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Los colombianos que llevan 120 viajes en 5 años y les pagan por hacerlos
Catalina Arenas y Juan Karim Ospina viajan al menos dos veces al mes y en vez de pagar, ganan.
Juan Karim Ospina y Catalina Arenas. Foto: Cortesía Feelin Travels.
Juan Karim Ospina y Catalina Arenas tienen el trabajo soñado por muchos: les pagan por viajar.
Esta pareja de amigos son santandereanos, se conocieron en Bucaramanga cuando tenían menos de 20 años, pero desde allí creyeron en un sueño juntos: hacer que los extranjeros se enamoren de Colombia y de su forma de viajar.
Comprendí que viajar es mi pasión; y ahora, mostrarle Colombia al mundo
Catalina, o Cata, como le dicen los viajeros y sus amigos, es comunicadora social, tiene 33 años, y Juan es de empresas y tiene 30 años. Sus carreras las integran a su empresa, Feelin Travels.
Feelin nació como un sueño de ambos; fue en el 2016, cuando Catalina trabajaba para una entidad en la que debió guiar la visita de unos turistas extranjeros y cuando Juan trabajaba para una aerolínea en la que comenzó a conocer los rincones del país.
“Prefería irme a cualquier lugar donde hubiera cupo en el avión que quedarme de rumba con mis amigos, ahí comprendí que viajar es mi pasión; y ahora, mostrarle Colombia al mundo”, dice Juan.
Juan quería abrir los viajes inicialmente en Santander, pero Cata ya había tenido una experiencia en Bogotá con ese grupo de extranjeros, así que decidieron comenzar por la capital, donde ambos vivían.
“Juan quería abrir Feelin con los amigos, pero como que nadie le siguió la cuerda, así que le hicimos, al principio por negocio, pero ahora lo amamos y disfrutamos con los viajeros”, cuenta Cata desde una playa donde atiende esta entrevista.
Ambos recuerdan el primer viaje como el comienzo de un sueño que emprendieron a las rocas de Suesca, en Cundinamarca. Eran 10 estadounidenses, a los que adentraron a las cuevas y los retaron a hacer deportes extremos; solo duró 24 horas y, aunque no incluía quedada, fue toda una aventura.
Sus destinos favoritos están en la playa. Foto:Cortesía Feelin Travels.
Estos estadounidenses eran los mismos que Cata estaba guiando en Bogotá, y con ellos comenzó este reto que hoy completa más de 1.000 viajeros en 120 viajes por Colombia.
Hay muchos viajes que recuerdan con cariño, pero sin duda, el primero en el que incluyeron quedada fue el decisivo.
Era una mañana de noviembre de 2017, Cata y Juan recibieron una solicitud de 4 viajeros que los aron porque habían escuchado de ellos por otros amigos extranjeros; querían ir a hacer kitesurf, que es una práctica deportiva sobre una tabla de surf que va anclada a una cometa gigante y que se hace sobre el agua.
No tenían mucho capital para comenzar a hacer viajes lejos de Bogotá, así que con algo menos de un millón de pesos, un carro Sandero modelo 2009 color gris que había acompañado a Juan durante toda la universidad y una pequeña maleta con algo de ropa y paquetes de comida para el camino, arrancaron hacia Chivor, ubicado en el departamento de Boyacá, donde hay un embalse en el cual se practica kitesurf.
Recuerdan que eran 4 viajeros que como pudieron se metieron en el carro y arrancaron. El capital con el que empezaron fue destinado para pagar las reservas del hotel, tanquear el carro y pagar los peajes.
“En los primeros 10 viajes siempre hubo cosas por mejorar; era un aprendizaje diario, nosotros íbamos conociendo a la par con los viajeros las idiosincrasias de cada cultura, pero ya luego le íbamos cogiendo el tiro”, cuenta Juan.
Incluso hubo un viaje que lo dejó marcado porque nunca antes le habían dado propina. “Recuerdo un viaje al Eje Cafetero en el que todo nos salió perfecto y nos dieron una propina de 400.000 pesos, fue mi primera vez. Ese día salí graduado en organización de paseos”, dice Juan entre risas.
Feelin es más que simplemente viajes acompañados de Juan y Cata, “la gente quiere es la forma en la que Juan y Cata viajan, son viajes con sentido, por eso nuestro eslogan: ‘The way we travel’, que traduce: ‘La forma en que viajamos”, cuenta Cata.
Y es que viajar con Cata y Juan es viajar con todo un cronograma de actividades distintas que alimentan el alma.
“Para nosotros es muy importante la parte emocional, los viajes se vuelven inolvidables por eso que sientes mientras viajas. Por ejemplo, sabemos que hacer ejercicio apenas comienza el día es muy importante para alimentar el alma, y así comenzamos los paseos y luego meditamos”, dice Cata.
Y es que en la página de Feelin se puede encontrar toda una serie de actividades que incluye viajar de la forma como ellos lo hacen, entre las que se destacan: sesiones de ejercicio, experiencias locales y sesiones de meditación, además de explorar la gastronomía local.
“Juan es muy espiritual, es cristiano y él ha hecho que yo reciba a Dios de una manera diferente. Nosotros nos dimos cuenta de que mucha gente busca alimentar ese espíritu, así que comenzamos a ofrecer esta manera en la que nosotros viajamos, esta es nuestra esencia”, dice Cata.
En la pandemia no pudieron hacer viajes, así que se concentraron en reinventar la forma de viajar y con eso llegó la experiencia social, dejarles un poco de ‘Cata y Juan’ a los locales.
Así crearon Feelin Colombia, que estuvo dedicada a llevar a sus viajes a colombianos. Ambos concuerdan en que su ‘traga maluca’ es San Andrés, que se convirtió en un destino de los más pedidos por locales y extranjeros.
Justamente el primer viaje fue a San Andrés, luego de que habilitaron viajes nacionales, fue cuando comenzaron con toda la experiencia social.
“Hicimos una alianza con una fundación que restaura corales, y con ellos tenemos una experiencia que es ir a la guardería de corales, careteamos y aparte de eso nos hacen un curso de apnea, es algo completamente retador y hace que la gente ame esta actividad”, cuenta Cata.
Viajar de la mano de Cata y Juan significa confianza para los extranjeros, poder desayunar en una plaza de mercado o hacer compras a vendedores ambulantes o artesanos sin sentir que pueden correr algún peligro o ser estafados.
En Bogotá, los extranjeros pueden comer un buen ajiaco en la plaza de La Perseverancia o caminar por las calles de La Candelaria mientras disfrutan de un buen café.
Y si el destino es Santander, los espera un desayuno con caldo, arepa, carne oreada y yuca cocida en el Mercado Campesino de la Mesa de Los Santos.
Cata y Juan viajan al menos dos veces al mes, pero saben que “un viaje puede cambiar la vida”, por eso dejan todo de sí en cada hora que pasan junto con sus viajeros para darles una experiencia de vida que va más allá de unas vacaciones o un fin de semana para salir de la ciudad.
“Un viaje te abre la mente, te relaciona, te da nuevas ideas, te puede cambiar la vida, y eso es lo que ha hecho en nosotros. A Cata le cambió la vida, a mí me cambió la vida, solo ver el mar te cambia todo”, dice Juan.
Cata y Juan con un grupo de viajeros en el 2019 en las rocas de Suesca, Cundinamarca. Foto:Cortesía: Feelin Travels
Abren su calendario a principio de año, pero si hay un grupo de viajeros pueden arlos en la página web, en la cual hay un formulario con preguntas sobre las preferencias, y Cata y Juan les arman el paseo y abren fechas específicas para esos grupos.
Depende de la cantidad de personas y del destino, alquilan carros o unas busetas tipo van en las que movilizan a los viajeros para que la experiencia por tierra sea autóctona, con parada en restaurante y mirador para tomar fotos.
Una vez acepten viajar con ellos, hacen una videollamada para explicarles y conocerse; así, cuando se vean para viajar ya hay una conexión previa.
“Los extranjeros son muy estructurados, ellos quieren un listado de lo que van a hacer y cómo lo van a hacer, eso nos ha ayudado a ser muy estructurados, hemos aprendido de esa organización de ellos”, dice Juan.
La rentabilidad es amplía, aunque su mayor ganancia es conocer y que les paguen por hacer lo que más les gusta, viajar.
Pero no todo es color rosa para Cata y Juan. “En Colombia es más difícil vender un plan Feelin que en el exterior, porque la gente en Colombia está acostumbrada a que si hay que pagar mucho, se van a otro destino fuera del país”, dice Cata.
Aunque el mercado de ellos es el extranjero que quiere viajar como local pero de forma segura, su esperanza es poder llevar a sus compatriotas a conocer los rincones del país de una forma diferente.
“Uno entiende que a veces salga más barato ir a Miami que a San Andrés, y tiene que ver mucho con los costos del tiquete y la tarjeta de entrada. El Gobierno debe analizar para poder bajar estos valores y fomentar más el turismo local, apoyarnos más en esa economía entre nosotros mismos”, agrega Juan.
Cuando comenzaron debieron ahorrar mucho sus costos de viaje, tanto así que muchas veces pasaban sin comer.
“Me hacía la que estaba haciendo ayuno intermitente para ahorrar costos, o compartíamos comida con Kari (Juan), pero él terminaba comiéndosela toda porque tiene más apetito que yo”, dice Cata riéndose.
Feelin es la forma en la que Juan y Cata viajan. Creamos escenarios que facilitan la conexión de la gente consigo misma y su entorno.
Viajar con Juan y Cata tiene costos de entre 300 y 400 dólares para destinos nacionales como Santa Marta y San Andrés, para dos noches y tres días, incluido el paquete Feelin, que es ejercicio, impacto social y meditación, además de todas las actividades que incluye el paseo.
Esta pareja de amigos santandereanos quiere seguir creciendo y llevando a más viajeros a “conocerse conociendo”.
“Feelin es la forma en la que Juan y Cata viajan. Creamos escenarios que facilitan la conexión de la gente consigo misma y su entorno, a través de ejercicio, de impacto social y de espiritualidad, relacionarse con otros que nunca has visto, eso es Feelin, eso somos nosotros, eso transmitimos a los viajeros”, concluyen.