A propósito de la denuncia de una usuaria de Uber, quien asegura haber estado a punto de ser víctima de un conductor que la intentó drogar, EL TIEMPO conoció de otro caso que habría sucedido el año pasado.
La usuaria, quien prefiere ocultar su identidad, dijo que el hecho solo lo denunció por redes sociales porque cuando fue víctima entró en shock y no sabía qué hacer. “Hablo ahora porque encontré muchas coincidencias con el caso relatado hoy. Es importante que se publiquen estos casos y las empresas de aplicaciones tomen decisiones, pues se supone que uno se siente seguro con ellos. Debería haber un ente regulador en este tipo de situaciones en el transporte público y privado”.
Ella dice que solicitó el servicio para que la recogieran en la avenida 68 con calle 80. “Me asusté cuando el conductor intentó desviarse. Yo le reclamé y después quedé súper nerviosa. Fue un acto muy raro”.
Luego, recordó, cuando estaba llegando a su destino comenzó a sentir debilidad en todo su cuerpo y una extraña y fuerte piquiña en su nariz y en su garganta. “Yo le alcancé a avisar a mi novio y bajé el vidrio del carro sacando, literal, toda la cabeza en plena calle 187 con Autopista Norte”.
Ella dice que a pesar de su reacción al conductor no le sorprendió su acción en semejante corredor vial. “En ese tiempo el conductor tenía tapabocas N95 y yo también. Mi novio me alcanzó a ver y se fue hasta el semáforo en donde el conductor quiso parar después que le había dicho que me dejara antes”.
La joven dijo que cuando se bajó no podía hablar y que estaba muy nerviosa, temblando y que no recordaba en qué momento había pagado por el servicio. “El tipo se fue. Yo reaccioné después, me puse a llorar muchísimo y le pude contar todo a mi novio”.
La usuaria dijo que denunció el caso en la empresa Uber como sospechoso por la aplicación, “No fui a la Policía ni a hacerme exámenes. Solo quería descansar y olvidarme de todo. A los días me hicieron una llamada de la aplicación para preguntarme si requería psicólogo, pero son cosas que quedan marcadas mal. La aplicación me regaló un viaje, pero eso tampoco paga lo que me hubiera podido pasar. Ya no uso apps y desde ese día no soy capaz de coger carro o taxi sola porque me da pánico”.
REDACCIÓN BOGOTÁ