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Las historias del personal de salud que sería vacunado en Bogotá
Son personal de primera línea del Hospital Santa Clara y esperan la vacuna contra el covid-19.
"¡Mamá, me vacunaron!". Esa es la frase que al enfermero Kevin Fontecha le gustaría decirle a su mamá. Si todo sale bien en el Hospital Santa Clara y en los procesos del Distrito, ese sueño podría cumplirse esta semana, cuando Kevin sea uno de los primeros inmunizados con una de las 12.562 dosis que llegaron para Bogotá este lunes, en un vuelo proveniente de Bélgica.
Esa llamada a su mamá será el primer paso de una serie de alegrías. Cuando reciba la segunda dosis, ojalá en 20 días, vendrá el segundo paso: correr a abrazar a su hijo de cinco años, a quien no ve desde abril.
Kevin Fontecha tiene 26 años y se enfrenta al covid-19 desde el Hospital Santa Clara. Foto:Ana Puentes
“Ese mes decidí irme de la casa, alejarme de mi familia. Mi mamá tiene 50 años y tiene hipertensión, eso la hace una persona de alto riesgo. Mi hijo es un pequeñito de cinco años y no quiero que ellos sufran, ni que se contagien”, dice Kevin.
A Kevin el virus le sacudió la vida. En 2020, cuando estaba recién egresado de la Universidad Manuela Beltrán, lo llamaron para hacer parte del personal de salud de la subred centro oriente. Y entró directo a zona covid-19. “Mi primer trabajo fue acá. Le caí a la pandemia, a ponerle el pecho”, dice, con risa nerviosa.
El covid-19 también lo puso a vivir solo por primera vez en su vida. Y, en ese año, se perdió de ver crecer a su hijo. Ese calor de papá lo ha reemplazado una videollamada diaria en las noches.
“Cuando me vacunen, lo primero que voy a hacer es correr a abrazarlo”, dice. Los ojos se le hacen chiquitos. Bajo el tapabocas N95 está sonriendo. Pero agrega rápidamente: “claro con el tapabocas puesto”.
A sus 26 años, Kevin ha visto el dolor de frente. Es parte del personal de primera línea del Hospital Santa Clara, uno de los centros de salud que ha sufrido la inclemencia del covid-19. Hoy, con todo y segunda ola superada, tiene sus Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) al 90,2 %. De 51 camas UCI, hay 46 ocupadas.
“Esto es en serio. Ver morir a un paciente no es agradable, no es fácil. Se quisiera hacer mucho más”, agrega Kevin.
Mientras Kevin da esta entrevista, en el Aeropuerto El Dorado el Gobierno Nacional desembarca 50.000 dosis de Pfizer. Han viajado desde Bélgica y hecho escala en Miami para, finalmente, llegar a Bogotá y distribuirse por el país.
Kevin es uno de los 12.562 del personal de salud de primera línea que, esta semana, podrá respirar más tranquilo.
Pero en Bogotá, son 28.669 las personas que atienden el virus en primera línea. 16.107 aún no cantan victoria para abrazar a sus hijos o a sus padres, o para hacer esa llamada: "¡Mamá, me vacunaron!"
Otras historias de los primeros vacunados
‘Yo me le encomendé a Dios.’
Patricia trabaja en servicios generales y también será beneficiada con la vacuna. Foto:Ana Puentes
Patricia Suica entró a trabajar como auxiliar de servicios generales en el Hospital Santa Clara en febrero de 2020. Nunca en su vida había trabajado en algo así; antes, como madre soltera de dos adolescentes, se las había arreglado en labores varios, atendiendo en un banco o lo que le saliera. Llegó a Santa Clara “porque las cosas no estaban fáciles”, y porque se le mide a lo que sea. A sus 46 años, le tocó medírsele al covid-19.
“Eso fue un susto grande. Yo me le encomendé a Dios. Ver la evolución de los pacientes, cómo llegaban, cómo salían”, cuenta Patricia.
Lo que la gente ve en las noticias, “la purita realidad”, ella lo ve todos los días en las camas UCI del Santa Clara. Ahora, ella también hace parte de la noticia.
“Vi en las noticieros eso, que iban a vacunar. Y este lunes me dijeron. Me siento afortunada. Si me vacuno, voy a estar bien, mi familia va a estar bien”, dice Patricia. Ella, como personal auxiliar, también está en la lista del Hospital Santa Clara, a la espera de ser vacunada con este primer lote de dosis. Como ella, también serán vacunados camilleros, trabajadores sociales, conductores y todo el personal que ve el virus todos los días.
“De cerquita me toca ver a los pacientes. Yo empiezo aquí a las 7 a.m., a esa hora tengo que estar ingresando a la UCI a recoger residuos, las cosas personales de los pacientes… me toca acercarme a ellos de vez en cuando”, cuenta Patricia y dice que le teme al virus: “Llega la gente ‘medio enferma’ de eso. Pero de la nada se ponen peor. Y yo oigo que le dicen a los médicos: ‘yo no creía en eso, yo solo me fui a una fiesta, y vea. Ayúdeme, por favor’”, relata.
Por eso, lleva casi un año en un “ritual” para proteger a sus dos hijos, de 12 y 15 años. “Antes de salir de mi trabajo me ducho. Me pongo mi tapabocas, mi careta, me lavo las manos. Luego, cuando llego a casa, me quito los zapatos, meto toda la ropa en una bolsa. Y voy y me ducho en un baño que es solo para mí”, explica.
Espera que cuando lo inmunicen pueda trabajar más tranquila: “Si estamos todos bien, sanos, va a haber una Colombia fortalecida”
'Lo hago por mi familia y por mí'
Eduard González es enfermero jefe en el Hospital Santa Clara. Foto:Ana Puentes
Eduard González lleva las cuentas de la vida. Todos los días, a las 6 a.m., hora en que empieza su turno como enfermero jefe del Hospital Santa Clara, empieza a sumar vivos, restar fallecidos y a dividir el trabajo entre su equipo.
“Empiezo a hacer recorrido el en cada Unidad, cuántos pacientes hay, cuántos están intubados, cuántos requieren procedimientos especiales, cuántos murieron. Verifico qué personal se encuentra en esa unidad y hago el movimiento. Todos esos datos los brindamos para dar el balance del día”, explica Eduard.
De su coordinación y de sus cuentas en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) salen parte de las cifras de Saludata. Las mismas que indican que, a la fecha, Bogotá suma 641.238 casos covid-19 desde que comenzó la pandemia, y resta 13.382 personas: las víctimas fatales del virus.
- A qué hora puede terminar su jornada - le pregunto.
- Woaaaa -dice y manda la cabeza hacia atrás, como si el covid-19 le hubiera lanzado su mejor puño- acabo a las 5:30 o 6 de la tarde. Pero estamos en o casi 24 horas.
Y así como se lleva el trabajo a la casa, Eduard también traslada todos los cuidados a su hogar. “Mi esposa es coronaria y tengo una hija de 23 años y otra más pequeña. Entonces llego a la casa y hago aislamiento de prendas, me ducho, todo lo empaco, todo lo desinfecto”, cuenta.
Hace un par de semanas, Eduard y el equipo istrativo pasaron el listado del personal de primera línea para vacunar. Y este fin de semana, la alcaldesa confirmó que el Hospital Santa Clara estaba entre los siete hospitales que recibirían las primeras dosis.
“No deja de haber temor… pero me siento tranquilo frente a la inmunización. Lo hago por mi familia y por mí”, dice.
Eduard ha sabido de uno o dos colegas que han perdido la vida por el covid-19 y que otros, aún sobreviviendo, la han pasado muy mal en la recuperación. “Esto es muy engañoso, muy traicionero. Hay quienes, a pesar de que han pasado la primera parte y creen que ya han sobrevivido… no lo logran. Luego viene el postcovid, se complican y fallecen. Por eso se requiere la vacunación”, afirma.
‘Aquí hay gente que todo el tiempo se está arriesgando para que Bogotá esté bien’
Paola Vargas, auxiliar de enfermería. Foto:Ana Puentes
Paola Vargas, auxiliar de enfermería en salas de cirugía en el Hospital Santa Clara, ve todos los días lo más difícil del covid: los pacientes a los que el virus mandó al quirófano.
“Desde que empezó hemos vivido angustia, incertidumbre… Yo decía ‘Dios mío, protégeme. Que no me vaya a dar’. Menos mal no me ha dado nada”, dice Paola.
No se preocupa solo por ella, sino por sus niños de 8 y 14 años, que la esperan en casa, y por su mamá, que tiene 76 años y es paciente con obesidad, una comorbilidad que la pone en peligro.
“El miedo ha sido contaminar a mi familia. Yo acá he tratado de protegerme de todas las maneras posibles, pero siempre cabe la duda y el miedo: uno se puede contaminar aquí, en el bus, en cualquier momento”, agrega esta auxiliar de enfermería que, por primera vez en meses, ve venir tiempos mejores.
“Estoy feliz porque el Hospital salió favorecido. Estoy a la expectativa. Aunque no va a parar el covid, es quizá algo que va a evitar mortalidad en muchas personas y me va a dar tranquilidad para trabajar”, asegura Paola.
Aunque no va a parar el covid, es quizá algo que va a evitar mortalidad en muchas personas y me va a dar tranquilidad para trabajar
Si los plazos que puso el Ministerio de Salud se dan, este jueves Paola y sus compañeros del Hospital Santa Clara recibirán la primera dosis de Pfizer. Al Hospital le corresponden 1.062, que se aplicarán en nueve puestos de vacunación que ya se están instalando en un edificio de expansión del centro de salud.
Aunque a esta enfermera ya le llegó su alivio, aún no está del todo tranquila. “Tengo la ilusión de que a mi familia también la vacunen”, dice, y también espera que los ciudadanos anden con más cuidado: “yo les diría que se protejan, que piensen en sus familias. Aquí hay gente que todo el tiempo se está arriesgando para que ellos estén bien”.
'Estoy muy feliz porque no voy a ser un riesgo para mi familia'
William Vanegas, auxiliar de enfermería. Foto:Ana Puentes
William Vanegas ha visto al ser humano en su fase más vulnerable. Como auxiliar de enfermería, ha bañado, ha limpiado, ha cambiado pañales y ha asistido a las personas a quienes el covid-19 ha mandado a camas hospitalarias y a camas UCI.
“También he tenido compañeros que (se han contagiado) y han tenido que quedar aislados. Yo he tenido que atenderlos. Y he visto doctores que han tenido que salir y ser hospitalizados”, cuenta William, de 27 años, y agrega, “aquí he visto la desgracia de quienes se han contagiado y de quienes no han vuelto a casa”.
Pero, por fortuna, él no se ha contagiado. Se ha cuidado, se ha quedado en casa siempre y ha esperado la vacuna. Cree que esta semana por fin le llegará el turno.
“Estoy muy feliz porque no voy a ser un riesgo para mi familia, ni para mí. A veces voy en el bus y la gente no se sienta al lado de uno”, dice.