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Ambicioso proyecto inmobiliario de Medellín ahora es elefante blanco
Vecinos del sitio, abandonado hace varios años, se quejan de problemas generados por invasores.
Vecinos del sector denuncian que el edificio está habitado por personas que se asentaron allí sin autorización. Foto: Jaiver Nieto. EL TIEMPO
Una espesa capa de maleza y árboles rodea el esqueleto de la única torre que alcanzó a levantarse de Soler Gardens, un ambicioso proyecto inmobiliario situado en la avenida Las Palmas, que terminó trasformado en un gran elefante blanco.
Ubicado a pocos metros de la entrada al Túnel de Oriente, el proyecto nació como un atractivo complejo de 56.022 metros cuadrados, a cargo de la Constructora Fajardo Williamson S. A., donde funcionarían 249 oficinas, 91 locales comerciales, un centro de acondicionamiento físico y un casino.
Martha Aguilar, una de las compradoras, explicó que durante 2008 comenzaron a vender las primeras oficinas y se iniciaron los trabajos para dejar todo listo en mayo de 2010.
Sin embargo, en noviembre de ese último año los compradores recibieron una carta en la que el constructor aplazaba la entrega, argumentando que debían hacerse algunos ajustes en los diseños y en las obras.
Uno de los líos mayores apareció en 2011, cuando la Fiscalía General de la Nación detectó que uno de los compradores del proyecto era un narcotraficante activo desde 1993: Pedro Antonio Bermúdez Suaza, alias el arquitecto.
Según el ente acusador, Bermúdez fue extraditado a Estados Unidos y desde allí habría itido lavar dinero a través de compañías, una de ellas incluida en la lista de compradores de Soler Gardens.
Como el proyecto aún no tenía un reglamento de propiedad horizontal, la Fiscalía incluyó en su medida todo el complejo, dejando en el aire a los demás compradores.
Varios de ellos explicaron que el mayor problema estalló cuando se enteraron que la constructora se había quedado sin dinero para construir.
Por esa razón, algunos iniciaron procesos judiciales contra los responsables del proyecto y la fiduciaria que había manejado los recursos del mismo.
EL TIEMPO conoció que los montos desembolsados por las 93 personas naturales y jurídicas que se embarcaron en la obra ascienden a 45.242 millones de pesos.
“Esta es la hora que a los compradores nadie nos responde por el dinero que perdimos. Ni los Fajardo Moreno ni la fiduciaria ni ningún organismo de control. Durante los últimos años algunos propietarios hemos intentado reactivar el proyecto, pero ha sido imposible”, dijo Aguilar.
El proyecto inmobiliario que no se terminó está ubicado en Las Palmas. Foto:Jaiver Nieto. EL TIEMPO
Después de tantos años en suspensión, hay otra dificultad: a pesar de que otras constructoras manifiestan interés en reactivar las obras, la mayoría de los bancos se rehúsan a financiar, alegando que tiene problemas reputacionales.
Aparte de los líos legales, la construcción abandonada también comenzó a generar problemas de orden público, según denuncian vecinos de cuatro conjuntos residenciales que rodean el lote.
Alberto Osorio, habitante del conjunto Plaza San Marcos, explicó que desde hace unos cuatro años, el edificio es habitado de forma irregular por decenas de personas que utilizan el terreno para expendio de drogas, hurtos y hasta abusos sexuales. Por ello, los vecinos piden intervenir el sector.
Esta es la hora que a los compradores nadie nos responde por el dinero que perdimos. Ni los Fajardo Moreno ni la fiduciaria ni ningún organismo de control
El Observatorio de Reasentamiento de la Personería de Medellín redactó un informe, con fecha del 23 de julio de 2019, en el que calculó que cerca de 36 personas, entre ellas 12 niños y 3 adultos mayores, habitaban los tres primeros pisos del complejo.
Por otra parte, el Departamento istrativo de Gestión del Riesgo de Desastres (Dagrd) realizó una visita técnica el primero de agosto de 2019 y pidió que se hiciera un estudio de Patología Estructural al edificio, ya que había encontrado varios elementos de la construcción en un “alto grado de deterioro”, humedades y un “alto grado de oxidación” en el acero de refuerzo de la estructura.
A pesar de las inspecciones de ambos organismos, en una visita al lugar, este diario pudo comprobar que decenas de personas aún permanecen alojadas en el edificio sin ningún tipo de control.
Finalmente, tanto los compradores defraudados como los vecinos del sector coinciden en que, después de una década de abandono, ninguna institución pareciera estar interesada en escuchar sus reclamos.