Autodefensas Conquistadores de la Sierra y su poder en Magdalena y La Guajira; esta sería su condición para negociar

En junio pasado, la Troncal del Caribe, arteria vial que conecta a Santa Marta con la Sierra Nevada y el departamento de la Guajira, fue escenario de un paro cívico que dejó una huella profunda en la región.

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Lo que inició como una manifestación para exigir al gobierno nacional que retomara las conversaciones de paz con el grupo Autodefensas Conquistadores de la Sierra, terminó revelando el poderoso control que esta organización ejerce en la zona, paralizando por completo la economía, la movilidad y el turismo.

El paro cívico, que se extendió durante dos días, fue organizado por líderes comunitarios de corregimientos y veredas de la Sierra Nevada, quienes se convirtieron en los rostros visibles de la protesta. Sin embargo, las autoridades confirmaron que detrás de estos líderes se encontraba la fuerte influencia de las Autodefensas Conquistadores de la Sierra, grupo armado cuya presencia en la región ha sido determinante en los últimos años.

Este movimiento de protesta no surgió de la nada. Fue precedido por una serie de eventos violentos que encendieron las alarmas en la zona rural de Santa Marta y sus alrededores.

La ofensiva de la fuerza pública en el macizo montañoso resultó en la captura de figuras clave del grupo ilegal, como César Becerra, alias Camilo y Carmen Evelio Castillo Carrillo, alias Muñeca. 

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Además, se desataron confrontaciones armadas entre el ejército y los Conquistadores, así como enfrentamientos internos entre las dos autodefensas que se disputaban el control territorial.

En medio de este fuego cruzado, campesinos e indígenas quedaron expuestos, poniendo en riesgo sus vidas y aumentando la tensión en la región.

El paro cívico, que inicialmente fue concebido como un llamado al diálogo, pronto mostró su otra cara. Aunque un número importante de personas se unieron voluntariamente a la manifestación, muchas otras lo hicieron bajo amenazas de los también denominados Pachenca que exigieron el cierre total de actividades comerciales en la subregión norte de Magdalena.

El resultado fue devastador: la zona nororiental de Santa Marta, la zona rural de Ciénaga y la Zona Bananera quedaron paralizadas, con sus calles desiertas y comercios cerrados, asemejándose a pueblos fantasmas.

Este impacto evidenció el alcance y poderío de las Autodefensas Conquistadores de la Sierra, que lograron imponer su voluntad a través del miedo.

A raíz de estos acontecimientos, se reavivó la posibilidad de un diálogo entre el gobierno y los Conquistadores para un eventual proceso de paz.

La reciente declaración del gobierno nacional, anunciando la apertura de un espacio de conversación sociojurídico con este grupo armado, ha generado un sentimiento de optimismo entre la población de Santa Marta y sus alrededores.

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Este diálogo, que podría llevar al desarme de los Conquistadores de la Sierra, antes conocidos como Los Pachenca y herederos del Bloque Resistencia Tayrona de las AUC- representa una esperanza de paz para un territorio que durante mucho tiempo ha vivido bajo la sombra de la violencia.

El 2024 ha sido un año marcado por la violencia en los municipios del norte de Magdalena. Hasta la fecha, se han registrado 266 muertes violentas en la región, una cifra alarmante que supera las estadísticas de toda la última década.

Según fuentes de inteligencia policial, la mayoría de estos homicidios han sido ejecutados por la red sicarial urbana y rural de las Autodefensas Conquistadores de la Sierra, en su constante lucha por el control de los corredores de droga y las actividades de extorsión.

Esta espiral de violencia no se limita solo a Magdalena. En el vecino departamento de La Guajira, los corregimientos de Palomino y Mingueo han sido escenario de macabros hallazgos: cuerpos desmembrados, metidos en bolsas y sacos de café, evidencian la brutalidad con la que opera este grupo armado.

Lerber Dimas, defensor de derechos humanos y experto en conflicto armado, asegura que los Conquistadores mantienen un accionar robusto no solo en Magdalena y La Guajira, sino también en partes del César.

"A pesar de los intentos del Clan del Golfo de penetrar estos territorios, la fortaleza armada de las Autodefensas Conquistadores de la Sierra ha impedido su avance", afirma Dimas.

También aclara que “aunque han sufrido la captura de varios de sus líderes, los Conquistadores han logrado reorganizarse y mantener su influencia, demostrando una capacidad militar que hasta ahora no ha sido doblegada".

Las Autodefensas Conquistadores de la Sierra surgieron tras la desmovilización de los bloques paramilitares en el Caribe colombiano, particularmente del Bloque Tayrona, liderado por Hernán Giraldo Serna.

Oficialmente se presentan como una organización político-militar que protege el territorio de la delincuencia común y de grupos como el Clan del Golfo, de ahí su control sobre amplias zonas de Magdalena, La Guajira y César, donde la comunidad ante la ausencia de estado y la vigilancia que reciben a cambio del pago de cuotas económicas aceptan sus condiciones.

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De hecho en corregimientos como Minca, los comerciantes manifiestan que no hay hurtos a propios ni visitantes y se vive en una aparente tranquilidad, porque la delincuencia común no se atreve a ingresar por la presencia de Los Conquistadores.

Actualmente, este grupo cuenta con aproximadamente 800 hombres armados, distribuidos en el macizo montañoso de la Sierra Nevada y en áreas rurales de Santa Marta, así como en municipios y corregimientos de Magdalena y los departamentos vecinos.

 Igualmente, mantienen alianzas con grupos urbanos para el cobro de rentas derivadas del narcotráfico y la extorsión, consolidando su control territorial a través de al menos 20 frentes armados.

Dimas señala que en algunas localidades la presencia de la fuerza pública es prácticamente inexistente, lo que ha permitido que los Conquistadores patrullen las calles y hasta los colegios, imponiendo su ley y orden.

Un ejemplo de su control en la región es el reciente homenaje que un pelotón de este grupo militar realizó en plena plaza de la vereda Calabozo, en Guachaca, para uno de sus fallecido en un accidente de tránsito.

En medio de este panorama, la comunidad clama por el cese de los enfrentamientos y el retorno de la tranquilidad. La designación de Óscar Mauricio Silva Osorio como coordinador de los representantes del Gobierno ante las Autodefensas Conquistadores de la Sierra ha generado expectativas.

Silva Osorio, quien participó en el mecanismo de verificación de la tregua con el ELN, será el encargado de liderar el Espacio de Conversación Sociojurídico con esta organización criminal.

Según la resolución firmada por el presidente Gustavo Petro, este espacio de diálogo tiene como objetivo verificar la voluntad del grupo armado de transitar hacia el Estado de Derecho, fijar los términos de su sometimiento a la justicia en el marco de la ley y construir un camino hacia la paz en los territorios bajo su control.

El futuro de la región depende de que estas conversaciones logren resultados concretos, que pongan fin a la guerra que se ha convertido en parte del paisaje cotidiano de la Sierra Nevada. Mientras tanto, los habitantes de esta zona siguen viviendo con el temor y la incertidumbre esperando que el diálogo traiga consigo la paz que tanto anhelan.

En el marco de los diálogos de paz propuestos por el Gobierno Nacional, las Autodefensas Conquistadores de la Sierra han planteado una condición clave para sentarse a negociar: que uno de sus voceros en la mesa de diálogo sea Carmen Evelio Castillo Carrillo, alias ‘Muñeca’, el máximo cabecilla de la organización. 

Actualmente, 'Muñeca' se encuentra privado de la libertad tras ser capturado en un operativo realizado en Pereira, lo que complicaría la disposición del grupo armado para avanzar en las conversaciones.

El grupo plantea que a 'Muñeca' se le permita recobrar la libertad ya que como líder y conocedor del funcionamiento interno de las Autodefensas Conquistadores de la Sierra, es fundamental para definir los términos bajo los cuales podrían entregar las armas y reincorporarse a la sociedad.

Su presencia en las negociaciones es vista por la organización como un requisito esencial para que las conversaciones prosperen.

Hasta el momento, las Autodefensas no han emitido un pronunciamiento oficial sobre la apertura de este nuevo espacio de diálogo. No obstante, en varias ocasiones han expresado su deseo de explorar vías de entendimiento que permitan alcanzar un acuerdo beneficioso tanto para sus como para las comunidades afectadas por el conflicto en la región.

Lerber Dimas, defensor de derechos humanos y experto en conflicto armado, se refiere a la importancia de que, como primer paso hacia un proceso de paz, se acuerde un cese al fuego inmediato.

"Es crucial que cesen los enfrentamientos armados en el territorio y que no se registren más atentados criminales o extorsiones, ni en las áreas urbanas ni en las rurales", afirmó Dimas.

Según él, este sería un gesto tangible de buena voluntad por parte de ambos bandos, que permitiría construir confianza en el proceso de paz.

Además, Dimas enfatizó el papel de la comunidad como veedora del cumplimiento de estos compromisos. La participación activa de los habitantes de las zonas afectadas es fundamental para asegurar que el cese al fuego y otras medidas acordadas se implementen de manera efectiva.

La Alcaldía de Santa Marta ha manifestado su total disposición a respaldar los diálogos y a colaborar en la restauración de la seguridad y el orden público en toda la región.

Desde la istración local, se considera que estas negociaciones son una oportunidad única para recuperar la tranquilidad y frenar la violencia que ha azotado a los habitantes de la Sierra Nevada y sus alrededores.

Por Roger Urieles

Para EL TIEMPO Santa Marta

En X: @rogeruv