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Fatoumata Diabaté: el universo retro de la fotografía callejera
La fotógrafa de Malí está en Colombia con su increíble estudio callejero. Hora de posar para ella.
Fatoumata Diabaté, en Cali, el pasado 12 de octubre, en el colegio Nuevo Latir, en el oriente de la ciudad, donde hizo varias fotografías. Las personas se pueden poner las prendas y los rios que ella ha comprado o le han regalado sus amigos. Foto: Santiago Saldarriaga
Amadou Mwanda Diabaté Kalapo no tiene más de ocho meses. Es hermoso. Nunca llora y se va a los brazos de quien lo quiera cargar. Gatea por el piso de cemento del colegio Nuevo Latir, en el oriente de Cali, y mira a su mamá.
Ella, Fatoumata Diabaté (Malí, 1980) está en lo suyo: organizando su estudio callejero de fotografía. Sin hablar español (solo francés y algo de inglés), dirige la ubicación de tres coloridos telones de fondo.
Amadou Mwanda pasa a otros brazos, y de ahí, a otros. Está siempre cuidado. La mamá, en medio de su trabajo, sabe en su corazón que nadie lo va a desamparar.
Pese a estar a más de 7.000 kilómetros de distancia aérea de Malí (unas 7 horas en un vuelo directo que no existe), hay un nexo que hace parte del espíritu de las comunidades negras, que dice que los hijos son de todos y se amparan en los brazos y las casas de todos.
Fatoumata Diabaté sigue en lo suyo. Ahora revisa los rios para su proyecto permanente, tomar fotos en la calle, con el que recorre el mundo y que la trajo a Cali, Buenaventura y Bogotá. Las personas pasan, escogen una prenda para ponerse, una pulsera, un moño, o toman un objeto retro: una grabadora, un televisor portátil, un teléfono de discar. Fatoumata organiza un poco un tambor que hace de mesa, por ejemplo. Y viene el clic con su cámara Canon 5D Mark 3.
Su presencia en Colombia, que además es la primera en América Latina, es para participar en las actividades del Año de la Libertad, como fue declarado el 2021 por el Ministerio de Cultura. El viaje es con el apoyo de la organización Kitambo, liderada por dos sas que quieren acercar Colombia y África. Tomó fotos en Cali y pasó a Buenaventura. El 17 y el 18 de octubre tendrá su estudio en otros lugares caleños y el 20 y 21 estará en Bogotá.
“Este estudio con el que voy a distintos países nació por una nostalgia que me entró una noche y decidí recrear los años 50 y 60, la época en la que nacieron mis padres”, dice.
Diabaté es una de las fotógrafas más importantes de su país y ha participado en distintas exposiciones en todo el mundo. Es considerada, además, una de las mujeres más innovadoras de África Occidental, según la Unesco.
Y es la heredera de una tradición visual. En Malí, la fotografía ha ocupado un espacio muy importante desde 1880, cuando los ses colonizadores la llevaron. Y desde 1940, cuando se hizo más cotidiana, los habitantes de Malí no dejaron de hacer clic para mostrar cómo evolucionaba su territorio. En 1994 se creó la Bienal Africana de Fotografía Rencontres de Bamako.
Hace 20 años, Fatoumata Diabaté encontró en la fotografía su medio de expresión, y cuando inició este proyecto, lo que más le interesó fue recrear “los gestos de grandeza de las personas de esas décadas, los años 50 y 60, que yo siempre veía en los álbumes familiares”, tan tradicionales en su país como en el nuestro.
Y muestra una foto de un joven que, cuando vio su estudio callejero, en África, reconoció en la utilería un pantalón similar al que tenía puesto su papá en una foto: un bota campana. “Él tenía ese retrato en su memoria y quiso recrearlo. Su papá se sorprendió mucho de ver la similitud. Es que somos nosotros en una imagen retro”.
Los rios son muy importantes, agrega. “Tengo pantalones y sombreros de Cuba y ropa que he comprado en mis viajes. Incluso miro en internet, y si me gusta alguna prenda, la mando a hacer a una modista”.
Fatoumata Diabaté nació en 1980 y es una de las más reconocidas fotógrafas de África. Vive entre Malí y Francia. Fotos: Foto:Santiago Saldarriaga. EL TIEMPO
Fatoumata Diabaté no limita su trabajo. “A fotografiarse pueden venir personas de todas las edades, razas y condiciones, pero lo que sí veo es que las personas negras se acercan con más naturalidad, como si estuviera en su sangre, y posan de manera más libre”.
Dice que en todas partes se siente bien, pero Etiopía y China han sido especiales. “Los jóvenes etíopes son como los de aquí, de Colombia, donde me he sentido una más. Y los chinos se abrieron muy fácil”.
Procedente de un lugar donde la palabra ha trascendido y su tradición oral llegó hasta la cultura colombiana, cuando se le habla de la esclavitud de la que fueron víctimas sus antepasados, dice con decisión: “Soy ciudadana del mundo. Esa historia ya está hecha, puedo trascender esa parte”. Su palabra son sus fotos, y sus imágenes, una muestra de donde va, de las calles que camina, de la gente que mira a su cámara.
Quién sabe si Amadou Mwanda siga sus pasos y perpetúe en imágenes la nostalgia de los años en los que viajaba con su mamá y era cuidado por todos.
Traductora de la entrevista, Natalia Santiesteban.