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‘Me habían dado tres meses de vida’: hombre del milagro de futura beata
Sebastián Vásquez Sierra narró el momento en el que recibió el milagro de la Madre María Berenice.
Sebastián Vásquez Sierra quedó parapléjico y volvió a caminar en el 2005. Foto: Jaiver Nieto/ ETCE
Con el bastón que usa para poder caminar, Sebastián Vásquez Sierra se da golpes en los pies y en las piernas para demostrar que no tiene sensibilidad.
Aunque con este instrumento se soporta para poder dar pasos firmes, no parece ser una persona que fue desahuciada hace 25 años, cuando siendo un niño de apenas 9 años le dieron una esperanza de vida de apenas tres meses. Médicamente ya no había nada qué hacer, dos años después de comenzar su lucha contra la enfermedad.
El hombre, ahora de 34 años de edad, es oriundo de Medellín y vivió por muchos años en el municipio de Caldas, sur del valle de Aburrá, donde dice haber recibido el milagro en su casa, historia que quisiera contarle al mundo entero.
Con todo y demostración de que no siente dolor, ni jalándose un bello de sus piernas, ni pellizcándolas o dándose golpes, refuerza la idea de que su caso es increíble, un hecho por el que el papa Francisco reconoció el milagro de las virtudes de la madre María Berenice Duque Hencker, quien será la nueva beata colombiana.
“Yo he estado tres veces muerto clínicamente, dos veces en estado de coma, a los 9 años me mandaron a morir a la casa, me dieron tres meses de vida, desahuciado. Los médicos no se explican por qué estoy caminando si no hay sensibilidad, no hay posibilidad de que estuviera caminando, científica tampoco, pero la fe siempre lo ha podido todo y hasta el momento sigo aquí”, dijo en diálogo con EL TIEMPO.
Su caso médico fue conocido en los hospitales paisas por ser una condición extraña y poco explorada; una enfermedad huérfana. En su momento solo había siete casos en todo el mundo, por lo que cuenta, cuando le dieron un diagnóstico con base en los síntomas. “El nombre que le dieron a la sintomatología y al problema fue una pandisautonomía severa de causa desconocida crónica terminal idiopática”, aclaró.
Su vida
Ahora con 34 años de edad, Sebastián Vásquez Sierra mostró su felicidad por el reconocimiento del milagro de la Madre María Berenice. Foto:Jaiver Nieto/ ETCE
Vázquez narra que su vida hasta los 7 años de edad podría asemejarse a la de cualquier niño. En sus palabras, nació normal, en su familia eran él y tres hermanos más (dos hombres y una mujer) y papá y mamá.
Lo peor vino después, cuando paulatinamente se fue agravando el problema de salud, alterando su sistema digestivo, cardiaco, pulmonar, urinario y parte del hepático, lo que le produjo una paraplejia.
Esto comenzó a reñir con sus actividades diarias, cuenta. “Empecé a marearme continuamente, a comer y todo lo que comía lo vomitaba, como si hubiera comido tres cuatro o cinco veces, pero no había explicación. Y empezaron a llamar desde el colegio donde estudiaba ‘doña María Eugenia, don Miguel Ángel es que llamamos a informarles que Sebastián lo tenemos en enfermería porque perdió el conocimiento en clase’. Estaba estudiando y de un momento a otro, como si me hubiera muerto”, relató el hombre.
Las hospitalizaciones se hicieron frecuentes y, por su decisión, no volvió a ver a sus hermanos en esas instancias. Rememora que en su rol de hermano mayor, no quería que los más pequeños lo forzaran a pararse a jugar con ellos, enfrentándose a la impotencia de no poder hacerlo.
El bachillerato lo terminó en silla de ruedas, recuerda, pero siempre conservó la fe. Era 2005 cuando quedó parapléjico sin ninguna razón aparente. Durante más de nueve años tuvo que alimentarse de forma nasogástrica, gástrica , yeyunal y por alimentación parenteral (alimentación sanguínea).
De todo esto le quedó una osteoporosis, una enfermedad que lo hace vulnerable a quebrarse un hueco con el más mínimo golpe.
“Yo estaba discapacitado y durante todo ese tiempo, no podía comer nada por la boca, pero la fe siempre la tuve, la he mantenido ahí”, contó.
Mientras cuenta la historia saca de su billetera azul oscura una oración plastificada, la de la Madre María Berenice, la misma que le llevó su profesora de artística hasta la Clínica León XIII, cuando le pidió que se hiciera amigo de ella para que le hiciera el milagro.
“Todos los días sacaba la oración y le decía las sencillas palabras Dios padre, dios hijos, y dios espíritu santo, si la vida y caridad de nuestra sierva Madre María Berenice os fue acepta y grata atended a nuestra presente necesidad”, recitó. Luego, contó que en este momento de la oración, clamaba que le diera “vida a sus piernas y salud a su cuerpo”.
El milagro
“Yo le dije Madre María Berenice, vos que estás más cerquita de Dios, andate por un ladito y codéalo y le haces así, y decile señor, mira a este joven, mira a este niño, que lleva tanto tiempo, tantos años, ya desahuciado, lo mandaron a morir a la casa, le dieron 3 meses de vida, no va a volver a caminar, no puede volver a comer nada, vos que podés, darle vida a sus piernas y salud a su cuerpo. No fue nada más”, detalló sobre su petición.
Estando en su casa, cansado y a punto de acostarse a dormir, se retiró de donde veía televisión con su familia a su habitación, sobre la silla de ruedas. Aunque para muchos excepticos pudiera ser imposible, Vázquez cuenta que escuchó el nombre de la nueva beata muy fuerte y claro "Madre María Berenice Duque”, momento en el que decidió ir por la oración que le había regalado.
“En ese momento vi cuando del cielo raso, de la habitación mía, se desprendieron dos destellos de luz y cada uno se posó uno en el hombro derecho y otro en el izquierdo y se quedaron ahí fijas, como los hilos de un títere. De un momento a otro -yo estaba sentado en la silla de ruedas- sin ninguna razón sentí un impulso que me jaló y eran los dos halos de luz, fijos y fuertes, y me jalaron y estaba de pie, pero yo no me explicaba por qué”, detalló.
Uno de sus hermanos lo vio de pie, y luego, llamó a su padre, quien le recomendó rezar en ese momento.
“Yo cerré los ojos y con mi ojos cerrados le dije señor, gracias. Si es tu voluntad dale vida a mis piernas y salud a mi cuerpo y si no, déjame aquí, así como estoy, que hasta el momento he sido muy feliz y lo seguiré siendo. Y con mis ojos cerrados y sin darme cuenta, en ese momento di cuatro pasos hacia mi papá y nos abrazamos, caímos los dos al suelo, arrodillados”. continuó con el relato.
Sebastián Vásquez Sierra ahora padece osteoporosis. Foto:Jaiver Nieto/ ETCE
No es el único milagro
Más allá del asombro de los médicos tratantes de Sebastián, ahora es el milagro más llamativo que le endilgan a la Madre María Berenice, pero no es el único.
“Después de ser beatificada, tenemos varios milagros, entonces hay que continuar el proceso para la canonización, pero ya se tiene culto. A un sacerdote muy joven de la curia de Medellín lo curó de la médula espinal, él tenía un cáncer, entonces lo tenían que operar en Estados Unidos, pues entonces él consiguió ese favor también, hay muchos, ante todo es la fe y pedirle a Dios”, explicó a este medio la hermana Luz Ofelia Herrón, de la Anunciación, encargada del Museo Madre María Berenice, ubicado, en Medellín.
Sobre el caso de Sebastián, agregó que en el proceso de beatificación es muy importante la aprobación del milagro, “porque la acción de Dios se ve en Madre Berenice”, agregó la religiosa, quien destacó que el anuncio se conociera el Día de la Raza, por la cercanía de la madre con los chocoanos, los caucanos y los que trabajan sin recompensa.
"Hoy tengo la alegría más grande, no tengo palabras de verdad, saber que ella va a ser la otra próxima santa colombiana, después de la Madre Laura y que le ha podido hacer y alcanzar tantos logros con la fe y el amor a ese señor, a Dios", concluyó el hombre.