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Las historias que esconde la curiosa Casa de las Muñecas de Cartagena
El Mueso cuenta con ejemplares que datan incluso del siglo XIX. Conozca su historia.
Socorro Gómez de París, fundadora y directora del Museo Foto: John Montaño- EL TIEMPO
En el barrio El Cabrero de Cartagena, a una cuadra del mar Caribe, en medio de mansiones republicanas, abrió puertas un museo de juguetes que todo niño, entre 1 y 90 años, debe visitar.
Una hermosa casona republicana, con más de un siglo de historia, ubicada en la Calle Real del Cabrero, es a partir de ahora el hogar de 575 muñecas que representan la mayoría de culturas del mundo y de un centenar de carritos a escala, de todas las marcas.
Un deleite para todos aquellos que, en tiempos de revolución tecnológica, piensan que toda época pasada fue mejor.
Al ingresar al Museo Casa de las Muñecas el visitante no sólo encuentra una colección extraordinaria de juguetes, llega para conocer detalles de las culturas del mundo, a través del arte de la juguetería clásica.
“Durante la guerra no había materiales para hacer muñecas, por ello se recurrió al papel y al cartón, y eran tan perfeccionistas los europeos que nadie sospecharía que hay muñecas hechas de estos materiales livianos que han perdurado más de un siglo“, relata con un suspiro y la mirada fija en una muñeca irlandesa, Socorro Gómez de París, fundadora y directora del museo casa de las muñecas de Cartagena, una coleccionista juiciosa que comenzó en su infancia.
Durante la guerra no había materiales para hacer muñecas, por ello se recurrió al papel y al cartón
En las vitrinas se pueden observar muñecas incluso del siglo XIX.
Sentada en una mecedora Socorro limpia una vieja cabeza de una muñeca china de la que cuelga un mechón.
“Darle vida a un muñeca es toda un labor de filigrana, y para ello hay una amiga que confecciona los trajes especiales para algunas y hay otra persona encargada de reparar cualquier daño mecánico”, dice esta coleccionista consumada y llena de datos sobre sus ‘niñas’ como se refiere a las muñecas.
Una réplica de una casa victoriana, es toda una obra de arte y filigrana, con todos los objetos en miniatura de un hogar. Foto:John Montaño- EL TIEMPO
“Tenemos una colección de muñecas cuya cabeza de porcelana se hacía en la ciudad de Sèvres (Francia). Desde Alemania hacían los pedidos de las cabezas a Francia, pero los cuerpos eran hechos en Alemania con serrín, cola y yeso. Unos verdaderos artistas se encargaban de pintarlas, y a comienzos del siglo XX comenzaron a ser difundidas por Europa y Estados Unidos con el rótulo de made in Germani, pero en realidad las cabezas eran sas, de Sévres”, dice Socorro, una mujer que construye relatos de la historia de la humanidad a partir de cada uno de los personajes de su colección.
Ella se refiere a la marca alemana de juguetes Kammer y Reinhard que tuvo su época dorada a inicios del siglo XX, antes que se desatara la primera guerra mundial.
Hay una colección de carros antiguos y los infaltables carritos de madera y los automóviles de guerra. Foto:John Montaño- EL TIEMPO
La colección cuenta con piezas emblemáticas como una muñeca china de 1820, la más antigua. Se trata de una bailarina vestida de rojo y con una cabellera desordenada; cuya mirada obsesiva da la impresión de tratarse de un guerrero marcial.
Una explicación de Socorro, quien celebra 82 años de vida, sobre su colección, es una clase de historia universal.
Todo un misterio para el visitante resulta una muñequita sentada en una mecedora tomado el té. Es una bailarina de ballet, con un corsé ceñido, que le da un aire de ternura y sensualidad a la vez.
La única colombiana del museo fue confeccionada en el año de 1911 en una fábrica de Mosquera, en Cundinamarca. Solo hay un ejemplar de la famosa Barbie, que luce demasiado 'Pop Art' al lado de sus compañeras europeas que sobrevivieron a dos guerras.
Una verdadera joya es la primera muñeca de Minnie Mouse, el inolvidable personaje de Disney, fabricada en tela, durante la primera mitad del siglo pasado.
Muy recomendada es la visita a la réplica de una casa victoriana. Toda una obra de arte y filigrana, con los objetos en miniatura de un hogar.
También hay muñecos que pese a tener más de medio siglo de fabricación funcionan a cuerda perfectamente y danzan y cantan, entre ellos hay una bailarina de ballet y un soldadito tamborilero.
Los fondos que se recojan en el museo casa de las muñecas irán a parar a “La Casa Del Niño” Hospital Infantil Napoleón Franco Pareja Foto:John Montaño- EL TIEMPO
Hay un salón para los amantes de los carros
Un salón dedica sus vitrinas a una colección de carritos donde sobresalen marcas como Majorette, la empresa sa, dedicada a la producción de modelos a escala y de automóviles hechos en metal inyectado y partes de plástico.
Hay carros antiguos y las infaltables piezas de madera y los automóviles de guerra.
El visitante recibe un dulce y refrescante boli cartagenero durante el recorrido por este museo mágico.
La historiadora Marisel Montero, una de las curadoras del museo asegura que acá es posible observar el arte que hacían con los juguetes empresas como las sas León Casimur Bru; Francois Jumeau; Jumeau Bebe; Jules Nicolas Steiner; Kammer & Reinhardt; Schmitt Et Fils; Francois Gaultier, y las alemanas Armaend Marseille; Los Hermanos Heubach; Simón & Halbig y Bahr e Proschild, según la experta íconos en la historia de la juguetería.
Una muñeca china de 1820 es la más antigua. Foto:John Montaño- EL TIEMPO
Los fondos que se recojan en el museo casa de las muñecas, ubicado en La Calle Real del Cabrero Número 42 – 149, irán a parar a “La Casa Del Niño” Hospital Infantil Napoleón Franco Pareja, que cuenta con 28 especialidades y subespecialidades pediátricas y que desde hace 77 años trabaja por el bienestar de los niños de la Costa Caribe.