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50 días y 50 noches: una madre busca a ingeniero desaparecido en Antioquia

Andrés Camilo Peláez tiene 26 años y desapareció el 3 de abril. No hay certezas de qué le pasó.

Andrés Camilo Peláez, desaparecido el 3 de abril en San Andrés de Cuerquia, Antioquia.

Andrés Camilo Peláez, desaparecido el 3 de abril en San Andrés de Cuerquia, Antioquia. Foto: Cortesía

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PERIODISTA INTERNACIONALActualizado:

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Claudia Yepes completa este domingo 50 días y 50 noches sin conocer el paradero de su hijo Andrés Camilo Peláez, un ingeniero forestal de 26 años. Lleva la cuenta en un perfil de Twitter que abrió precisamente para pedir ayuda. “¿Dónde está Andrés Camilo?”, se lee en la descripción. Allí, todos los días, sin falta, esta mujer de 50 años clama por el regreso de su hijo y les exige respuestas a las autoridades.
El domingo 3 de abril, Andrés Camilo salió de una reunión en Toledo, Antioquia, y se dirigió a San Andrés de Cuerquia, otro municipio de ese departamento. En la noche fue a comer y a tomar unas cervezas. Pero en la madrugada del lunes se perdió su rastro y desde entonces todo es un manojo de interrogantes. Las autoridades, un mes y medio después, ofrecen 10 millones de pesos para acelerar su búsqueda.
Andrés Camilo nació en Jericó, Antioquia. Su familia, trabajadora, es oriunda de ese municipio. Su madre lo describe como un joven brillante que sacó adelante sus estudios con muchos sacrificios: “le tocó muy difícil”. Entró a la Universidad Nacional a los 16 años a estudiar ingeniería ambiental. Tuvo que irse a Medellín, donde vivió en casas de familia y en habitaciones en arriendo.
En quinto semestre decidió cambiar de carrera, convencido de que quería estudiar una más centrada en el medio ambiente. Así, ingresó a ingeniería forestal. “Era lo que le gustaba. Él ama a la madre tierra, el campo, la naturaleza, los ríos, los animales. Él es entregado a todo lo que es el medio ambiente”, cuenta Claudia.
La universidad, en ese entonces, tenía acuerdos con la firma EPM para que sus estudiantes de semestres avanzados adelantaran trabajos de compensación forestal en la zona de influencia de Hidroituango, el proyecto hidroeléctrico ubicado sobre el río Cauca catalogado como la obra más grande de infraestructura que actualmente se ejecuta en Colombia.
Andrés Camilo empezó así a conocer esa zona del noroccidente antioqueño, la cual ocupa predios de los municipios de Ituango y Briceño, donde se construyen las obras principales, y de Santa Fe de Antioquia, Buriticá, Peque, Liborina, Sabanalarga, Toledo, Olaya, San Andrés de Cuerquia, Valdivia y Yarumal. Primero, arrancó como personal de apoyo, y una vez se graduó se vinculó de manera formal.
Andrés Camilo Peláez, desaparecido el 3 de abril en San Andrés de Cuerquia, Antioquia.

Andrés Camilo Peláez, desaparecido el 3 de abril en San Andrés de Cuerquia, Antioquia. Foto:Cortesía

En enero de este año Andrés Camilo firmó un contrató con la firma WSP, vinculada para hacer la interventoría del componente ambiental de Hidroituango. Él cumplía un rol de asesoría con las comunidades de la zona para la implementación del Plan de Manejo Ambiental del proyecto, el cual incluye un componente de reforestación en el que participan varias juntas de acción comunal.
El contrato inicialmente iba hasta agosto próximo. Sin embargo, Andrés Camilo, según cuenta su familia, tiene proyectos de estudiar en el exterior, por lo que de común acuerdo con la empresa se decidió que la vinculación iría hasta el 5 de mayo.
Pero todas las ilusiones de la familia por los sueños de Andrés Camilo se convirtieron en angustia desde el pasado 3 de abril.

La desaparición

Andrés Camilo vive en Medellín. A la zona de influencia, por lo general, va entre semana. Hay periodos en los que debido a la cantidad de trabajo debe permanecer allí los fines de semana y asistir a reuniones con las juntas de acción comunal, las cuales suelen citarse los domingos.
Andrés Camilo Peláez junto a su mamá, Claudia Yepes.

Andrés Camilo Peláez junto a su mamá, Claudia Yepes. Foto:Archivo Familiar

Así ocurrió el 3 de abril. En la mañana estuvo en una reunión en el Valle de Toledo, un corregimiento del municipio de Toledo. A las 3 p.m. de ese domingo el transporte que le dispone la empresa lo dejó en el hotel donde se hospedaba, en San Andrés de Cuerquia. Esa tarde permaneció en su habitación.
A las 7:10 p.m. se comunicó con su madre, le contó que estaba muy cansado y los pormenores de su día. “Hablamos por WhatsApp porque allá la señal es mala. Luego, nos comunicamos vía telefónica, también por WhatsApp. Hablamos hasta las 8:54 p.m.”, relata Claudia, quien tiene calcada en la memoria esa última conversación.
Andrés Camilo colgó la llamada con su madre y habló enseguida con su novia, Natali Caro, también ingeniera forestal. Los dos se conocieron en la universidad en 2014 y empezaron a salir en 2016. Desde entonces están juntos. “Nos graduamos juntos -cuenta Natali-. Hemos desarrollado proyectos conjuntos y hemos trabajado en muchas áreas, especialmente en la restauración ecológica. Ha sido una relación muy bonita, estable y libre. Con Camilo he aprendido muchas cosas”.
Por esos días Natali vivía en Canadá. La pareja había decidido destinar las noches para hablar a través de videollamada, y esa parecía una noche como cualquier otra. “Hablamos súper bien. Yo no noté nada extraño. Él me dijo que se estaba quedando dormido y que iba a ir a comer algo porque tenía mucha hambre”, cuenta Natali, quien recuerda que Andrés Camilo en esa oportunidad “estaba muy tierno”. “Yo le dije: ‘¿Vos por qué estás tan tierno?’. Y él me dijo: ‘No, normal’”.
Andrés Camilo junto a su novia, Natali Caro.

Andrés Camilo junto a su novia, Natali Caro. Foto:Archivo Particular

La conversación siguió vía WhatsApp mientras él salía a comer. “Él me mandaba notas de voz y yo escuchaba que estaba en la calle”, relata Natali. A las 9:53 p.m. Andrés Camilo le envió el último audio. Ella, asegura, se tardó dos minutos en responderle. Pero él ya no habló más. En ese momento, su novia pensó que el joven ingeniero se había quedado dormido y no le siguió escribiendo. La incertidumbre llegaría cuando el lunes en la mañana su bandeja de entrada seguía vacía, sin mensajes de Andrés Camilo.
Nadie se percató de su ausencia hasta el lunes 4 de abril, cuando a las 9 a.m. el transporte de la empresa arribó al hotel a recogerlo y el personal avisó que no había llegado a dormir. Una mujer que trabaja ahí les dijo que era muy extraño porque ella, que ya lo distinguía porque era la tercera vez que él se hospedaba allí, siempre lo veía regresar temprano cuando salía a comer.
El equipo de transporte le notificó a la empresa lo que estaba pasando. Al poco tiempo, entre las 11 a.m. y la 1 p.m., aún sin rastro de Andrés Camilo, representantes de la firma llegaron al hotel en compañía de dos agentes de la Policía para recoger sus pertenencias, entre las cuales había un computador portátil propiedad de la compañía. Para ese momento ya había sido reportado ante las autoridades como desaparecido.
Claudia, entre tanto, estaba en Palestina, un municipio de Caldas. A las 3 p.m. recibió una llamada de su hijo menor, Santiago, quien le preguntó si sabía dónde estaba Andrés Camilo. Ella le dijo que no, pero que habían conversado la noche anterior. No era la primera vez que una situación así ocurría. La familia cuenta que en un par de ocasiones anteriores también le habían perdido el rastro por unas horas, pero se trataba de problemas para comunicarse por la falta de señal en la zona donde trabajaba.
Esta vez, sin embargo, fue distinto. Su otro hijo, de inmediato, le dio la noticia: “Má, Andrés Camilo está desaparecido”. A Claudia el mundo se le vino abajo: “Sentí que me clavaron dos puñaladas en el corazón. Dos puñaladas muy fuertes”, dice.

La búsqueda: sin una hipótesis clara

Una vez se reportó la desaparición a la alcaldía del municipio de San Andrés de Cuerquia el 4 de abril, se organizó un consejo de seguridad extraordinario con la Policía, el Ejército y el equipo de bomberos. Allí se concretaron una serie de acciones para dar con el paradero de Andrés Camilo. Como primera medida se accedió a registros de video para determinar qué pasó ese domingo después de las 10 p.m., cuando el joven ingeniero le envió el último audio a su novia.
Natali, quien finalmente se enteró el lunes en la tarde de la desaparición de Andrés Camilo, regresó a Colombia el miércoles 6 de abril y de inmediato se vinculó a las labores de búsqueda. “Camilo nunca ha sido una persona de perderse. Ni de beber y desaparecer por días, y menos si tiene que trabajar -relata-. Viajé a intentar encontrarle sentido a lo que estaba pasando, a buscar una pista”.
El registro de cámaras de seguridad mostró que, efectivamente, Andrés Camilo salió del hotel a las 9 p.m. Luego fue a comer y, más tarde, se dirigió a un local a tomar unas cervezas, a eso de las 10 p.m. Con base en algunos testimonios, se pudo establecer que allí departió con dos hombres. Uno de ellos es un comerciante del municipio que tiene un negocio de comidas rápidas. El otro es un primo de ese hombre.
Ambos fueron interrogados por las autoridades, pero aseguraron que estuvieron con el joven ingeniero hasta las 3 a.m. del lunes 4 de abril. A esa hora, dijeron, él salió del local, se despidió y siguió solo su rumbo.
La última vez que Andrés Camilo fue captado por una cámara del municipio eran las 2:57 a.m. Aparece cerca al parque principal. El lente lo muestra: un metro con 73 centímetros de altura, cabello negro y corto; lleva una gorra y una camiseta de color negro, un pantalón gris y tenis verdes. Su familia dice que en la grabación se le ve un poco mareado, quizá por las cervezas que había tomado minutos antes. Pero de ahí en adelante no hay más registros de video.
Este es el último registro en video que se tiene de Andrés Camilo.

Este es el último registro en video que se tiene de Andrés Camilo. Foto:Cortesía

En entrevista con EL TIEMPO, Ana Carolina Carvajal, alcaldesa de San Andrés de Cuerquia, explicó que ese municipio no cuenta con un circuito activo de cámaras de seguridad y que incluso hay cámaras deshabilitadas desde 2018. Sin embargo, aseguró que las autoridades establecieron que “la última persona que lo vio fue un subintendente de la Policía, quien lo vio transitando a las 3 a.m.” por esa zona, donde queda el comando de Policía del municipio.
Lo que pasó después aún es un misterio sin resolver.
Para la alcaldesa Carvajal, lo que ha dificultado la recolección de información clara, además de las fallas en las cámaras, es que en el municipio el comercio cierra a la 1 a.m. y la actividad en las calles a esa hora, sobre todo un lunes, es casi nula hasta las 4 a.m., cuando algunas personas salen para sus trabajos.
Sin embargo, para la familia resulta inconcebible que en un municipio tan pequeño, de apenas poco más de siete mil habitantes, no se haya visto o escuchado esa madrugada siquiera una mínima señal que dé cuenta de lo que pasó.
“Es lamentable que nadie hasta el momento nos haya dado una pista. A Andrés Camilo no se lo pudo haber tragado la tierra sin que nadie se diera cuenta”, insiste Claudia en medio de su angustioso relato.
A la fecha, todos los esfuerzos han sido en vano. Familiares, amigos y de las comunidades que lo conocían, en compañía de los bomberos, la alcaldía y la Policía, han llevado a cabo extensas caminatas en cañaduzales, montañas y valles; han usado drones por el recorrido del río San Andrés, y han caminado veredas donde supuestamente lo han visto.
Pero de Andrés Camilo no hay rastro.
A Andrés Camilo no se lo pudo haber tragado la tierra sin que nadie se diera cuenta
Este diario ó a la Fiscalía General para conocer detalles de cómo avanza la investigación a casi 50 días del reporte de desaparición. En una breve respuesta, ese organismo informó: “se activó el mecanismo de búsqueda urgente desde que se conoció la desaparición. Se han efectuado varias mesas de trabajo entre el fiscal del caso y los investigadores, pero hasta el momento no hay resultados positivos”.
La firma EPM, encargada de financiar el proyecto de Hidroituango, también ha seguido de cerca el caso. Desde un primer momento, alertó a su red de bomberos, líderes comunitarios y guardabosques para que colaboraran en las jornadas de búsqueda; proporcionó drones para los rastreos, y adelantó una campaña para distribuir plegables, volantes y pasacalles en diferentes puntos. Así se lo explicó a EL TIEMPO Róbinson Miranda, director ambiental, social y de sostenibilidad de Hidroituango, quien agregó que la compañía está colaborando activamente con las autoridades encargadas y, además, le ofreció un servicio psicológico de acompañamiento a los familiares.
El 5 de mayo, cuando se cumplió la terminación del contrato y Andrés Camilo cumplía poco más de un mes de haber desaparecido, la empresa WSP le envió a su familia el último pago y la liquidación.

‘Alguien tiene una verdad’

El caso ha provocado tal conmoción en esa zona del país, que se han tejido toda suerte de rumores y supuestas hipótesis sobre el destino del joven ingeniero. Su familia solo le da verosimilitud a dos de ellas.
La primera es que a Andrés Camilo le habrían dado una sustancia y esté deambulando. Su madre dice que es muy extraño que él estuviera a esa hora de la madrugada en la calle, pues cuando habló con ella la última vez le comentó que se sentía agotado físicamente y que debía volver pronto al hotel porque el lunes lo recogían temprano.
La otra versión es que podría tratarse de un secuestro.
San Andrés de Cuerquia es uno de los 12 municipios que conforman el cañón del río Cauca, una zona golpeada históricamente por el conflicto armado. En la actualidad, esa situación de orden público sigue vigente. Tanto en ese municipio como en Toledo hay presencia de disidencias del frente 36 de las Farc y de Los Pachelly, una organización criminal nacida en Bello, Antioquia. Ambos grupos sostienen un conflicto con el Clan del Golfo por el control territorial.
Andrés Camilo cumplía un rol de asesoría con las comunidades.

Andrés Camilo cumplía un rol de asesoría con las comunidades. Foto:Cortesía

Hasta ahora, ningún grupo armado ha reconocido que tiene retenido a Andrés Camilo. Su familia incluso asegura que el joven no había recibido amenazas en su contra.
Sin embargo, Natali enfatiza en que sí existía cierto riesgo por el tipo de labor que desempeñaba su novio. Y no es para menos. En su informe más reciente, la organización Global Witness halló que, “por segundo año consecutivo, Colombia registró la mayor cantidad de asesinatos de personas defensoras de la tierra y del medio ambiente: 65 en total en 2020”, lo que ubica al país como el más peligroso para los ambientalistas.
Además, Natali habla de las pocas garantías de seguridad que enfrentan quienes como ella y Andrés Camilo trabajan en pro del medio ambiente: “Nosotros siempre estamos en el limbo con toda esta situación de orden público”.
Explica que muchas empresas los contratan para hacer inventarios forestales y que, aunque les proporcionan un transporte para movilizarse y les piden reportar su ubicación en tiempo real, las medidas resultan insuficientes. “Es innegable en este país que si vos defendés el medio ambiente eres un blanco fácil, sobre todo en una zona como esta”, señala. Y lo cuenta por experiencia propia, pues asegura que varias veces, en labores de campo, se ha encontrado con grupos armados con los que ha tenido que mediar o pedirles permiso para hacer su labor.
Los familiares de Andrés Camilo están convencidos de que hay habitantes del municipio que sí saben detalles de lo que pasó, pero creen que, en estas circunstancias, impera el miedo a hablar. Quienes se han desplazado hasta allí para colaborar en las labores de búsqueda comentan que por momentos se han sentido inseguros.
La alcaldesa Carvajal rechaza esas versiones, aunque reconoce que en San Andrés de Cuerquia sí hay una situación alarmante en materia de seguridad por cuenta de Los Pachelly, que mueven el microtráfico en el municipio. Al punto que, según dijo, “se está investigando para determinar si hay o no un vínculo entre quienes manejan el microtráfico y esta desaparición”.
Es innegable en este país que si vos defendés el medio ambiente eres un blanco fácil, sobre todo en una zona como esta
Mientras las investigaciones avanzan sin respuestas claras, Claudia Yepes vive una pesadilla por la ausencia de su hijo: “Alguien tiene una versión, alguien tiene una verdad. ¿Entonces hasta cuándo?, ¿por qué esto me pasa a mí?, ¿por qué esto le pasa a Andrés Camilo? Yo no entiendo. La gente me dice que a las personas fuertes Dios les pone estas pruebas precisamente porque son fuertes, pero hasta aquí llega la fuerza. Ya no tengo fuerzas. La vida se me acabó. Yo no tengo vida”.
En Colombia, según cifras de Medicina Legal, 1.447 personas fueron reportadas como desaparecidas entre el 1° de enero y el 17 de mayo de 2022. De estas 891 son hombres. Uno de ellos es Andrés Camilo.
(Visite nuestro especial multimedia: Una lucha verde que les costó la vida)
45 días después de haberse reportado su desaparición, la Gobernación de Antioquia ofreció una recompensa de hasta 10 millones de pesos por información efectiva que permita dar con su paradero. Para la familia, fue una reacción tardía, pero esperan que facilite las labores de búsqueda. “Si alguien sabe algo, le suplico que nos ayude para que mi hijo regrese a casa. Lo estamos necesitando para que siga cuidando el planeta”, dice Claudia.
Quien conozca alguna información puede comunicarse al 123, el 165 o al 312 401 0248. Las autoridades garantizan absoluta reserva.
Andrés Camilo quiere vivir en Canadá junto a Natali. Allí planea estudiar inglés y continuar con sus estudios. Había comprado un tiquete para este sábado 20 de mayo. Ese sueño se pospuso, por ahora. Es urgente seguir buscándolo. Que se conozca la verdad. Que vuelva con su familia.
WILLIAM MORENO HERNÁNDEZ
Periodista de ELTIEMPO.COM
En Twitter: @williammoher

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