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Familia Tairona: una cultura que nació entre las montañas de la Sierra Nevada
Uno de los sistemas que los catapultó al urbanismo Tayrona, fue Ciudad Perdida o Buritaca 2.000.
La Confederación Indígena Tayrona denunció los métodos violentos empleados durante la detención de las autoridades centrales Foto: archivo particular
Los indígenas taironas desde los siglos XI y XII d. de C han habitado en la Sierra Nevada de Santa Marta, allí entre el nivel del mar y una altura aproximada de 2.000 metros, han enmarcado y dejado huella con su cultura.
Este grupo étnico principalmente se encuentra en la zona de Santa Marta, cerca del río Bonda y a lo largo de los ríos Ariguaní, Cesar y Ranchería, también en los valles de los ríos Palomino y Buritaca.
Pueblos de la Sierra Nevada de Santa Marta, jurisdicción de Valledupar. Foto:archivo particular
El territorio conocido como Tairona se caracterizó por sus hoyas quebradas y faldas montañosas bastante abruptas y en muchos casos encajonadas.
Desarrollaron una agricultura de terrazas y una urbanización escalonada en las ciudades, bajo el calor del trópico por su cercanía al mar Caribe y las zonas templadas y frías de la Sierra Nevada.
Es de resaltar, que el medio geográfico de la Sierra, montañoso y escarpado, contribuyó a la concentración de la población en poblados pequeños y grandes, propicios para la formación de cacicazgos.
Los Taironas se fortalecieron en dos coaliciones, las cuales agrupaban una serie de poblaciones bajo sus respectivas autoridades.
La primera de ella la de Bonda, cercana a la actual ciudad de Santa Marta, y la de Pocigueica, por los lados de Río Frío, actual zona bananera. En estos y todos los poblados había un cacique, pero no todos eran del mismo nivel. Habían más importantes que primaban sobre otros. Algunas poblaciones estaban divididas en barrios.
Además, existieron unidades políticas mayores, acercándose a federaciones, como Tayronaca, el Valle de la Caldera y Betoma.
Cada estas tenían un jefe o especie de cacique, al que acompañaba una corte de nobles guerreros o los manicatos que llevaban una marca distintiva de cabello, además de los jefes religiosos, llamados noamas. Guerreros y sacerdotes compartían la responsabilidad política y religiosa. Después venían los especialistas, como agricultores, artesanos y mercaderes.
Economía
La destreza urbanística en ingeniería fue una de las cosas por la que sobresalieron los Taironas, la cual de cierta forma los situó a la altura del resto de culturas precolombinas más adelantadas en América.
En esa área se destacaron por construcción de poblados o ciudades en forma circular en las zonas planas de las estribaciones de la Sierra Nevada, a las cuales se llegaba por medio de caminos empedrados y/o puentes colgantes.
Estos poblados contaron con canales de desagüe, zonas públicas y residenciales con casas de ricos y pobres, que se diferenciaron por el tipo de base sobre la que eran construidas. En el caso de las casas de ricos los cimientos eran de varios círculos, mientras que la base de los pobres era de un sólo círculo, lo que las hacía más frágiles.
Uno de los sistemas que los catapultó el urbanismo Tayrona, fue Ciudad Perdida o Buritaca 2.000, la cual fue descubierta en 1975.
Fue designada con ese número por haber sido el poblado doscientos de esa cultura hallado con las características propias de las ciudades Taironas, tales como plataformas curvas y revestidas de piedra para las casas situadas en las laderas, escaleras de piedra, muros de contención para evitar deslizamientos, canales y sistemas de drenaje tanto para la parte urbana como para las zonas agrícolas y una plaza pública para transitar y para ceremonias especiales.
Agricultura, pesca y caza
Indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta Foto:archivo particular
Esta población trabajó la agricultura mediante el sistema de terrazas, debido a lo escarpado de sus territorios; hicieron uso de sistemas de irrigación y desagüe especializados.
El instrumento de trabajo agrícola insigne es un surco de madera como principal herramienta. Se destacaron por el cultivo del maíz (principal), yuca, auyama, fríjoles y árboles frutales. Es de anotar, que los Taironas cultivaron y consumieron coca.
Se han destacado además como pescadores, ya que el pescado fue un elemento básico del comercio que desarrollaron activamente, intercambiando también sal marina, orfebrería y tejidos. Con los Muiscas, cambiaban sal marina y caracoles por esmeraldas.
Los Taironas combinaron la agricultura con la caza y cría de animales, tales como el curí y varios tipos de patos y venados, que abundaban en los ríos y lagunas.
Orfebrería, cerámica y comercio
Otra actividad de tipo artesanal característica de la cultura Tayrona fue la alfarería, que se vio expresó en vasijas, jarrones, platos, copas, etc., las cuales en muchas ocasiones decoraban con figuras humanas deformes, zoomorfas o geométricas, en diferentes colores, que obtenían de minerales o vegetales.
En el caso de los Taironas, los equivalentes de valor llegaron a ser el oro, la sal, el pescado y algunos llegan a señalar también la coca para intercambiar por otras cosas que necesitaban.
Creencias y ritos
En la Sierra Nevada de Santa Marta esta impregnada la cultura y el mundo que rodea a los Taironas; alrededor suyo giran todas sus creencias y actividades. El sol y la luna tienen una gran importancia dentro de sus creencias ya que influyen sus cosechas, fuente de subsistencia.
El centro de la vida social, política y religiosa se efectuaban en la plaza de la población; en donde se realizaban los actos religiosos en honor al sol, los juegos y las danzas rituales.