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Conozca la capilla en la que Antioquia aprendió a rezar
La Capilla Nuestra Señora de la Candelaria de Sabaletas, en Montebello, tiene casi 500 años.
La Capilla fue declarada Monumento Nacional en 1984 Foto: Alejandro Mercado
“La impresión es sobrecogedora: Al entrar uno a esa iglesita blanca de tapia, suelo de barro apisonado, púlpito de colores dorados y rosados, se retrocede cuatro siglos o un poquito más. Es el templo doctrinero más antiguo de Antioquia, el de Nuestra Señora de la Candelaria en Sabaletas (…) De verdad que uno se eriza cuando rebasa un gran portón de madera café, y se va internando en ese espacio de 23 metros de largo por 11 de ancho, oloroso a telarañas y polvo acumulado durante centurias. Uno siente que los fantasmas lo observan desde el coro de madera, o desde los altares.
Al fondo, uno ve, sin que pueda evitar un estremecimiento extraño, un altar mayor y dos laterales. Si se voltea la mirada, se topa uno con un cristo hermoso añoso, que duerme sus martirios en una urna de cristal. Y si se aguza el oído, puede uno escuchar los pasos de viejos conquistadores, los soldados de Jorge Robledo, que en 1540 fundaron el caserío con una hermosa capillita, sobre una colina de las imponentes montañas paisas. En los nichos de los altares uno puede observar, con éxtasis, a un señor del triunfo, y a la Dolorosa, y arriba vestida de blanco, como una novia, a la Virgen de la Candelaria. Es una iglesia sensacional”*.
Este bello texto, encontrado en fotocopias en el corregimiento antioqueño de Sabaletas, es de presunta autoría de Julio Martín Quirama, quien custodió esta capilla de hasta hace una docena de años aproximadamente.
Es irónico, aunque tiene casi 500 años y aunque Antioquia tenga fama de ‘rezandera’, la iglesia no es muy conocida. Sin embargo, aún se mantiene vigente y ostenta orgullosa el título de ser la capilla en la que ‘Antioquia aprendió a rezar’.
Declarada Monumento Histórico en 1963 por la Asamblea de Antioquia y Bien de interés cultural de la Nación en 1984 mediante Decreto 3003 en el Gobierno de Belisario Betancur, la capilla de Sabaletas es un lugar lleno de historia, milagros y secretos que por años han vivido de generación en generación resguardados por la familia Quirama, que desde la construcción y hasta la actualidad, ha custodiado este templo.
Su historia
Margarita Quirama, hace más de 10 años cuida, sin salario, este templo Foto:Alejandro Mercado
Erigida sobre un antiguo rancherío indígena, no hay una fecha exacta sobre su construcción, pero concuerdan los estudiosos en que fue a mediados de los años 1.500. De hecho, en su interior hay una pizarra verde en la que se indica que su fundación fue en 1.541, época en la que en la zona habitaba la tribu indígena de Quiramá.
Cuentan que todo comenzó “cuando el Mariscal Don Jorge Robledo de Popayán con 84 hombres en busca de un tesoro que pudo ser el tesoro de Arvi o las minas de oro de Buriticá. En este recorrido -conocido como la ruta del Mariscal Robledo- se cree que llegó a Sabaletas hacia el año 1541 encontrando un tambo o bohío, poblado por un grupo de indígenas a los que llamó los Armados, siendo obligados a convertirse al cristianismo y a construir esta capilla, en la que a partir del 1600 se conocieron los primeros rezos.
María Margarita Quirama, quien maneja la capilla en la actualidad, cuenta otra versión, que viene de sus antepasados: dice que la Virgen de la Candelaria se le apareció a una indígena de nombre Locadita cerca de una cascada a las afueras del tambo y le pidió que le construyeran una iglesia en medio del rancherío, que en ese momento lo componían 14 chozas.
“En esa época no había sacerdote ni iglesia, a los indígenas no los habían evangelizado, entonces ella (Locadita) no sabía ni qué era esa imagen, pero decía que le gustaba mucho ese bulto”, dice doña Margarita con una sonrisa.
Dice la historia que tres veces intentaron llevarse la imagen de Montebello y tres veces no fue posible, debido a que esta se hacía cada vez más pesada a medida que se alejaban del lugar donde estaba, hasta el punto de hacerse imposible de cargar.
Entonces en el lugar donde está actualmente, donde había un cementerio indígena, se erigió la primera capilla de Antioquia.
La familia Quirama siempre ha cuidado esta capilla Foto:Alejandro Mercado
Siempre un Quirama ha estado a cargo de la capilla. A sus 71 años, doña Margarita Quirama lleva poco más de 12 años con las llaves de la capilla y encargándose de su cuidado. Recibió las llaves de su hermano, Julio Quirama, quien también por unos tres quinquenios cuidó del templo y falleció casi a los 75 años con temor de que el legado muriera con él.
Un legado que ambos hermanos recibieron de su padre, Jesús Antonio Quirama, quien duró aproximadamente 12 años al frente de la capilla. Antes de ellos el abuelo Lucio Quirama y el bisabuelo Maitimí Quirama protegieron la capilla y así, sucesivamente, hasta llegar al cacique Quiramá (tenía tilde en esa época).
Aunque casi siempre se le ve sonriente, a doña Margarita se le borra la sonrisa cuando le preguntan por la continuidad del legado. Comparte el temor que tenía su hermano de ser el último Quirama en tener las llaves de la capilla.
“Esto es una vocación, porque no pagan un salario. Yo la manejo hasta donde sea capaz, vea que ya tengo 71 años y subir a tocar campanas se hace cada vez más tedioso, además ya estoy corta de vista y me siento cansada, no sé hasta dónde sea capaz. Lo ‘berriondo’ es que a cualquiera no se le pueden dejar las llaves”, explica la señora con aire de resignación.
Cuenta que la mayoría de los Quirama viven en Medellín, ya están casados y tienen familia. “La persona que maneja las llaves tiene que vivir aquí. Vea, yo todo el día me la paso abre y cierra”, agrega la mujer.
Los milagros
A los hermanos Quirama les tocó atestiguar muchos de los milagros que se le atribuyen a la Virgen que custodia la capilla de Sabaletas, que está adornada con donaciones producto de quienes pidieron y recibieron la bendición de la regente del lugar.
Cuadros de la Virgen, algunas de las bancas de la iglesia y donaciones en dinero evidencian la divinidad de esta pequeña capilla.
Y es que hasta el mismo Julio Quirama recibió el favor de la Virgen. En febrero del 2003 se robaron la imagen de la virgen de Santa Bárbara, de 350 años de antigüedad. Cuenta doña Margarita que hubo quienes culparon y señalaron a Julio o a alguno de sus hijos de aquel hurto.
“Mi hermano duró tres meses arrodillándose frente al altar de la Virgen de la Candelaria pidiéndole el milagro”, recuerda la señora, quien era su ayudante en ese entonces.
“Él le decía: ‘mi reina, usted sabe que yo de aquí no me le llevo un alfiler, no permitas que salga el que se haya llevado esa imagen’. A los tres meses alguien llamó de Medellín diciendo que había comprado una imagen que había sido robada de Montebello, pero que la entregaba con la condición de que no lo fueran a investigar. Yo creo que fue el ladrón, la Virgen no dejó que él saliera de esa imagen y trajo de vuelta a la capilla lo que es de ella”, asegura Margarita.
Recorriendo el suelo de tierra pisada de esta iglesia, en la pared izquierda al lado del altar hay un enorme lienzo de la Virgen, donado por un joven de nombre Mauricio, oriundo de Caldas, quien pintó el cuadro con la mano que la Virgen le salvó.
“Fue hace ya como unos cinco años, no recuerdo bien, pero sí recuerdo que llegó un viernes a las 10 de la mañana muy afligido por un tumor que tenía en la mano, que estaba muy grande y tenía riesgo de que se la amputaran en caso de que no sintiera los dedos en las próximas semanas”, recuerda Margarita.
Yo creo que fue el ladrón, la Virgen no dejó que él saliera de esa imagen y trajo de vuelta a la capilla lo que es de ella
El angustiado joven le pidió que si le salvaba la mano de la amputación él le pintaba un cuadro y hacía una donación a la iglesia. Una semana después le ocurrió el milagro, comenzó a sentir entumecimiento en los dedos y se salvó de perder la extremidad.
Y cumplió, a las semanas entregó el cuadro grande como donación y una serie de cuadros pequeños para que se vendieran en favor de la iglesia.
En la entrada de la capilla, al lado derecho, hay una enorme figura en madera de un Cristo Resucitado con cara de indígena, que también fue una donación producto de un milagro.
Cuenta doña ‘margara’ que esta imagen tiene unos cuatro años y que la donó un hombre de San Antonio de Prado, quien tenía una hija desahuciada por cáncer y llegó desesperado donde la Virgen a la espera de un milagro.
“Él es muy devoto a la Virgen de la Candelaria y le dijo que si era cierto que no se podía hacer nada, que por lo menos no dejara que sufriera, pero que si se podía sanar que la dejaba en sus manos…y se sanó esa muchacha, en dos meses comenzó a subir de peso, a recuperar el cabello y se recuperó”, narra la custodia del templo con alegría.
Su restauración
La Fundación Ferrocarril de Antioquia realizó la restauración sobre la capilla entre los años de 1997 a 2000 Foto:Fundación Ferrocarril de Antioquia
El pasar de los años le ha pasado factura a la Capilla de Nuestra Señora de la Candelaria en Sabaletas. Dice doña Margarita que al menos cuatro restauraciones ha sufrido esta histórica estructura.
De acuerdo con la Fundación Ferrocarril de Antioquia, en 1978 le realizaron “una inadecuada transformación: el campanario que se encontraba en mal estado fue suprimido y reemplazado por uno de ladrillo y cemento que averió los muros en tapia de la fachada; además se modificó la estructura de madera de la cubierta, se le puso piso de cemento a la sacristía, se corrigieron los deterioros de las tapias con pañete de cemento y se desmontaron las puertas y ventanas originales para reemplazarlas por burdas copias”.
Fue por lo anterior, que entre los años 1997 y 2000, esta entidad se encargó de una nueva restauración, en la que gran parte se dedicó a corregir los graves daños causados por la intervención de 1978.
Los baúles dentro de la capilla son unos de los elementos más antiguos que esta tiene Foto:Alejandro Mercado
"En la intervención realizada por la Fundación Ferrocarril de Antioquia, se procedió a efectuar los amarres estructurales que requerían las tapias, se recuperó la estructura de la cubierta en el sistema colonial de par y nudillo, se recuperó el campanario en madera, se restauraron las puertas y ventanas originales y se instalaron nuevamente en sus respectivos vanos", informó la entidad.
Luego, en agosto de 2004 y en marzo de 2012 hicimos un mantenimiento preventivo sobre la carpintería de madera, con recursos propios.
Han pasado 22 años desde aquella intervención y este templo aún conserva elementos de hace casi medio siglo, como dos baúles que están en la sacristía y también las imágenes de los Santos en madera que allí permanecen, algunas con elementos vistosos como vestidos nuevos y otros no tan vistosos como cinta adhesiva, nylon, cabuyas y clavos para mantener las partes que se les van cayendo.
Todo esto, sumado al comején que se está comiendo el altar y otros elementos del templo.
Para poder llegar
Llegar a Sabaletas es complejo por las duras condiciones de la vía Foto:Alejandro Mercado
Conocer la pionera de las 679 parroquias y 11 cuasiparroquias que tiene Antioquia es todo un viacrucis. Sabaletas está ubicada en el Suroeste de Antioquia y hay dos vías para llegar: desde Medellín, por Santa Bárbara y la otra es por Montebello.
Ambas vías son estrechas, serpenteantes, destapadas y proclives a derrumbes y otras inclemencias del mal clima.
Tan solo en marzo la vía por Santa Bárbara sufrió 15 derrumbes y la otra vía está cerrada, lo que hace que los visitantes se vayan tan rápido como llegan.
Llegar a Sabaletas es complejo por las duras condiciones de la vía Foto:Alejandro Mercado
El poco tramo pavimentado ha sido por el esfuerzo de algunos lugareños, que piden mejorar esta vía de para reactivar el turismo en el municipio, recién declarado como libre de sospecha de minas antipersonal.
Y es que sin importar que sea o no Semana Santa, la Capilla de Nuestra Señora de la Candelaria de Sabaletas es un lugar que debería visitar cualquier creyente, para conocer de primera mano el lugar donde comenzó a forjarse una religión que hoy tiene en Antioquia su mayor número de creyentes en el país: 8 de cada 10 personas, según el Dane.
*Fragmento citado por Vanessa Escobar Rodríguez para su trabajo de grado Los lenguajes del patrimonio en Sabaletas, Montebello.