En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información
aquí
Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí. Iniciar sesión
¡Hola! Parece que has alcanzado tu límite diario de 3 búsquedas en nuestro chat bot como registrado.
¿Quieres seguir disfrutando de este y otros beneficios exclusivos?
Adquiere el plan de suscripción que se adapte a tus preferencias y accede a ¡contenido ilimitado! No te
pierdas la oportunidad de disfrutar todas las funcionalidades que ofrecemos. 🌟
¡Hola! Haz excedido el máximo de peticiones mensuales.
Para más información continua navegando en eltiempo.com
Error 505
Estamos resolviendo el problema, inténtalo nuevamente más tarde.
Procesando tu pregunta... ¡Un momento, por favor!
¿Sabías que registrándote en nuestro portal podrás acceder al chatbot de El Tiempo y obtener información
precisa en tus búsquedas?
Con el envío de tus consultas, aceptas los Términos y Condiciones del Chat disponibles en la parte superior. Recuerda que las respuestas generadas pueden presentar inexactitudes o bloqueos, de acuerdo con las políticas de filtros de contenido o el estado del modelo. Este Chat tiene finalidades únicamente informativas.
De acuerdo con las políticas de la IA que usa EL TIEMPO, no es posible responder a las preguntas relacionadas con los siguientes temas: odio, sexual, violencia y autolesiones
Bahía Solano: paraíso de ballenas, selva y playa
El corregimiento de El Valle es una gran opción para quienes quieran descansar. Guía.
Las playas de El Valle, corregimiento de Bahía Solano (Chocó) son de arena dorada, anchísimas como autopistas y solitarias. Y están rodeadas de una selva fecunda, tupida, de la que brotan cascadas, esteros y donde vuelan cientos de pájaros.
El mar es brioso, verde esmeralda y a veces azul. La arena no es blanca ni parece polvo de escarcha como la de las playas del Caribe. Es, más bien, morenita y a veces se pone oscura. No en todas las playas es seguro meterse. Unas son solo para contemplar.
Antes de ingresar, pregunten o estén atentos a las banderas rojas y a las señales.
Y descansando en estas playas es posible contemplar a las ballenas jorobadas, que llegaron en julio al Pacífico colombiano, a lugares como Bahía Solano y Nuquí (Chocó); también a Ladrilleros y al Parque Nacional Natural Bahía Málaga (Buenaventura, Valle del Cauca), a la Isla Gorgona (Cauca) y a Tumaco (Nariño). Son varios miles de kilómetros los que estos gigantes de los mares deben recorrer para llegar a nuestro país, huyendo del frío de la Antártida y buscando aguas cálidas para aparearse o parir a sus crías, entre los meses de julio y noviembre.
Y uno de esos lugares donde se pueden contemplar, dando brincos en medio del océano, es El Valle: un destino ideal para quienes no tengan mucho tiempo ni quieran largos desplazamientos en lancha o tengan un presupuesto ajustado.
Colombia posee inigualables destinos para avistar ballenas tales como la bahía de Málaga, Nuquí, Bahía Solano y
los Parques Nacionales Naturales Gorgona y Utría. Foto:Cortesía: Carolina Becerra / Fundación Omacha
Bahía Solano, el casco urbano, queda a 15 minutos de El Valle. Allí queda el aeropuerto José Celestino Mutis, en el que operan la aerolínea Satena y otras compañías que vuelan pequeñas aeronaves. Y aunque en los alrededores también hay playas y operadores que ofrecen cursos y experiencias de buceo, hay taxis y motocarros (tuk tuk) que en poco tiempo lo llevarán a El Valle en medio de una carretera sin pavimento pero en un estado aceptable.
Al llegar, se encontrarán con un pueblo de calles sin pavimento, precario —como todos los pueblos del Chocó— pero de gente amable. Las fachadas coloridas, las barberías y los puestos de fritos donde preparan empanadas de atún y arepas de huevo, los obligarán a hacer una parada para deleitar el paladar.
“Tenemos la magia y la belleza del mar, de la selva. Hay programas para todos los días: avistamiento de ballenas, paseos por el río Tundó, visita a la cascada de El Tigre, a las comunidades indígenas, pesca deportiva. Y el que quiera bucear o surfear, o aprender a surfear, también lo puede hacer”, explica Rubiela Gómez, una paisa que llegó hace muchos años a El Valle y nunca se fue. Allí, en pleno centro poblado, montó un eco-hotel entre la playa, el río y el mar: Kipará, nombre indígena de la jagua, fruto café oscuro que los emberas —etnia que habita este territorio— emplean para pintarse la cara, para las alergias y otros usos medicinales. Es un hotel que cumple con los requisitos de bueno, bonito y barato. La comida —pescados, mariscos— es exquisita. Y es el único hotel del pueblo que cuenta con una piscina: larga y refrescante, para quienes no se quieran meter al mar o para descansar después de la jornada.
Rubiela Gómez, a del Eco hotel kipará. Foto:Julián Espinosa / EL TIEMPO
Mailer Mosquera, un entusiasta guía de turismo local, explica que los amantes de la naturaleza pueden participar en excursiones en la selva en las que se observan cascadas, cientos de especies de aves, una infinita diversidad de flora y ranas de distintas especies y colores. La roja es la más llamativa. Las vistas del mar infinito y muy verde, desde la cima de la montaña, son la mejor recompensa después de la caminata por el monte.
En el pueblo hay que visitar el puente colgante sobre el río Valle: una bellísima construcción que comunica al pueblo con una de las entradas al Parque Nacional Natural Utría. El lugar perfecto para hacerse fotos y contemplar el atardecer, y al río fundiéndose en el mar.
También se puede caminar y disfrutar de las playas de El Valle, entre ellas, El Almejal: la más bella y reconocida de la región. De hecho, hay un eco-hotel muy bien posicionado llamado así, El Almejal, donde desde hace varios años lideran un proyecto ambiental de repoblamiento y conservación de tortugas. Al lado del hotel hay un bar, sobre la playa, recomendado para tomarse unas cervezas o disfrutar de unos buenos cocteles, y tal vez, de un espectáculo artístico con la música y los aires tradicionales del Pacífico colombiano; de las cantaoras (las más famosas son ‘Las Tejada’) o los bailarines de música urbana.
Otra excursión imperdible es ir, precisamente, al Parque Nacional Natural Utría, cuyo principal atractivo es una ensenada que parece una laguna de aguas tranquilas aunque realmente es el mar sin olas; ese mar que varios kilómetros atrás fue encerrado por la selva y por eso se ve así: como una laguna plácida. Ese lugar es considerado la ‘sala cuna’ de las ballenas’.
Utría. Desde el municipio de Nuquí son 45 minutos hasta la ensenada de Utría, de 368 metros de ancho, la cual invita a nadar en sus aguas cristalinas. Siempre con precaución ya que su profundidad es de unos 35 metros, no por nada las ballenas transitan esta zona en su peregrinaje para dar a luz. Foto:Francisco Forero / CEET
Utría queda a máximo media hora —a veces 20 minutos, depende de la marea— en lancha desde El Valle. Pero solo se puede visitar en plan pasadía pues, desde el 2019, Parques Nacionales terminó el contrato con Mano Cambiada, el operador durante muchos años, y desde entonces no hay servicio de alojamiento ni de alimentación en este paraíso de biodiversidad, considerado durante muchos años como el mejor ejemplo de turismo de naturaleza en áreas protegidas en el país. Pero siempre valdrá la pena volver a Utría: a contemplar y nadar en ese mar sin olas y a caminar por ese muelle de madera que atraviesa los manglares durante varios cientos de metros. Quienes amamos a Utría estamos pendientes de que se renueve la concesión con un nuevo operador que sea experto en turismo de conservación y que tenga experiencia en trabajo con comunidades.
Y si se cuenta con tiempo y presupuesto, vale la pena ir hasta la zona turística de Nuquí: a Guachalito, donde quedan los eco-hoteles y cabañas, y desde donde se puede caminar por la playa hacia Terco y Terquito, Piedra Piedra y Termales; este último lugar, llamado así porque es dueño de una piscina de agua termal al lado del río y a 200 metros del mar.
En Guachalito vale la pena quedarse en La Bakya, un eco-hotel con cabañas entre la selva y que miran al mar y en medio de jardines con frutas y verduras. Elizabeth Mena, una de las socias, es la mejor anfitriona posible y una diosa de la cocina. Pídanle, por favor, que les prepare unos buenos filetes de atún recién pescado y servido con arroz con coco y patacones, y un ceviche de camarones.
Bahía Solano. Al igual que los hoteles de Nuquí, en esta zona se ofrece el programa de avistamiento exitoso además la oportunidad de usar un hidrófono para escuchar el canto de las ballenas. Foto:Claudia Rubio / CEET
Si usted va...
La aerolínea Satena ofrece vuelos entre Bogotá y Bahía Solano, con escala en Quibdó o en Medellín. Con tiempo, se pueden adquirir a muy buenos precios. Informes: www.satena.com
El eco-hotel Kipará, en El Valle, al lado del mar, ofrece una estadía confortable con planes de alimentación, piscina y excursiones por la región. Y sus tarifas son muy razonables. Informes: https://hotelkipara.com.co/ Cel: 3116344428.