En un dolor de cabeza se han convertido las chivas rumberas en Ibagué, Tolima. Estos vehículos que se convirtieron en fiestas sobre ruedas también representan un problema porque los pitos, luces y música con volúmenes elevados alteran el sueño de los ciudadanos.
En diciembre, especialmente, se volvió común que a altas horas de la noche una chiva repleta de personas que consumen licor en su interior acabe con la tranquilidad de la calle o el barrio por donde va haciendo el recorrido turístico y han proliferado tanto que la ciudad tiene al menos 10 de estos vehículos acondicionados con pista de baile, luces, máquina de humo, vídeos y música.
Habitantes de la carrera Quinta, la zona céntrica y algunos barrios, se han quejado por el exceso de ruido y pidieron acciones para frenar estas actividades.
Las quejas también las han puesto sobre la mesa directivas de hospitales, como el Federico Lleras, debido a que el ruido y los pitos generan alarma en los pacientes.
Juan Carlos Núñez, secretario de Movilidad de Ibagué, afirmó que “las chivas han excedido el volumen por encima de lo permitido, lo que ha generado múltiples quejas en los ciudadanos”.
El funcionario agregó que los controles de las autoridades ya fueron activados, pues algunas chivas ni siquiera cuentan con la revisión técnico-mecánica, lo que pone en peligro la integridad de los pasajeros.
Núñez ya tiene definida una mesa de trabajo con presencia de los propietarios de chivas, conductores, Personería, Policía, Cortolima y las secretarías de Gobierno y Salud para estudiar la problemática y dar a conocer las normas de tránsito que rigen este tipo de transporte.
“La idea es concienciar a los conductores, y que ellos conozcan de manera precisa la norma y se ajusten a ella para evitar las sanciones o multas establecidas por exceso de ruido”, dijo el funcionario y agregó que una de las sanciones es la multa de 15 salarios mínimos legales diarios vigentes por exceso de ruido.
IBAGUÉ
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