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La Mojana, territorio de resiliencia y ejemplo de reconstrucción
Luego de la Niña en 2010 – 2011, sus habitantes narran cómo se han adaptado al cambio climático.
La Mojana es una región del país que ha tenido que reponerse de una doble catástrofe: las duras consecuencias del conflicto armado y las inclemencias del clima.
Justo allá, entre las estribaciones de la Cordillera Occidental y la plenillanura del Caribe, el presidente Duque entregó a principios de este mes la primera sentencia de restitución de tierras a una familia que fue despojada de sus territorios hace 16 años. Un logro para las víctimas de la región.
Afros, mestizos e indígenas descendientes del pueblo zenú esperaron por años una noticia como esta y han venido trabajando para visibilizar la situación de las comunidades a la par que batallan con superar los estragos que el clima ha hecho en los territorios.
“Si en el 2010 el fenómeno de la Niña no hubiese sido tan fuerte, este proyecto no hubiera salido adelante”, cuenta Wilson Beltrán, habitante de La Mojana de 39 años, con un aire de nostalgia, pero también con el orgullo de quien salió adelante luego de las duras inundaciones ocurridas ocho años atrás en Colombia.
Beltrán habla por las 42 comunidades que representa en el proyecto ‘Reducción del riesgo y de la vulnerabilidad frente al cambio climático en la región de La Depresión Momposina en Colombia’, un plan de recuperación de humedales en La Mojana que fueron destruidos por la creciente de ese entonces. Estos cuidadores ambientales viven en los municipios de San Marcos (Sucre), Ayapel (Córdoba) y San Benito Abad (Sucre).
Panorámica de la vereda de El Torno, en el municipio de San Marcos, Sucre. Foto:Juan Manuel Vargas
“Este proyecto se inició con la recuperación de zonas degradadas donde había vegetación y fauna, las cuales desaparecieron (con las inundaciones)”, dice. Su historia la contó el pasado 13 de febrero, durante la visita que el príncipe heredero de Noruega, Haakon Magnus, hizo a la zona.
Con una maqueta de su proyecto (un modelo a escala para explicar lo que ha hecho) le cuenta al heredero, que llegó hasta El Torno, en Sucre, lo que han hecho en la zona.
Beltrán recalca que él y su gente han rehabilitado el 1 por ciento de La Mojana (unas 940 hectáreas) en el marco de la iniciativa que adelantan en conjunto con el Pnud y la autoridad ambiental. El objetivo es enseñarles a los pobladores a vivir ante los periodos de sequías e inundaciones que suelen ser severos, dependiendo la época del año.
La recuperación del ecosistema lo explica con una pequeña representación que hizo con material reciclable, hojas, palitos tomados del suelo y figuras de animales miniatura como los que se utilizan en los pesebres de navidad.
Wilson Beltrán les habla con la propiedad y naturalidad de un experto al príncipe y a las autoridades nacionales y regionales que aprovecharon la oportunidad para ir hasta El Torno, sobre la intervención de la zona. Este hombre, que ha dedicado su vida a la agricultura, habla de la siembra de árboles y plantas, de limpieza de sedimentos en humedades y caños y de recolección de semillas nativas de la región.
El príncipe se desplazó hasta La Mojana durante la segunda semana de febrero. Rodeado de al menos una veintena de personas -entre de su comitiva, guardaespaldas, periodistas y lugareños- escuchó atentamente bajo el inclemente sol, a varios pobladores que le explicaron cómo han reconstruido una de las zonas del país que más resultó afectada durante el fenómeno de la Niña (2010 – 2011).
El príncipe heredero de Noruega, Haakon Magnus, habló con los habitantes de la Mojana, quienes le contaron cómo se han adaptado al cambio climático. Foto:Juan Manuel Vargas
La escena era todo un acontecimiento para los habitantes de El Torno, un corregimiento de unas 120 familias ubicado en el municipio de San Marcos, Sucre. Un noruego de nombre impronunciable para muchos se interesó en conocer el proyecto que les ha permitido adaptarse al cambio climático y asegurar su alimentación en una zona del país que vive en medio de las sequías e inundaciones.
El invitado reunió a casi toda la población de El Torno y logró que llegaran hasta la pequeña aldea el Ministro de Ambiente, un gobernador, el embajador de Noruega en Colombia, medios de comunicación, representantes de autoridades locales y regionales.
Además de reunirse con altos dirigentes del país, como el presidente Iván Duque, el noruego también dedicó un espacio para hablar con personas como Wilson Beltrá, Juana Madariaga (37 años), Mirley Martínez (20 años) y Marina González (58 años), habitantes da la Mojana.
Ellos, de viva voz, le contaron su experiencia (con la ayuda de dos traductoras que viajaron desde Bogotá) mediante maquetas y artesanías cómo su resiliencia y esfuerzo les ha permitido volver a poblar el territorio ‘mojanero’. Y el heredero noruego les dijo como respuesta a todo el esfuerzo que sus proyectos “eran inspiradores para el mundo”.
Los proyectos y las cifras
“La inundación fue algo inesperado (…). A los árboles de 3, 4 y 5 metros se les perdía el tallo entre el agua. Algunos monos nadaban e intentaban aferrarse a alguna rama para salvarse. Muchos perdimos nuestros cultivos y cosechas”, recuerda Wilson Beltrán.
Según la oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (Ocha), se estima que la temporada de lluvias en Colombia (2010 – 2011) afectó a cuatro millones de personas, causó 491 muertes, dejó 43 personas desaparecidas y destruyó 16.269 viviendas.
Además, Ocha estima que cerca de un millón de hectáreas de tierras productivas se inundaron, lo que produjo la devastación de aproximadamente 200.000 hectáreas de cultivos y se perdieron 115.000 cabezas de ganados. Las pérdidas, en ese entonces, ascendieron a $ 4.66 mil millones de dólares, lo que equivale a casi el 2 por ciento del Producto Interno Bruto del país.
La región de la Mojana experimenta periodos de fuertes sequías e inundaciones en diferentes épocas del año. Foto:Juan Manuel Vargas
La Mojana es un territorio de 500 mil hectáreas que pertenece a los departamentos de Antioquia, Bolívar, Córdoba y Sucre. Esta zona cuenta con 405.625 habitantes que en su mayoría son campesinos, agricultores y pescadores. Aquí hay 240 caños de agua, y más de 49 ciénagas.
El Pnud junto al Ministerio de Ambiente han trabajado con las comunidades de esta zona del país para ayudarles a adaptarse a una zona que vive entre las sequías e inundaciones, según la época del año.
Durante este tiempo 6839 familias de Ayapel, San Marcos y San Benito Abad han aprendido cómo asegurar su alimentación y adaptar el terreno a las temporadas de sequía durante el inicio de año y a las inundaciones en los últimos meses.
Juana Madariaga representa a 2.000 familias que han implementado un ‘sistema productivo adaptado’. Con su maqueta, la mujer explica que hoy están cultivando en zonas elevadas al suelo para evitar las inundaciones durante la época de lluvias. Mientras que en las sequías disponen de un sistema de botellas de plástico rellenas de agua con pequeños orificios que gotean la tierra y las plantas para mantenerlas húmedas. Toda la construcción es artesanal hecha con madera y material reciclable.
“Este sistema productivo consiste en cultivar para conservar la seguridad alimentaria de la comunidad (…). Aquí producimos ahuyama, maíz, arroz criollo, ají, habichuela, tomates, berenjenas”, cuenta Madariaga.
Algunas familias de la Mojana tienen una huerta familiar para cultivar sus propios alimentos. Consta de un sistema adaptado a las inclemencias climáticas de la región. Foto:Juan Manuel Vargas
En un documento, el Pnud calcula que estos sistemas productivos han dispuesto 2.660 hectáreas de cultivos orgánicos: 2.214 de maíz, 78,62 de yuca, 72,41 de plátano y 295 de fríjoles. Además de 2.761 hectáreas de arroz nativos resistentes que beneficias a 1.220 familias (3172 mujeres y 2928 hombres).
Además de los proyectos de humedales y de los sistemas productivos familiares, 120 mujeres elaboran artesanías con fibras naturales como la caña flecha y el ‘buchón’. Estas fibras crecen a las riveras de los ríos y suelen invadir los cuerpos de agua si no se controla su crecimiento. Mirley Martínez es una de las 120 mujeres que aprendió a aprovecharlas para fabricar bolsos, monederos, libretas e individuales.
“Aquí habían alrededor de 200 mil personas que se vieron afectadas a raíz de las inundaciones. El Gobierno Nacional y el Pnud ayudaron a conseguir recursos para trabajar en la adaptación al cambio climático (…). Con esto buscamos que los habitantes puedan vivir en su territorio. Hacemos una apuesta en la región para que los recursos que se inviertan realmente queden acá”, afirma Diana Isabel Díaz, coordinadora del Proyecto de Adaptación al Cambio Climático.
Al menos una veintena de mujeres de la Mojana son tejedoras de caña flecha y buchón de agua. Con esas fibras hacen bolsos, monederos, individuales, entre otras artesanías. Foto:Juan Manuel Vargas
¿Qué sigue?
La iniciativa que adelantan el Pnud y el Ministerio de Medio Ambiente se estima finalice en el 2020. Sin embargo, junto a la visita del príncipe heredero de Noruega en la que conoció estos avances, también vino el anuncio de la inversión de 117 millones de dólares para el proyecto ambiental ‘Mojana: clima y vida’, la cual se dio a conocer en El Torno el 13 de febrero en un acto al que también asistió el embajador de Noruega en Colombia y el ministro de Ambiente, Ricardo Lozano.
De los 117 millones, 38,4 millones de dólares fueron aportados por el Fondo Verde del Clima, del cual ese país nórdico es su mayor contribuyente. Esa suma se configura como la donación más grande que ha recibido el país para la adaptación al cambio climático. El resto del dinero será la contrapartida aportada por el Gobierno Nacional.
Aníbal Pérez, coordinador del Macroproyecto Mojana del Fondo de Adaptación del Ministerio de Hacienda, explica durante el acto que se desarrolló en El Torno que ‘Mojana: clima y vida’ tiene cinco ejes: soluciones de a agua potable, restauración de humedales, adaptación de sistemas productivos, implementación de sus sistema de alertas y el fortalecimiento de la comunidad.
Este nuevo proyecto se espera que abarque once municipios de la Mojana: Nechí (Antioquia); Ayapel (Córdoba); San Jacinto de Cauca, Achí y Magangué (Bolívar); Guaranda, Majagual, Caimito, San Benito, San Marco y Sucre (Sucre).
Durante la presentación de ese nuevo proyecto, que se adelantará al mismo tiempo con el que ya lleva cinco años, el príncipe Hakoon Magnus les dijo a los probladores que “la cooperación que han establecido e líneas donde antes estaba el conflicto, es inspirador”.