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La historia del hombre que salvó a 22 familias de la muerte en el Space
Jaime Enrique Gómez Zapata ordenó evacuar el edificio horas antes del colapso. Esta es su historia.
Jaime Enrique Gómez en ese momento era director encargado del DAGRD. Foto: David Sánchez. Archivo EL TIEMPO
En octubre de 2013, a sus 35 años, Jaime Enrique Gómez Zapata tomó una decisión que cambió su vida y la de 22 familias. Ante la inminencia de lo que sería una tragedia, ordenó la evacuación inmediata de un edificio que, 34 horas más tarde, se desplomó. Esta es su historia.
Jaime Enrique es geólogo. Conoce muy bien los riesgos propios de nuestra geografía. Tiene una especialización en prevención y atención de desastres naturales y una maestría en gestión del riesgo y medio ambiente. Comenzó su carrera como practicante en el Sistema Municipal de Atención y Prevención de Desastres de Medellín (SIMPAD), el cual, años después, tras la expedición de la ley 1523 de 2012, pasó a ser el Departamento istrativo de Gestión del Riesgo de Desastres (DAGRD). Allí se dedicaba a visitar corregimientos de Medellín y a trabajar en la prevención de movimientos en masa, el principal fenómeno amenazante de esa zona montañosa del país.
En 2008, tras enfrentar varias emergencias por lluvias -Jaime recuerda especialmente la del barrio El Socorro, donde fallecieron 27 personas por la magnitud de un derrumbe, así como la tragedia en la urbanización Alto Verde, en el barrio El Poblado, donde un alud de tierra cayó sobre seis viviendas-, la capital de Antioquia declaró una urgencia manifiesta, con el fin de mejorar su capacidad de respuesta ante estas situaciones, y para esto contrató a un equipo de ingenieros y geólogos.
Jaime se convirtió en una suerte de mentor y les enseñó a desenvolverse en el trabajo de campo: les explicó cómo hacer las inspecciones por riesgo y qué debían tener en cuenta en sus visitas. Así, pronto adoptó un rol de liderazgo y en 2010 asumió como coordinador operativo del SIMPAD. Dos años después fue nombrado como subdirector de conocimiento y reducción del riesgo del DAGRD, cargo que ostentó hasta finales de 2019.
Precisamente, en ese cargo enfrentó el que, según dice, ha sido uno de sus mayores retos profesionales hasta la fecha.
Actualmente, Jaime Enrique Gómez es director del Departamento istrativo de Gestión del Riesgo de Antioquia (DAGRAN). Foto:Twitter: @KIKE1978
La tragedia
Sábado, 12 de octubre de 2013. La torre 6 del Space, un edificio ubicado dentro de un conjunto de apartamentos en el barrio El Poblado, en Medellín, se desplomó hacia las 7 de la noche. Toneladas de concreto se fueron al piso en cuestión de minutos. A esa hora, Jaime estaba en su casa, a punto de salir a comer con su esposa y unos amigos. Su teléfono empezó a sonar. Una oleada de llamadas y mensajes le confirmaron lo que el día anterior él supo que tarde o temprano pasaría: se había derrumbado la torre 6 del Space, construida hacía ya seis años por la firma Lérida CDO.
No fue una corazonada o una sospecha caprichosa. Fue el dictamen de su experticia en gestión del riesgo.
Carlos Gil, el entonces director del DAGRD, estaba de vacaciones y Jaime, en calidad de subdirector, asumió como director encargado. Ese viernes en la mañana -cuenta Jaime- llegó una llamada a la línea de emergencias 123, en la cual “una mujer mayor alertó que el edificio se había sacudido, que había sonado muy duro, y que una de las paredes de su apartamento se había agrietado”.
El aviso llegó al despacho que por esos días el geólogo tenía a su cargo. Jaime tuvo un mal presentimiento, pues se trataba de un sector exclusivo de Medellín donde las edificaciones no suelen presentar ese tipo de complicaciones. De inmediato, salió de la oficina con rumbo al Space acompañado por tres ingenieros de la alcaldía y un equipo de bomberos para hacer la inspección.
Así se veía la zona del edificio horas después del desplome, el sábado 12 de octubre de 2013. Foto:Johan López. Archivo EL TIEMPO
“Llegamos al sitio. Hablamos con los ingenieros (de la constructora) y nos manifestaron que no había riesgo. Los representantes de la constructora decían lo mismo, que no había ningún riesgo. Que se trataba de un daño puntual y lo iban a solucionar”, recuerda.
Sin embargo, la inspección descartó esa hipótesis. “Comenzamos a hacer un recorrido por el edificio y evidenciamos unas condiciones riesgosas en la estructura. Por ejemplo, se veía inclinado el edificio, vimos ventanas dobladas y resquebrajamientos en las paredes. Y ahí dijimos: ‘algo está pasando aquí’”.
Jaime recuerda el momento exacto cuando tomó la decisión de ordenar la evacuación.
Con los equipos de inspección había llegado a un apartamento en el cuarto piso. Desde el noveno hacia abajo el deterioro era progresivo en la estructura y sus áreas comunes, pero en ese punto evidenciaron una señal alarmante: “había una columna con una grieta por falla de compresión, es decir que la columna estaba soportando más peso del que podía”.
El geólogo narra esa imagen con la precisión de aquello que queda grabado en la memoria. “Una parte de la columna estaba hacia afuera, en el corredor. Y la otra hacia el interior del apartamento, en la cocina. La revisamos y nos dimos cuenta de que estaba soltando una especie de polvillo, lo que indicaba que la estructura estaba en movimiento”.
Para ese momento solo había una certeza en su cabeza: era urgente evacuar el edificio.
Y a pesar de que los funcionarios de la constructora seguían expresando su desacuerdo, Jaime y el equipo de inspección se reunieron con los residentes y les dijeron que debían salir de allí. “En ningún momento dudé de la decisión que tomé”, asegura.
El edificio residencial tenía 24 pisos y estaba ubicado en el exclusivo sector de El Poblado de Medellín. Foto:Johan López. Archivo EL TIEMPO
Revisamos la columna y nos dimos cuenta de que estaba soltando una especie de polvillo, lo que indicaba que la estructura estaba en movimiento
La recomendación fue evacuar la torre 6 en su totalidad. Era arriesgado estar allí, pues había indicios claros de que se podría venir abajo. A los residentes se les explicó que debían sacar lo necesario y acordar con la constructora su lugar de estadía para esa noche y las siguientes. La comunidad acató la orden. Las versiones que negaban el riesgo del colapso, por fortuna, no los persuadieron.
Esa noche, cuando llegaron al edificio para emitir la orden que horas atrás las autoridades habían llevado a la permanencia para prohibir el ingreso a la estructura, los oficiales de la Policía se percataron de que ya no había nadie adentro. Las 22 familias residentes se habían ido a tiempo.
Sin embargo, la tranquilidad no fue completa.
En el momento del colapso 12 personas estaban en la torre 6 del Space. El rescate de sus cuerpos terminó 10 días después de la tragedia. La investigación por la muerte de 11 de las víctimas (10 trabajadores y un vigilante de seguridad) precluyó en septiembre del 2014, luego de que la constructora y las familias llegaran a un acuerdo de indemnización. Y en el caso restante, el de un joven que estaba en la zona de parqueaderos, en 2019 la Corte Suprema de Justicia absolvió y ordenó la libertad de Pablo Villegas Mesa, María Cecilia Posada Grisales y Jorge de Jesús Aristizábal Ochoa, exdirectivos de la constructora Lérida CDO, quienes habían sido condenados por ese caso.
Al respecto, Jaime comenta que los trabajadores, por ejemplo, sí estaban al tanto de la restricción. “Ellos estaban incumpliendo la recomendación de que no se podían adelantar trabajos de ningún tipo hasta que no se presentara un plan seguro”.
Sobre el lote del Space, en octubre pasado se conoció la noticia del registro del lote de casi 11.000 metros cuadrados donde estaba construido el edificio, lo que permitiría que se pueda poner a la venta y recuperar así parte del dinero que han perdido los afectados, quienes, además de llevar años pagando las cuentas de un edificio deshabitado, han denunciado incumplimientos por parte de la constructora.
Así se veían los escombros del edificio Space dos días después del colapso. Foto:Guillermo Osa. Archivo EL TIEMPO
Una decisión que salvó vidas
Tras la tragedia, la alcaldía de Medellín le solicitó a la Facultad de Ingeniería de la Universidad de los Andes emitir su concepto sobre este caso, el cual fue clave en el posterior proceso. A juicio de los especialistas de esa institución, de haberse diseñado cumpliendo la totalidad de los requisitos aplicables de la Ley 400 de 1997, la estructura del edificio "no hubiese manifestado el colapso que presentó en las condiciones impuestas".
La edificación sí tuvo problemas de asentamientos diferenciales, los cuales fueron intervenidos en agosto de 2013. Pero la estructura seguía con fallas notables.
Cuando habla de este episodio, a Jaime la voz se le llena de orgullo. Aclara, sin embargo, que no se siente un héroe o algo parecido. Reconoce que su decisión le salvó la vida a muchas personas, pero enfatiza: “solo estábamos haciendo nuestro trabajo”.
De hecho, cuenta que apenas el año pasado dimensionó realmente la labor que hicieron ese viernes de 2013. Fue en junio, cuando los noticieros del mundo informaban que un edificio de 12 plantas se había derrumbado en Surfside, Florida (Estados Unidos), en medio de la noche mientras sus habitantes dormían, provocando la muerte de 98 personas.
Para Jaime resultó inevitable pensar en el Space. “Les salvamos la vida a muchas personas”, afirma hoy, casi nueve años después, notablemente emocionado.
Actualmente, él es director del Departamento istrativo de Gestión del Riesgo de Antioquia (DAGRAN), una dependencia que trabaja en ese departamento diseñando estrategias y programas orientados a la reducción del riesgo y al manejo de desastres. Y dice seguir con la misma motivación de su primer día como practicante en el SIMPAD, esa que también lo acompañó a sortear la emergencia en el edificio Space: servir a los demás.