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Noticia
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Uno de los barrios más seguros de Bogotá está en el centro de la ciudad: ¿cómo lo ha logrado?
El frente de seguridad ha reducido delitos combinando tecnología, patrullaje policial y trabajo comunitario.
El frente de seguridad es el resultado de la alianza entre lo público y privado del sector. Foto: Néstor Gómez / EL TIEMPO
En pleno corazón de Bogotá, en la localidad de Santa Fe, se encuentra uno de los barrios más seguros de la ciudad. Se trata de San Diego, donde convergen grandes entidades públicas y privadas, así como puntos de interés turístico de la ciudad.
El nombre de este lugar resalta entre los mayores logros de seguridad que ha evidenciado el Distrito. En lo corrido del año, se han registrado, por ejemplo, 250 denuncias menos por hurto a personas en comparación con el mismo periodo de 2024.
La clave para este hito no es algo exclusivo de los esfuerzos que ha hecho la Policía Metropolitana.
Detrás de estas cifras hay una asociación de la comunidad llamada Asosandiego. Está conformada por todo un equipo de civiles que participan activamente para garantizar una mejor calidad de vida para ellos y quienes frecuenten el barrio.
250.000 personas pasan a diario por la zona. Foto:Néstor Gómez / EL TIEMPO
Asosandiego no cree que la garantía de protección se limite a establecer vigilancia o monitoreo permanente. Los vecinos que conforman este grupo de trabajo comprenden que la seguridad implica poder caminar libremente, tener iluminación, zonas verdes, espacios aseados, lugares para actividades culturales y la apropiación del espacio público.
“El Distrito no puede solo”, explicó Juan Pablo Orozco, actual director ejecutivo de la asociada. “Debe haber una articulación entre lo público y lo privado para poder contribuir a la seguridad y la gobernanza”.
Diariamente por este lugar, que conecta con el Centro Internacional de Bogotá, se mueven más de 250.000 personas, entre ellos: turistas nacionales y extranjeros, trabajadores, estudiantes y habitantes del sector.
Justamente por su ubicación y lo que lo rodea, este barrio está expuesto a problemáticas como la inseguridad. Hay agravantes, como la cercanía que tiene con universidades y la zona de tolerancia del mismo centro de la ciudad. Además, el flujo de transeúntes por la zona puede ser un atractivo para los delincuentes que acechan la ciudad a diario.
El modelo del frente de seguridad de Asosandiego contempla un enfoque integral; incluye tecnología, personal de vigilancia propio, buen manejo de espacio público y civismo.
El equipo humano tiene el propósito de patrullar, monitorear y responder de forma permanente a las situaciones que se den en la zona. “Cuando vemos un riesgo de seguridad, lo reportamos. Si hay una alerta, se reporta, previene y comunica en nuestro sistema”, relata Orozco, el director ejecutiv.
Sin embargo, las alertas no se quedan a nivel interno. Este grupo trabaja de manera articulada con las autoridades y tiene comunicación directa con el centro de comando de la Policía de Bogotá, lo que permite atender emergencias en tiempo real y actuar con rapidez frente a hechos delictivos.
La zona tiene desplegada toda una red de monitoreo de cámaras. Foto:Néstor Gómez / EL TIEMPO
Esto se ve reflejado en que el tiempo de reacción ante reportes de delitos es de, máximo, dos minutos.
Su presencia constante, sumada al uso de herramientas tecnológicas y al análisis de datos, permite anticiparse a riesgos y consolidar una estrategia de seguridad cercana, eficaz y replicable.
“En esa zona hay mucha seguridad, yo puedo salir tranquilamente a las 8 p. m. de mi trabajo y sé que no me va a pasar nada”, dijo Wilson Martínez, quien trabaja en uno de los edificios del Centro Internacional.
La razón de ser de Asosandiego
Aunque la estrategia de los frentes de seguridad surgió desde 1996, aproximadamente, el de este barrio viene funcionado desde 1987. En el momento de la consolidación del frente, hace más de 30 años, el centro de la ciudad estaba sufriendo un deterioro en materia de seguridad y aseo público.
Ante ese panorama que parecía complicado, muchas empresas decidieron mudarse a otras zonas de Bogotá para evitar este flagelo. Quienes se quedaron, decidieron organizarse para fortalecer la vigilancia y la infraestructura de la zona.
En el presente, esta sociedad cívica cuenta con casi 140 , entre ellos empresarios, comerciantes y residentes que aportan para darle continuidad al modelo de gestión territorial que tiene San Diego y toda la zona del Centro Internacional.
En 2024, los delitos más frecuentes fueron el mecheo (robo de productos en comercios), con 34 casos; seguido de los robos a personas, que sumaron 33. También se reportaron 26 robos por factor de oportunidad —es decir, cuando los objetos son dejados sin supervisión—, 10 raponazos, seis intrusiones en propiedad privada y cinco casos de suplantación de autoridad.
En lo corrido del año, se han registrado 250 denuncias menos por hurto a personas. Foto:Néstor Gómez / EL TIEMPO
Otras modalidades incluyeron cosquilleo (hurto en aglomeraciones) con cuatro casos, escopolamina con el mismo número, y tres delitos de menor incidencia: estafa, hurto de autopartes y hurto de contadores, cada uno con un caso reportado.
Otra forma de atraer seguridad
Con respecto a la inclusión del cuidado del espacio público en su plan de acción, el coordinador de Asosandiego explica que “la seguridad significa que yo pueda caminar libre por un andén, tenga iluminación en la calle, pueda tener zonas verdes y goce de un espacio aseado”.
El frente de seguridad percibe que la apropiación comunal de los espacios públicos –a través de actividades culturales y recreativas– fomenta la convivencia sana. “Así no es tomado por la delincuencia”, argumenta Orozco. La transformación de San Diego y sus alrededores no solo se refleja en su seguridad, sino también en la apropiación colectiva del espacio público.
Empresarios y residentes del sector se han convertido en protectores de emblemáticas esculturas a través del programa ‘Adopte un monumento’, liderado por el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (IDPC).
Los adoptantes realizan acciones de cuidado no invasivas, como limpieza, lavado sanitario y mantenimiento preventivo, en colaboración con la Brigada de Atención de Monumentos (BAM) del IDPC. Además, ante posibles riesgos —como marchas o vandalismo—, cubren las obras para protegerlas y reportan daños al instituto.
¿Cómo va la seguridad en Bogotá?
Durante los primeros cuatro meses de 2025, Bogotá ha registrado una disminución en varios de los principales indicadores de criminalidad.
Uno de los descensos más notorios se presentó en el hurto a comercios, que cayó más de la mitad, al pasar de 4.023 casos entre enero y abril de 2024 a 1.861 en el mismo periodo de este año. También se reportaron menos hurtos a personas, con una reducción del 5,6 por ciento, y un descenso del 11,2 en delitos sexuales. Delitos como el hurto de automotores y motocicletas también mostraron caídas importantes, del 35,5 y 29,4 por ciento, respectivamente.
Otras cifras de la Secretaría de Seguridad dejan ver que la ciudad aún tiene diferentes retos. Este año, en comparación con 2024, se han registrado 14 denuncias más por secuestro, 20 homicidios más, 818 denuncias por lesiones personales y 3.740 por violencia intrafamiliar.