la esperanza de que en el Nuevo Mundo nos vamos a volver a ver”, predica Nísber, quien ahora estará sola en esta ciudad que apenas conoce.
Óscar Rodríguez, Kevin Padilla y Eduar Rodríguez, víctimas fatales del robo de bicicletas. Foto:Archivo particular
Venir a morir a Colombia
Kevin y Nísber nacieron en Maracaibo y se criaron juntos. Kevin, allí, alcanzó a hacer varios semestres en la universidad. Estaba cerca de ser profesional cuando llegó la peor parte de la crisis. “Él se vino por trabajo, buscando una mejor calidad de vida, y resultó recibiendo todo lo contrario”, afirma su prima.
En Bogotá tuvo una bicicleta MTB, con la que hizo domicilios de comida. Para arriba y para abajo, hora a hora, sumaba lo del diario y lo de mandar a su mamá. Por la pandemia, el negocio para el que trabajaba cerró, entonces empezó a llevar pedidos para otra empresa.
“Cuando yo lo volví a ver, tenía una bicicleta chiquita, la MTB se la estaban reparando. Salimos incluso a montarla hace una semana. En el velorio supe que se había comprado una nueva, de mejor calidad, muy bonita”, cuenta Nísber.
Y esa, la bici nueva, le costó la vida. En la noche del 19 de noviembre, cuando regresaba a casa, fue abordado por un grupo de delincuentes en el barrio San Benito, en la localidad de Tunjuelito, al sur de Bogotá. Se opuso. Lo apuñalaron.
“Yo me enteré a las 3 de la mañana del viernes. La hermana de él me llamó por WhatsApp, yo no sabía. Ella me contó que lo habían matado”, cuenta Nísber. Bogotá la recibió con ese golpe.
Viernes, el caos y el llanto. Sábado, hasta tarde en Medicina Legal. Domingo, un velorio con apenas unos amigos y ella. Lunes, comenzar la vida sin Kevin. Y seguirla, porque Nísber no quiere saber nada más del caso.
“Si te soy sincera, con tantos casos que se han visto… yo no creo que vayan a hacer nada. Como mucho irán detrás de los tipos que lo agarraron, los meterán presos como uno o dos meses, les darán casa por cárcel como han hecho con muchos. Pero los delincuentes siguen haciendo sus fechorías”, lamenta.
La Sijín de la Policía Metropolitana de Bogotá asumió el caso. Quizá algún día haya noticia. Quizá algún día Kevin reciba la visita de su hermana y de su mamá. No parece que sea pronto.
“Ellos no cuentan con los recursos. La situación allá está bastante crítica. Es muy costoso ir de Maracaibo hasta Maicao, y luego tener con qué bajar hasta Bogotá. No sé si vengan en enero, febrero… Su mamá está muy afectada. Tenía tres hijos. El mayor se lo mataron a los 26 años en Venezuela, ahora le mataron a Kevin. Solo le queda una hija. Ya venía mal, con lo de Kevin quedó peor. Está sedada desde que le contaron lo que pasó”, cuenta Nísber. Va para el trabajo. Habrá que ‘echarle bolas’. Sola.
Pese a esto, según información de la Secretaría de Seguridad, en el caso de Kevin aún no se ha determinado si se trató de un robo de bicicleta. Informaron que el vehículo fue encontrado después del homicidio y que la investigación avanza. No obstante, la familia aseguró, al cierre de esta edición, que no les habían informado de que el vehículo había sido encontrado.
Un delito excarcelable
Hugo Acero, secretario de Seguridad, en un operativo de inspección, vigilancia y control hecho el jueves en el sector del Rincón, en Suba. Foto. Secretaría de Seguridad de Bogotá Foto:Archivo particular
El drama de esta mujer es común en Bogotá, y su desconfianza en el sistema judicial está sustentada por expertos en la materia e incluso por el secretario de Seguridad, Hugo Acero, quien explica que las autoridades cuentan con pocos dientes para imponer medidas ejemplares a quienes están detrás de estos hurtos.
En resumidas cuentas, el robo de bicicletas, que entre enero y octubre de este año registró 9.021 casos, 2.432 más que en el mismo periodo del año pasado, es excarcelable.
Generalmente quienes son capturados por esto quedan en libertad, a menos que en medio del asalto hayan herido o asesinado a su víctima, cuando quedan en reclusión por esto, y no porque hubo un robo de una bici.
“El monto de una bicicleta no dá para tener a una persona privada de la libertad. Es diferente si ha tenido que ver con lesiones o algunas personas con homicidios. Es un delito en donde hemos detenido a más de 650 personas este año, hay bandas tras las rejas o privados de la libertad”, reconoció el funcionario.
Además de que se trata de un delito de mínima cuantía, otra dificultad para judicializar a quienes están detrás de esto es que prácticamente no hay manera de asociar una bicicleta robada con su propietario, cosa que sí ocurre con los hurtos de carros o motos que en la denuncia tienen enlazan una marca, una placa o incluso un número de serie.
Y para esto, desde la istración Distrital están valorando algunas acciones e implementando otras para tratar de contrarrestar esta situación.
En el caso de Usaquén, la policía ha impuesto una juiciosa labor de marcación de bicicletas en puntos estratégicos de ciclorrutas de la localidad, también se ha hecho el mismo esfuerzo en Kennedy y Engativá, que son justamente de las zonas más afectadas por este ilícito.
Pero esto será insuficiente. Al Congreso de la República han llegado algunos proyectos de ley con los que han buscado dotar de más herramientas a las autoridades de seguridad y judiciales para ejercer un mayor control, pero no han prosperado. Dentro de las propuestas, siempre ha estado implementar un registro nacional de bicicletas, que por ahora parece ser un sueño lejano.
Mientras tanto, la istración Distrital está implementando un registro distrital, que se puede realizar de manera virtual a través de la Secretaría de Movilidad. Pero están pensando en otras alternativas como, por ejemplo, lograr que todas las bicicletas que sean vendidas en Bogotá salgan del establecimiento con un registro.
“En un operativo a establecimientos comerciales en Fontibón, una vez retuvimos 46 bicicletas sin documentos, pero no tenía ninguna denuncia, ni una foto para poder decir usted está comercializando cosas robadas, no se puede sindicar al dueño del negocio de nada porque la bici no aparece denunciada, no hay registro, no hay identificación”, explicó Acero.
Fabián Munar, del colectivo Súbase a la bici, coincide con el secretario de Seguridad en este punto, y aplaude que en el Plan de Desarrollo se haya estipulado en el artículo 108 herramientas de registro, aunque advirtió que se debe ejercer una vigilancia a esta iniciativa.
“La Secretaría de Seguridad dijo que tenía más de 250 bicicletas recuperadas este año, de ellas entregadas a sus dueños no sabemos cuántos, porque es difícil, porque no sabemos cómo enlazar una denuncia con el y una bicicleta con su dueño, esos esfuerzos son plausibles”, destacó Munar.
Otra estrategia de las autoridades para combatir este delito es la desarticulación de bandas dedicadas al robo de bicicletas. Van siete en lo que va del año y seguirán adelante con las investigaciones.
Para coordinar mejor estas acciones, las reuniones mensuales que se realizaban para atender este tema ahora son semanales, y están integradas por funcionarios de la Policía, de las secretaría de Seguridad, Movilidad, y la Mujer, el Instituto Distrital de Recreación y Deporte y de la Fiscalía.
La última estructura delincuencial dedicada a este delito que fue desarticulada delinquía en límites entre Soacha, Bosa y Ciudad Bolívar.
Finalmente, las labores de inspección, vigilancia y control que adelanta la Secretaría de Seguridad a establecimientos comerciales dedicados a la venta de bicis en distintas zonas de la ciudad seguirán siendo una de las prioridades de las autoridades.
Así lo manifestó el secretario de Seguridad, Hugo Acero, en una jornada de estas llevada a cabo este jueves en el sector del Rincón de Suba.
“Vamos con un inspector de policía, y van funcionarios nuestros y verificamos la procedencia de los bienes, de bicis y repuestos, marcos y demás. De cinco establecimientos tres estaban bien, todo en regla, sin problema. Cerramos dos porque no lograron identificar la procedencia del vehículo. Había una que estaba a la venta afuera y no dio documentos ni nada y tocó cerrar este establecimiento”, señaló.
Pero este tipo de sellamientos son de ocho días. Un local de estos solo será cerrado definitivamente cuando se completen tres operativos en los que no pueda demostrar la procedencia de los objetos que tienen a la venta.
Yenny Cerquera fue asesinada en mayo pasado en medio del hurto de su bicicleta. Foto:Archivo particular
El robo de bicicletas en el resto del mundo
Nueva York
El New York Times contó que en esta ciudad el robo de bicis había subido un 27 % durante la pandemia, en paralelo al boom de sus ventas. Aunque no hay registro de homicidios en medio de los hurtos, sí se registran atracos violentos: en el Bronx, por ejemplo, ocho sujetos asaltaron a un niño de 15 años. Otros delincuentes, en cambio, se las roban de calles, parqueaderos y edificios, violentando los candados. Se calcula que en Estados Unidos se roban 1,7 millones de bicicletas cada año.
Países Bajos
Según datos de la policía local, el robo de bicicletas es el delito más común en los Países Bajos. La indicación principal es la denuncia, aunque, según reporta NL Times, muchos optan por no hacerla porque consideran que hay altos niveles de impunidad.
Pese a esto, se calcula que entre 7 y 15 % de las bicicletas reportadas como hurtadas regresan a sus dueños. En Países Bajos, comprar bicicletas robadas puede salir muy caro. Si la Policía detecta, gracias a controles hechos con el registro nacional de bicicletas en mano, que usted tiene una cicla robada, se la confiscará, le impondrá una multa de entre 100 y 400 euros y lo dejará con antecedentes penales.
Lima
“Empezó a incrementar el robo de bicicletas. Pero quizá no de forma violenta. En la zona central la mayoría de robos se da porque las personas dejan las bicis con sistemas de baja seguridad. En la zona periférica sí tenemos un problema de seguridad, pero tampoco hay mucha movilidad en bicicleta. Gracias a Dios en Lima yo no he sabido de que a le gente la maten por robarle la bicicleta. Ojalá no lleguemos a eso”, le contó a EL TIEMPO Javier Flores, Alcalde de la Bicicleta de Lima desde BYCS.
Quito
El 29 de octubre, ciclistas, colectivos y ciudadanos se concentraron en una protesta contra el robo de bicicletas y los regulares resultados de los procesos judiciales y en exigencia de mejores condiciones de seguridad. Entre las denuncias hay historias de personas que aseguran haber sido víctimas de secuestros ‘exprés’ en los que los delincuentes se los llevaban a zonas alejadas de la capital para hurtarles la bicicleta.