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Propuestas del sector eléctrico para reducir las tarifas de energía
La coyuntura exige concertación y soluciones técnicas y sostenibles
Para el sector eléctrico colombiano el beneficio de los s y la disponibilidad del servicio de energía están y deben estar siempre en el centro de las prioridades. Es necesario plantear, de manera continua, alternativas y propuestas que permitan mantener ese foco en la prestación del servicio.
La realidad del mercado eléctrico colombiano hoy es el reflejo de una suma de variables como la coyuntura macroeconómica internacional y algunos factores locales, frente a los cuales hemos buscado construir soluciones como sector, que permitan atender la situación actual de altas tarifas y la estrechez de la oferta.
Elementos como la tasa de cambio, la inflación y las restricciones logísticas, impactan los precios de generación (que representa solo una tercera parte de los costos unitarios de la tarifa), pero la principal explicación es el retraso de más de dos años, de la entrada en funcionamiento de aproximadamente 4.000 megavatios de capacidad por la contingencia en Hidroituango (2.400 MW), que hoy funciona al 25%; y cerca de 2.000 megavatios eólicos actualmente en construcción en el departamento de La Guajira, por cuenta las dificultades de la línea de transmisión. El panorama se hace más complejo cuando observamos que la demanda se ha incrementado anualmente por encima de las proyecciones del 2.5% de la UPME (5,5% en 2021 y 3,3% en 2022).
La ajustada situación de oferta y demanda evidencia mayores riesgos cuando disminuyen las lluvias y hay bajo a fuentes complementarias (solares o eólicas), haciendo necesaria la activación de la generación de respaldo con fuentes térmicas como carbón o gas, cuyas materias primas han estado al alza por la guerra en Europa y la devaluación.
Esto se traduce en una alta volatilidad del mercado de bolsa, ante cambios mínimos en la hidrología y el alto precio de sus sustitutos. Es importante aclarar que el precio spot en la bolsa (que ha sido el más variable llegando incluso a superar los 700 pesos), solo representa la quinta parte del total del componente de generación. Esto implica que los cambios en el precio spot (el más volátil) solo refleja el 6% de la tarifa que paga el final.
El origen de esta variación abrupta en los precios obedece entonces a la falta de oferta y por ello el Gobierno Nacional lanzó una subasta de capacidad orientada a incentivar la construcción de nuevos proyectos, único camino para estabilizar los precios.
Especial atención merece el caso de la costa atlántica, en donde la principal variable que impacta el precio es el atraso en las redes y la deficiente gestión de los anteriores operadores, que llevó a que se registren pérdidas no técnicas anualmente (cercanas al 30% de la energía despachada), que se transfieren al precio a los clientes, así como la ejecución de las inversiones necesarias para mejorar el servicio. Estos factores (pérdidas e inversiones) al estar incorporados en las tarifas de esa región, se tradujeron en un crecimiento en precios en 2022 de entre un 40% y un 50%, muy por encima de la media nacional, independiente de los costos de generación.
Foto:ISAGEN
Las anteriores explicaciones no pueden desconocer que la energía ha subido y contribuye a la alta inflación, llevando a los hogares especialmente en la costa atlántica a una situación desesperada. La mayor preocupación debe ser que actualmente tenemos un mercado ajustado, con incertidumbre sobre la entrada de los proyectos renovables, sustitutos térmicos costosos y una posible temporada seca, generando un riesgo real de que se disparen los precios de bolsa.
1. Establecer un valor de referencia para la venta de energía en bolsa, los ingresos por encima de ese precio de referencia irían a un fondo público que el Gobierno Nacional podría destinar a aliviar algunos componentes de la tarifa final de energía en los estratos más vulnerables.
2. Establecer un programa para que los comercializadores más expuestos a compras en bolsa puedan ampliar su contratación y por ende reducir su exposición a la volatilidad de precios, a través de contratos de largo plazo bajo la modalidad “pague lo generado”.
3. Titularización parcial de los ingresos futuros de los distribuidores de la costa Caribe, para que estas empresas financien las inversiones necesarias para mejorar el servicio, sin trasladar de manera acelerada los costos de las inversiones a los s ni demandar recursos del fisco nacional. Esta figura permitiría que estas empresas reciban recursos frescos, respaldados por sus ingresos de próximos años.
Sin duda la coyuntura actual exige una concertación de todos los actores, para encontrar soluciones técnicas y sostenibles. Estas propuestas no son excluyentes de otras que puedan ponerse sobre la mesa y se traducirían en estabilización y reducción efectiva de las tarifas al final, brindando señales adecuadas al mercado y sin introducir cambios abruptos en la regulación, pues se mantienen dentro del marco normativo actual, esencial para estimular la confianza que se traduzca en las inversiones necesarias a largo plazo que requiere el país para garantizar su seguridad energética (que pueden ascender hasta los 7 Billones de pesos al año), mientras que avanza en las metas de transición.