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Antonio Samudio: el hombre del callejón de las delicias
Tiene 90 años. Es el amo y señor de un humor y un erotismo absolutamente originales. Entrevista.
Antonio Samudio no para de trabajar. Y aquí está en uno de los lugares míticos de su casa: el ‘Callejón de las delicias’. Foto: Fernando Gómez
En el segundo piso de la casa de Antonio Samudio hay un largo corredor que podría dejar en 'shock' a un feroz guardián de la moral. ‘El callejón de las delicias’ tiene una veintena de pinturas eróticas que resumen de la mejor manera su obra: color, humor y muchas mujeres.
La obra de Samudio es juego, ironía y unas figuras redondas y apetitosas; hay senos y pubis generosos; mujeres con la falda arriba o con los senos por fuera del escote de sus vestidos de fiesta.
Y él —como observador— lanza una sonrisa pícara; conversar con él es llenarse los oídos de su “ala” cachaco y navegar entre la broma y los comentarios de un hombre que, con 90 años, nunca ha creído demasiado ni en la política ni en la religión.
Samudio tiene dos talleres; uno para sus pinturas y otro para sus grabados, un medio en el que tiene pocos rivales: con sus herramientas y sus ojos ha logrado unas maravillas múltiples en blanco y negro que solo han enriquecido y multiplicado su universo y su metaverso. Trabaja todas los días sin cesar; sube y baja por su caserón en ascensor para no correr riesgos innecesarios. Su obra está marcada por los pequeños formatos, cuadros magníficos y diminutos, “después de los guayabos terribles con Leonel Góngora (su gran amigo en la vida y en el arte) prefería trabajar en una mesa y hacer cuadros pequeños”, bromea el viejo maestro.
Samudio es un artista discreto; no se deja ver demasiado y no tiene delirios de intocable o de vaca sagrada del arte colombiano, pero sin duda es parte de la Historia y del Arte con letras mayúsculas. La Galería LGM (calle 73 n.º 20C-73) acaba de inaugurar una muestra con unos biombos en miniatura que tienen escenas eróticas en los que unos hombres con cara de aburridos se deleitan con las manos encima de los gozosos atributos físicos de sus mujeres, escenas políticas o unos bodegones que son tan suyos que solo podrían definirse como ‘samudianos’ y, por supuesto, primos hermanos de Giorgio Morandi, un artista al que ira sin reparo. Samudio hizo su Autorretrato para EL TIEMPO.
De la iración por el ser más importante del mundo. Y porque el atuendo de la mujer es muy plástico, ellas están llenas de color, la mujer es un ser exquisitamente lleno de formas en su vestuario y en su color.
¿Cómo llegó a esa mezcla tan perfecta de humor y erotismo?
En mi caso no sabría explicarlo con exactitud, pero es el enfrentamiento a la vida y gracias a la imaginación y al humor que hay que asumir para sobrellevar la existencia, puede ser una necedad del espíritu plástico que llevamos los pintores.
¿A qué artista vivo o muerto le encargaría que pintara su retrato?
A Anton van Dyck o a Balthus.
¿Considera que es un genio?
Afortunadamente, no.
¿Cuál es la colección a la que pertenece que más lo hace sentirse orgulloso?
La del Museo Rayo.
En la Galería LGM, en Bogotá, está abierta una muestra con obras del artista. Este es ‘Biombo 15, 3 s’. Foto:Fernando Gómez
¿Cómo nació su ‘estilo’?
De la influencia de las estatuas monumentales, los moáis, de la isla de Pascua.
¿Qué obra del arte universal le gustaría tener en la sala de su casa?
Una obra de Fra Angelico.
¿Con qué artista le gustaría exponer en la misma sala?
Con Balthus.
¿Duchamp o Picasso?
Pablo Picasso.
¿Cómo nacieron los biombos de esta exposición?
Nacieron de forma accidental y un poco experimental. En mi caso como nace lo mío: de la imaginación y de ver cosas, cosas que uno ve como pintor.
¿Cómo empezó a grabar?
Desde la Facultad de Artes Plásticas, recibiendo la enseñanza de los buenos profesores, había que trabajar el linóleo, la madera y otras técnicas. Pero mi afición por el buril empieza realmente con Durero, que me llevó a profundizar y experimentar en algo que es muy dispendioso y muy enriquecedor, de ahí que sigo encantado trabajándolo.
¿Qué prefiere: sus grabados o sus pinturas?
Son cosas diferentes. Ambos me enriquecen y me hacen llevadero el existir. Para mí, la pintura es color; el grabado, el blanco y negro; en la mañana pinto, y en la tarde grabo.
¿Cuál es, hasta ahora, su obra maestra?
No lo sé, porque la obra maestra la determinan los más entendidos en arte.
El erotismo y el humor han sido el ‘leitmotiv’ de la obra de Samudio. En la foto: ‘Escena de alcoba’. Foto:César Rodríguez
¿Cuál ha sido su peor crisis creativa?
La iniciación de un cuadro crea una crisis creativa que desaparece cuando se termina.
¿Recuerda quién compró su primera obra?
No.
¿Cuál fue la primera obra de arte que vio en su vida?
Una de Renoir.
¿Por qué decidió convertirse en artista?
No lo sé, simplemente apareció el deseo de ser pintor.