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‘Hay que apostar por programaciones culturales audaces’: director del Teatro Mayor
Ramiro Osorio fue nombrado académico de honor de la Academia de Artes Escénicas de España.
Ramiro Osorio es el director del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo de Bogotá. Foto: Archivo EL TIEMPO
Tras recibir la distinción de académico de honor de la Academia de Artes Escénicas de España, Ramiro Osorio Fonseca, director general del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo, reflexiona sobre su quehacer cultural y el estado de salud de las relaciones en este ámbito entre España y Colombia.
El reconocimiento busca destacar el papel de personas que han contribuido de manera sobresaliente al crecimiento cultural de especialidades como el teatro, la danza, el circo, la actuación y la creación escénica, entre otras. Se entrega anualmente en España. En esta ocasión, la gala tuvo lugar en el Hotel Wellington de Madrid, el pasado 27 de noviembre.
La Academia de Artes Escénicas de España se creó con el fin de fomentar el progreso de este tipo de arte. Reúne a más setecientos profesionales y ha nombrado a 38 académicos de honor. Entre ellos, el cantante lírico Plácido Domingo, el coreógrafo Nacho Duato, la bailaora Eva Yerbabuena y el actor Antonio Banderas. Actualmente la preside la actriz Cayetana Guillén Cuervo. Al lado de Osorio, recibieron este año la misma distinción otras personalidades como la cantante Ana Belén y el humorista Carlos Latre.
A lo largo de los últimos años, el director colombiano se ha dedicado a sumar ladrillos al puente cultural que une España y Colombia. Durante 2022 y 2023, por ejemplo, España fue el país invitado de honor en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo. Esto permitió las presentaciones de artistas como el guitarrista Pablo Sainz-Villegas, de la Compañía Nacional de Danza y del Ballet Nacional de España.
Ramiro Osorio, académico de honor de la Academia de Artes Escénicas de España Foto:Cortesía Academia de las Artes Escénicas
¿Qué significa para usted ser distinguido como académico de honor?
Es un reconocimiento que me ilusiona y motiva profesionalmente, porque lo recibo de una organización de profesionales que reúne a lo más importante del mundo de las artes escénicas de España.
¿Siente una responsabilidad especial por la distinción?
Un reconocimiento de esta naturaleza siempre implica obligaciones. En mi caso, continuar fortaleciendo la relación que he construido durante tantos años en los países iberoamericanos. Como director de Cultura en la Secretaría General Iberoamericana impulsé la creación de tres programas, que han sido claves para el desarrollo cultural de nuestra región: Iberescena, Ibermuseos e Iberorquestas Juveniles.
Esta distinción es un reconocimiento a su trabajo para tender puentes entre el arte colombiano y el español. ¿Cuáles han sido esos puentes, aparte de los que acaba de mencionar?
Destaca una relación de muchos años que comenzó en 1985, cuando fui invitado al I Encuentro de Directores Generales de Teatros de Iberoamérica, que organizó el Ministerio de Cultura; allí acudí como director de Teatro y Danza de la Universidad Nacional Autónoma de México. En ese momento me sorprendió lo que pasaba en España; me di cuenta de que en México, donde vivía desde 1974, no teníamos un conocimiento de lo que significó ese gran cambio de la democracia española en materia cultural, y me propuse hacer una gran muestra del teatro español contemporáneo, que se llevó a cabo en 1987.
Después, en 1988, cuando creamos el Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá con Fanny Mikey, lo hicimos de nuevo, con España como país invitado de honor. Tuvimos una clausura histórica en la plaza de Bolívar con el grupo Els Comediants y su espectáculo Dimonis: una gran producción, con mucha pirotecnia, que tuvo como escenario las ruinas del Palacio de Justicia; fue una especie de exorcismo colectivo.
Luego, lo hice en Costa Rica cuando el presidente Óscar Arias, premio Nobel de la paz, me invitó a crear el Festival Internacional de Teatro de San José por la Paz; allí, también, España fue invitado de honor.
Ha sido una relación intensa, sin pausas. Otro ejemplo de ello: en 2005 celebramos los 400 años de la publicación de la primera parte del Quijote, en el Festival Internacional Cervantino de Guanajuato, (México), del que era director general. Realizamos siete Quijotes en ópera, teatro, música sinfónica, ballet. En ese año fui parte del Real Patronato que España creó para esta efeméride. Puedo, además, decir que en estos largos 13 años del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo no hay un teatro en el mundo que programe más artistas españoles, y todo ello es posible por el conocimiento profundo que tengo de España, de sus regiones e instituciones, sus artistas. Y, obviamente, también por las negociaciones y los apoyos para hacer posibles proyectos de esta naturaleza.
La vida es sueño se presenta en el Teatro Mayor el 21 y 22 de julio. Foto:Rubén Gámez
¿Cuáles son sus expectativas y metas para seguir contribuyendo al desarrollo y promoción de las artes escénicas en Colombia y España?
Tienen que ver con el fortalecimiento de estos lazos y programas de cooperación que he comentado. Por ejemplo, desde el año pasado estamos haciendo coproducciones con el Festival Iberoamericano de Teatro del Siglo de Oro de la Comunidad de Madrid, Clásicos de Alcalá; en 2022 hicimos Amo y criado, de Francisco de Rojas Zorrilla, un proyecto de sumo interés en el que los actores eran colombianos, del Teatro Libre, y el equipo creativo, español. Participó en todos los festivales del Siglo de Oro con gran éxito y tuvo una larga temporada en Bogotá.
Este año, entre las mismas instituciones realizamos la ópera La vida es sueño, del compositor colombiano Juan Pablo Carreño, con una orquesta sa; una parte del equipo creativo eran españoles, y un elenco binacional. En fin, es un tipo de trabajo que enriquece y permite que los artistas colombianos interactúen con artistas e instituciones españolas.
Además, ya estamos trabajando en una coproducción para 2024 de la obra Los bandos de Venecia, de Rojas Zorrilla, que no se ha estrenado nunca y se escribió hace más de cuatrocientos años.
Ramiro Osorio. Foto:Juan Diego Castillo
Esta coproducción la estamos haciendo con la productora española Secuencia Tres, con el patrocinio de la Comunidad de Madrid, y se estrenará en el Festival del Siglo de Oro de Alcalá de Henares. Irá a todos los festivales del género, hará una temporada en Madrid y la estrenaremos en Bogotá en 2025.
Asimismo, firmamos un convenio muy importante con el Instituto Nacional de Artes Escénicas y de la Música (Inaem) para que en 2024 tengamos a la Orquesta Nacional de España y trece espectáculos que dan cuenta de la diversidad y riqueza de las artes escénicas contemporáneas de ese país. Trabajamos para enriquecer esta relación con el objetivo de profundizar cada año el intercambio de artistas y coproducciones.
En fin, es una relación que surge de los artistas, de los proyectos y de instituciones como la nuestra, de la Comunidad de Madrid a través de la Consejería de Cultura, del Ministerio de Cultura por medio del Inaem, y de la Agencia Española de Cooperación Internacional.
En el contexto actual, marcado por desafíos y cambios en la industria artística, ¿cuál considera que es el papel de las artes escénicas y de los académicos en la construcción de un futuro para este sector?
Siempre he tenido la certeza de que el encuentro entre el público y los artistas enriquece y transforma la vida. Lo creo y lo corroboro todos los días en nuestros escenarios. Ese acontecimiento, cuando se da en condiciones de excelencia, combate la mediocridad de la vida diaria.
Hoy, cuando los ciudadanos tienen a tantas tecnologías y a la inteligencia artificial, necesitan cada vez más ese encuentro de presencias, ese acto único e irrepetible. Tenemos que apostar por programaciones más audaces y comunicarlas mejor.